La balanza comercial energética, es decir la diferencia entre las exportaciones e importaciones del sector, podría alcanzar un superávit de más de 2.000 millones de dólares en 2024, una cifra que no se registra desde hace 13 años. Las exportaciones de petróleo y obras de infraestructura de gas serán clave para recomponer la tendencia negativa que se registró los últimos años.
De mantenerse la tendencia que se registró durante los primeros 9 meses de 2023, la balanza comercial energética este año cerrará con un déficit cercano a los 600 millones de dólares, aunque será «bisagra» para alcanzar el superávit en 2024. De todas maneras, hay una serie de factores que deberán saldarse para cumplir con las proyecciones.
Los datos de este artículo son oficiales y se desprenden de la secretaría de Energía de Nación, y del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). También se utilizó un informe de la consultora Economía y Energía (E&E).
Para tener en cuenta, en 2010 se registró un superávit en la balanza comercial del sector cercano a los 1.800 millones de dólares. Y para encontrar un balance mejor hay que ir incluso más atrás en el tiempo, con un pico en esa década cerca de los 6.100 millones de dólares en verde, en 2006.
Vale señalar que en 2019 se rozó el superávit y en 2020 también se registró un verde de casi 900 millones de dólares, sin embargo, fue un año atípico por el impacto de la pandemia del coronavirus. Y dicho resultado escapa del análisis por los fuertes cambios que hubo no solo en la demanda de energía local, sino también en los precios internacionales.
«La proyección de la balanza comercial durante 2024 arroja un superávit de más de US$ 2.000 millones (…) dependerá de la evolución de las exportaciones de petróleo, de la ampliación de la capacidad de transporte de gas natural y de la evolución de la demanda doméstica», analizaron desde la consultora.
Según las proyecciones, durante el 2024 la balanza comercial del sector arrojará un superávit de 2.282 millones de dólares. Se explica por menores compras de energía y mayor producción local, de la mano de obras de infraestructura terminadas y otras que están en marcha y en diversos estadios.
Balanza comercial energética: cómo serían las exportaciones
Las exportaciones de energía durante el 2024 se espera que sean por encima de los 7.800 millones de dólares, más altas que las de este año (+12% i.a.) y menores que en 2022 (principalmente por los precios internacionales). En petróleo, los volúmenes exportados el año que viene serían mayores, aunque a un precio promedio menor, mientras que en gas se estiman cantidades similares a las de este año, también a menores precios.
Para esta estimación, se proyectó que la producción de crudo aumentará un 9% interanual durante los primeros nueve meses de 2024, mismo porcentaje que se registró este año en ese período. Además que las refinerías mantendrán el mismo nivel visto entre enero y agosto de este año. Esto significaría que habrá un promedio de exportaciones de 190.000 barriles de petróleo por día.
En detalle, se estiman ingresos de 4.649 millones de dólares de ingresos por ventas de petróleo, 789 millones de gas natural, unos 1.106 millones por ventas de Bunker y unos 1.301 millones de dólares en ventas de otros productos.
Un dato a considerar acá es que, si la producción de petróleo no se expande, lo recaudado por estas ventas será menor a la de este año, ya que el precio del barril Brent que se utiliza de referencia (que además se le aplican descuentos) será más bajo en 2024.
Balanza comercial energética: cómo serían las importaciones
La proyección para el 2024 es que las importaciones de energía alcanzarán los 5.563 millones de dólares, lo que implicará una caída del 27% respecto a este año. Será fundamental que se cumplan una serie de factores que están signados por los resultados electorales.
El primer punto clave que debe cumplirse es la expansión en la capacidad de compresión de la primera etapa del gasoducto Néstor Kirchner, en enero de 2024, que elevará el transporte a 17 MMm3/d. Luego deberá terminarse la segunda etapa de compresión en mayo para que el caño pueda transportar 21 MMm3/d, desde esa fecha.
Vinculado a este último punto, también juega un rol central la finalización de la obra del gasoducto Mercedes-Cardales, en enero de 2024 y el tramo La Carlota – Tío Pujio en julio de 2024.
Más allá de que la demanda local de gas (sin usinas) se mantendría similar a la de este año y la de generación eléctrica aumentaría un 2%, las obras serán fundamentales para evitar mayores importaciones.
«Si se atrasan las fechas de finalización de las obras de ampliación de la capacidad de transporte, se requerirá un volumen mayor de gasoil importado para generación eléctrica», dice el informe de la consultora. En paralelo, no cumplir con la proyección de las obras también le demandaría al Estado ampliar las importaciones de GNL.
Por último, se proyectó que la generación hidráulica y renovable alcanzarán una penetración del 16% promedio en la matriz de generación; que el volumen de gas importado de Bolivia será de 4 MMm3/d promedio en el año y también que no habrá necesidad de importar cantidades inusuales de nafta y gasoil para vehículos.
Este contenido fue originalmente publicado en RÍO NEGRO y se republica como parte del programa «Periodismo Humano», una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN.