Se enamoraron y se propusieron un proyecto común: el inicio de una fundación que ya apadrinó a 12 escuelas rurales
Patricia Guardone y Gonzalo Portela tenían 49 y 51 años cuando decidieron compartir sus vidas y el propósito de ayudar a poblaciones vulnerables. Desde la Ciudad de Buenos Aires se interiorizaron en la realidad de pueblos rurales de Santiago del Estero, donde muchos niños y niñas aún hoy no cuentan con condiciones dignas para estudiar. En 2016 crearon la Fundación Vida y Pizarrón, que cada año hace distintas campañas para recolectar útiles, medicamentos, juguetes y alimentos.