En julio se cumplen 11 años desde que las magnates petroleras YPF y Chevron firmaron el contrato que consagró la primera inversión a escala en Vaca Muerta. El objetivo era producir petróleo y gas de manera no convencional, algo que hasta el 2013 la dureza de la roca hacía parecer casi imposible.
Hoy en día, Vaca Muerta tiene un impacto económico enorme en el sector energético. Tan solo en el primer semestre de 2024, las exportaciones de petróleo crecieron 60,2 % en comparación al mismo período un año atrás. Se trata de 1.000 millones de dólares más, según el último informe de Intercambio Comercial Argentino (ICA) del INDEC.Así, las exportaciones de petróleo crudo se convirtieron en el el subrubro que más creció en el último año, después del de semillas y frutos oleaginosos, que tuvo un incremento interanual inusual en comparación con el año pasado, marcado por una fuerte sequía.
El ICA también destacó que las importaciones de combustibles y lubricantes cayeron un 55,1 %. Solo en junio, Argentina disminuyó 67,1 % la importación de gas natural licuado (GNL).
Con la suba de las exportaciones y la baja de las importaciones, en el primer semestre de 2024 el sector tuvo un superávit comercial de 2.056 millones de dólares, mientras que en el 2022, el déficit fue de 4.000 millones.
En este contexto, durante la XI Jornada de Energía en Neuquén, el presidente de YPF, Horacio Marín, anunció que proyecta a la Argentina como un actor clave en el escenario global en los próximos años.
Este año se prevé que las operaciones generen ingresos de 30.000 millones de dólares. El boom del sector es acompañado por obras que permitan su expansión. Actualmente, se está construyendo un oleoducto que conecta Vaca Muerta con Buenos Aires para transportar 514.000 barriles diarios de petróleo. A su vez, el oleoducto Trasandino que conecta Neuquén con Chile y que estaba inactivo desde 2006 se está reactivando.