Binge watching o cómo nos afecta emocionalmente maratonear series: le preguntamos a nuestros lectores y a expertas - RED/ACCIÓN

Binge watching o cómo nos afecta emocionalmente maratonear series: le preguntamos a nuestros lectores y a expertas

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Bajo el inocente pensamiento de “sólo un capítulo más”, a veces nos quedamos horas y horas frente al televisor. La posibilidad de ver toda una temporada de una serie cambió radicalmente la experiencia de los espectadores (en algunos sentidos para bien y en otros para mal).

Binge watching o cómo nos afecta emocionalmente maratonear series: le preguntamos a nuestros lectores y a expertas

Foto de freestocks.org para Pexels.

El término binge watching se traduciría en algo así como “maratonear una serie” y surgió en los años 90, cuando aparecieron los DVDs y tuvimos por primera vez la posibilidad de no esperar hasta la próxima semana para ver otro capítulo. La actividad de maratonear, sin embargo, tomó otra popularidad y dimensión cuando surgieron las plataformas de streaming como Netflix, HBO, Prime Video y demás, que publican temporadas completas de muchos programas en un solo día.

Obviamente, esto implicó enormes transformaciones tanto para quienes trabajaban en la industria del entretenimiento como para los espectadores. Para estos últimos, la actividad de maratonear tuvo sus pros y sus contras. En el estudio The Netflix's Way of Life: ¿Cómo el consumo de series afecta la vida de los chilenos?” (de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica de Chile) el 65 % de las personas que participaron dijeron que maratonear  series les provoca un mayor vínculo con la historia, y el 57 % consideró que les ayuda a seguir líneas argumentales complejas

Pero bingear también tiene su lado oscuro (de hecho, la palabra “binge” se traduciría al español como “atracón”). Puede usarse como evasión de la realidad o de otros problemas, o como un comportamiento compulsivo y fuera de control. En el estudio  “Hablemos de series: Binge-watching vs. maratón. La dualidad en el consumo de episodios desde la Teoría Fundamentada” de 2023, se demostró que bajo este nombre aparecen dos realidades distintas, el binge-watching planificado y el no planificado o espontáneo. Este último caso muchas veces surge por la curiosidad que despierta la trama y, si bien evadirnos de la realidad por un rato largo puede ser momentáneamente gratificante, una vez que se termina suele generar sentimientos de culpa por la pérdida de control

Hurgando un poco en este otro costado de la cuestión, le preguntamos a nuestros seguidores si alguna vez se habían sentido mal después de pasar muchas horas viendo una serie. De un total de 297 personas, el 64 % contestó que sí

Fuente: propia.

Cuando les preguntamos a qué creían que se debía su malestar, las principales causas señaladas fueron: la sensación de pérdida de tiempo o de productividad; factores físicos como dolor de espalda, de cabeza o demasiado tiempo mirando a una pantalla; algunas relacionadas con el contenido que era maratoneado; y finalmente algunos sentimientos como el vacío, la ansiedad o la falta de control.

Fuente: propia.
Fuente: propia.

Para analizar todos estos resultados, recurrimos a los expertos. Moonyeen Reddel es licenciada  en Psicología por la Universidad Católica Argentina y comenta que la sensación de vacío es algo común no sólo en éste, sino en muchos comportamientos adictivos. “Un poco como son las drogas, ¿no? La sensación de consumo es gratificante en el momento, pero después no queda nada. Uno se arrepiente de no hacer cosas que generen una gratificación más perdurable”, señala. También agregó que, “mirado desde el punto de la evasión, que muchas veces se busca adrede, la sensación de vacío obedece a que, cuando termina la serie, uno se vuelve a encontrar con lo que había puesto entre paréntesis, que está intacto”. 

Josefina Smart, licenciada en Psicología por la Universidad de Belgrano, coincide con el estudio chileno en que la clave está en la diferencia entre la planificación o la espontaneidad del binge watching. “Cuando la maratón no sucede desde un lugar voluntario, de decisión y presencia, sucede que uno se entrega sin conciencia. Esto es mucho más propenso a generar sentimientos de culpa. En esto inciden las características personales: puede tratarse de una persona que se permita avanzar con su serie, concentrarse en ella y disfrutarla. Sería distinto en el caso de alguien que tiene conductas compulsivas en muchos otros aspectos de su vida, y se pierde a sí mismo más seguido”, explica. 

Otra licenciada en psicología que prefirió permanecer anónima (debido a que relaciona el tema con casos concretos de su actividad profesional), nos comentó sobre el lado más luminoso del bingear: “Para muchos de mis pacientes, el ver series se percibe como una actividad que los une. De hecho, muchos matrimonios jóvenes se proponen ver series juntos como una manera de encontrar tiempo para ellos, sobre todo los que tienen hijos chicos. La contrapartida de eso es que, a veces, las series (que pueden ser muy atrapantes) van en detrimento de la vida sexual de la pareja”. En cuanto a sus desventajas, la profesional acotó que no conocía de ningún caso en el que ver series se haya convertido en un problema o se haya desarrollado algún tipo de adicción. “Tampoco tengo pacientes que me manifiesten algún tipo de culpa por ver muchas series. Más bien, es traído con entusiasmo”, agrega.  

Finalmente, en el estudio “La pérdida de tiempo y la experiencia televisiva contemporánea” de Michael Samuel halló que “el exceso de opciones y el acceso ilimitado a los contenidos han provocado, irónicamente, que los espectadores sientan nostalgia de las formas tradicionales de ver la televisión. Esta nostalgia se hace patente en los hábitos televisivos de los usuarios de los servicios de televisión en streaming y en los métodos que usan estos servicios para ofrecer la programación a sus usuarios”. La regresión hacia las formas viejas de ver series se pudo ver en casos concretos como la serie Euphoria o The Walking Dead, que nos mantenían a todos expectantes al mismo tiempo y nos daban un tema del que charlar en la mesa de los domingos (tal como comentaba la psicóloga, las series pueden unirnos).
En conclusión, podemos bingear con discreción y sin perder el control, y si nos sentimos demasiado nostálgicos o no nos podemos aguantar unos días sin ver nada, quizás los servicios de streaming se ocupen por nosotros, y vuelvan a las formas de la televisión tradicional.