Las jugadoras de Boca Juniors acumularon este año con la victoria del Torneo Femenino Clausura 2021 su título número 25 en el fútbol local. Las Gladiadoras, como se las conoce, arrasan cada vez que se enfrentan a sus rivales argentinas y basta con mirar el registro de partidos en esta última competencia para comprobarlo: ganaron todos los encuentros salvo uno en el que fueron vencidas por San Lorenzo en los penales.
Este liderazgo viene de la mano de cuestiones que tienen que ver con el juego, por supuesto, pero también con estructuras y tiempos. El fútbol femenino es profesional apenas desde 2019 y no todos los clubes, de los 19 que hay en Primera División, destinan los mismos esfuerzos a los planteles de mujeres. A esto se le suma que el dinero que la AFA separa para las distintas divisiones femeninas no es suficiente para su adecuado desarrollo.
A mediados de 2021, las futbolistas cobraban entre 22.000 y 25.000 pesos, según publicó la Agencia Télam. Un sueldo muy alejado de lo que perciben los varones de Primera División y que, en general, las obliga a tener algún empleo extra. Datos de la FIFA obtenidos por la exjugadora y entrenadora de Boca Guillermina Lazzari muestran que solo el 33% de las futbolistas profesionales en nuestro país tienen como ingreso principal lo que reciben por jugar.
En esta línea, Lola del Carril, relatora de la TV Pública, expresa a RED/ACCIÓN: “Creo que para poder igualar al fútbol masculino debería haber un salto notable en lo económico, los clubes deberían aumentar significativamente los contratos por una cuestión de que las jugadoras profesionales además de entrenar cinco veces por semana, de jugar los partidos, de hacer entrenamientos extra para estar a punto físicamente, tienen que salir a trabajar para tener una buena calidad de vida y pagar incluso un alquiler”.
Según el Women’s Report Fifpro2020, elaborado por la organización internacional del fútbol, los clubes en Argentina tienen que cumplir con un mínimo de ocho contratos profesionales en sus planteles.
Pero el caso de Boca es distinto: a nivel institucional se tomó la decisión de destinar mayores sumas de dinero que las que la AFA proporciona, con el fin de que las deportistas puedan rendir al máximo. “Eso le da la posibilidad al club de que todas las jugadoras del plantel profesional puedan tener un salario”, señala Ayelén Pujol, periodista especializada en fútbol femenino.
Este plus económico permite también que las condiciones de entrenamiento y juego sean mejores a nivel estructural. De esta forma, se logra una mayor jerarquía en los materiales y, de acuerdo con lo que marca Pujol, esto se refleja incluso en los micros en los que llegan las futbolistas a los partidos. “Hay una diferencia en ese sentido que se traduce después a lo que pasa en la cancha”, comenta.
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La necesidad de cambios en infraestructura, presupuestos y dirigencias
En esa línea, Del Carril plantea asimismo que existe una gran “brecha” entre los equipos que entrenan en predios más profesionalizados y los que lo hacen en espacios que “son casi de barro”. “Cuando lo llevás al fin de semana y van a jugar al estadio, son dimensiones distintas. Una se para diferente cuando la dimensión es más chica y todo eso creo que hace al ritmo y al nivel de juego. Si se pudiera entrenar en espacios que estuviesen bien acondicionados, el salto hacia el fin de semana sería mucho menor”, analiza la relatora del fútbol femenino.
Si bien es el último campeón y tiene una suma importante de títulos, a Boca lo suelen acompañar en las instancias de definición River Plate, UAI Urquiza —el rival al que las xeneizes vencieron 5-2 en la última final—, y San Lorenzo. Estos clubes le siguen a su vez en la cantidad de títulos obtenidos desde 1991 con 11, 5 y 3, respectivamente.
No obstante, Esteban Pizzi, DT del equipo azul y oro femenino, considera que si bien en general son los mismos equipos los que llegan a las instancias finales “hay muchos que vienen haciendo las cosas muy bien”. “La diferencia cada vez se achica más, en poco tiempo seguramente varios clubes van a revertir esta cuestión”, plantea.
Pero para entender la supremacía de Boca, hay que observar cómo está compuesto su plantel.
“Boca es un equipo regular, constante, que tiene jugadoras jóvenes pero también experimentadas, que están en la Selección. Todo ese rodaje de mayor entrenamiento, de mayor estructura, de un club que paga bien contratos, hace que cuando lo externo está acomodado, el fútbol se pueda desempeñar con mayor tranquilidad”, explica Del Carril.
Al mismo tiempo, habla de una idea muy clara de juego, de nunca traicionarse y de tener a las intérpretes para jugar el estilo que propone el cuerpo técnico. Pizzi, por su lado, resalta esto mismo al decir: “Las jugadoras muestran una predisposición increíble y por suerte se ve plasmado en el terreno de juego lo que uno va pensando como cuerpo técnico. Vemos en la cancha lo que queremos como club”.
Así lo observa también Pujol, quien comenta que el equipo hace la diferencia por la suma de jugadoras con trayectoria que ostenta. “Hay algunos equipos que tienen algunas buenas individualidades pero Boca es la que suma más”, plantea la autora de Barriletas cósmicas.
Por ejemplo, Andrea Ojeda es una de las jugadoras con más trayectoria del club. La delantera de 36 años tuvo sus inicios con Las Gladiadoras pero en 2017 fue fichada por el conjunto español Fundación Albacete Nexus. Luego pasó a la primera del Granada y cuando el fútbol se hizo profesional en la Argentina volvió a vestir la camiseta azul y oro, con la ventaja de haber aprendido de los grandes equipos de Europa.
Más allá de la prominencia de Boca por sobre el resto de los clubes, todavía hacen falta cambios y políticas que le den un espacio más justo a las jugadoras en relación a los varones en el fútbol. Por ejemplo, Del Carril, señala la necesidad de que haya más mujeres dirigentes en el fútbol femenino para que puedan trabajar las decisiones desde la empatía. A propósito, hay una ley que exige un 20% de mujeres en las comisiones directivas de los clubes deportivos, pero en muchos casos esto no se cumple, como reclamó el año pasado la asociación civil Macfut.
Por otro lado, resalta la importancia de que haya un presupuesto destinado a operativos policiales para que las futbolistas puedan competir en los estadios más importantes y tener su respectivo público. “Que las jugadoras profesionales jueguen en el Monumental, en La Bombonera, en el Cilindro, en el Libertadores de América porque me parece que hace al producto, al espectáculo”, amplía.