Este vínculo se dio por las ganas de viajar de Marianela Gette Gil, una argentina que, en 2006, se mudó a Dublín, Irlanda. Aquello que pensó que sería un viaje de apenas unos meses, se convirtió en una estadía de 15 años. Fue durante ese tiempo cuando una amiga que residía en Madrid le regaló para su cumpleaños una correa para su cámara de fotos. “La correa estaba bordada toda a mano por artesanas de Guatemala y quedé fascinada”, recuerda. A partir de ese momento, comenzó a investigar sobre este país centroamericano, su arte, sus colores, sus paisajes y, sobre todo, acerca de sus bordados y la vestimenta de las mujeres.
Recién tuvo un primer acercamiento a esta cultura entre el 2015 y el 2018, cuando trabajó en las oficinas de Hostelworld, una web de hostels, y fue compañera de una guatemalteca. “No era muy común encontrarse con guatemaltecos en Irlanda”, recuerda.
Cuando en julio de 2020 la despidieron de Airbnb, donde trabajaba, se contactó con su excompañera guatemalteca para saber si ella conocía bordadoras en Guatemala que estuvieran interesadas en confeccionar con su arte correas de cámaras o bolsos. Y así, en medio de la pandemia, nació este proyecto.
Alianza de trabajo y de amistad
“Tenía bien claro que la idea no era copiar a ninguna marca, sino mejorar el producto. Y ahí es donde decido combinar los bordados guatemaltecos con nuestro cuero argentino, producto de alto valor y calidad”, recuerda Gette Gil. Tras buscar un taller que trabajara bien el cuero en la Argentina y que fuera 100 % artesanal, le recomendaron a las hermanas Estefanía y Constanza Picerno. Y, de este modo, ella fue el nexo entre mujeres de dos países latinoamericanos que se unieron para potenciar sus habilidades.
FlylikeStore —tal es el nombre de la marca— nació no solo por los viajes de Gette Gil sino también por su concepto acerca de la sostenibilidad y creatividad. “Tras dar con una comunidad de mujeres talentosas en Guatemala, creamos productos (riñoneras, mochilas, correas de cámara) para viajeros que aman y aprecian los productos hechos a mano”, resume. La propuesta, explica, está orientada a crear conciencia: a través del bordado y técnicas ancestrales, inspiran a conseguir un cambio de mentalidad a favor de lo artesanal y lo creativo, hecho 100 % a mano.
El proyecto se inició formalmente hace 2 años y medio y está formado por 10 bordadoras; Jorge Iboy, un muchacho de Guatemala que se ocupa de contenidos online y de fotos de productos y Thalía Batz, proveniente de San Pedro La Laguna (en el sudeste del país centroamericano), que no borda pero que es “la mano derecha” de Gette Gil en Guatemala, ya que es el nexo entre las argentinas y las bordadoras.
“Todo es rentable para ambas partes. Pero sobre todo para las mujeres guatemaltecas porque ellas deciden el precio. Este producto ya existía, de hecho hay otras marcas que hacen lo mismo. La diferencia de este emprendimiento con respecto a otros similares es que se fusionan los bordados hechos sobre fajas con el cuero argentino, reconocido a nivel mundial”, resume Gette Gil.
El proceso creativo se inicia en Guatemala. Las artesanas bordan fajas de un metro y luego las envían a Buenos Aires donde le agregan el cuero y desde donde se hacen los envíos.
En Buenos Aires, las costureras realizan el trabajo de unir las fajas bordadas con el cuero, en un taller de Quilmes (provincia de Buenos Aires). Gette Gil se ocupa de pagarles a todas las integrantes del proceso, además de cubrir los costos de la aduana, el envío, el armado y toda la inversión. Luego, le pone precio al producto final.
Este grupo de mujeres está orgulloso porque ya han creado más de mil piezas. Y ya se comercializan en la Argentina, los Estados Unidos, España, ciudad de Guatemala y, próximamente, en México.
Fusión de culturas y de naturaleza
Un capítulo aparte es la aldea donde viven las bordadoras. El lugar se llama Chontalá, en el municipio de Chichicastenango, y queda a cuatro horas de la ciudad de Guatemala, la capital del país homónimo. “Es un lugar realmente mágico y que transmite mucha paz. Las bordadoras viven rodeadas de la naturaleza y es allí mismo en sus casas donde bordan, rodeadas de sus hijos. Además cocinan muy rico, su especialidad es el caldito de pollo hecho, obviamente, 100 % casero”, revela Gette Gil, que viaja asiduamente para estar con ellas.
En definitiva, el objetivo principal y primigenio del proyecto de Gette Gil implica fusionar culturas y dos productos de alto valor cultural: por un lado, los coloridos bordados guatemaltecos y, por el otro, el cuero argentino que es marca mundial por su valor de alta calidad.
Las fajas son bien tradicionales ya que forman parte de la vestimenta de las mujeres mayas. La usan en la cintura para ajustar el corte (pollera) y el huipil (blusa bordada).
Por su parte, el cuero es de curtido vegetal, en cuyo proceso de curado cuida el ambiente, ya que no utiliza cromo sino taninos vegetales. Además, lleva el sello Buen Diseño Argentino, una distinción oficial otorgada por el Ministerio de Producción de la Nación y el Plan Nacional de Diseño a productos de industria nacional que se destacan por su innovación, apuesta a la producción local, posicionamiento en el mercado y calidad de diseño.
“La iniciativa empezó en plena pandemia, cuando nos habíamos quedado sin trabajo. Pero, gracias a Dios, este proyecto nos vino apoyar dándonos trabajo y hasta hoy nos sigue ayudando. El bordado a mano es nuestra fuente de ingreso, lo que nos permite sostener a nuestras familias”, cuenta una de las artesanas guatemaltecas.
El proyecto no solo valora las costumbres de Guatemala sino que les permitió a las artesanas argentinas dar visibilidad a su trabajo, a su taller y a sus máquinas. “Por lo general uno ve un producto a través de una pantalla y no conoce el trabajo que conlleva y Marianela, con FlylikeStore, humaniza el producto. Cada detalle, cada costura, lleva su tiempo y dedicación, es algo que disfrutamos mucho y nos halaga que valoren nuestro esfuerzo”, sostuvieron las artesanas Picerno.
Aunque el producto ya existe en el mercado porque hay algunas marcas que también lo hacen con sus propios diseños y cuero, la propuesta busca diferenciarse en cuanto a la creatividad. Además de los diseños propios guatemaltecos, Gette Gil informa que en 2023 empezaron a trabajar con ilustradoras argentinas haciendo cápsulas creativas.
“¿En qué consiste? Ellas dibujan, ya sea digitalmente o en papel, un diseño con forma de correa y se inspiran en sus gustos y estilo. Luego les enviamos el diseño por mensajito de WhatsApp a Manuela y Pascuala, que son las dos bordadoras que sacan las muestras, y ellas las replican. De esta forma, fusionamos arte de acá con arte de allá, convirtiendo el producto final en una obra única”, cuenta con entusiasmo la emprendedora.
Gette Gil es muy inquieta y ya está pensando en trabajar para armar un nuevo grupo de bordadoras, pero en México. “La clave es conectar con la gente, con el artesano. Hacer familia con ellos. Y confiar mutuamente”, detalla.
Para estrechar vínculos, este año van a lanzar su primer viaje grupal con mujeres a Guatemala. “La idea es que puedan conocer el país no solo desde el lado turístico sino también cultural, ya que una de las jornadas será en la aldea de las bordadoras, donde nace el producto”, relata.
Desde que en 2006 Gette Gil se mudó a Dublín, pasó por Granada (España) donde estudió Traducción e Interpretación. También tiene un Máster en Relaciones Internacionales y Comercio Exterior en Madrid y estudió Fotografía y Marketing Digital. Hoy todas estas herramientas la ayudan a llevar a cabo este proyecto valioso, mancomunado, gratificante y de difusión cultural.
Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones, una alianza entre Río Negro y RED/ACCIÓN.