“¿Estudio inglés o estudio inteligencia artificial?” le preguntó Nicolas Occhiato, conductor del programa de streaming Nadie Dice Nada, a su columnista Santiago Blinkins, experto en tecnología. “Estudiá inteligencia artificial”, le respondió con una seguridad absoluta de que el futuro del aprendizaje de las lenguas viene de la mano de las máquinas.
Un ejemplo de ello es el famoso video de Mirtha Legrand hablando en italiano perfecto. Originalmente, la actriz estaba comunicándose en español, pero con una herramienta de inteligencia artificial se la convirtió en una hablante fluida de esta lengua.
La realidad es que las nuevas aplicaciones que se dedican puntualmente a la traducción instantánea de videos y audios están tomando protagonismo. Algunas de las más conocidas son HeyGen (con la que se realizó el video de Mirtha, por ejemplo) o Rask. Estas permiten que tan solo con un material de una persona hablando se pueda escuchar traducido a cientos de idiomas, en algunas ocasiones con los mismos tonos de voz y pausas exactas.
Sin embargo, en diálogo con RED/ACCIÓN, Florencia Pesce, directora académica del Centro Universitario de Idiomas, aseguró que "apropiarse de una lengua no solo implica adquirir habilidades comunicativas, sino que también involucra una comprensión profunda de la cultura, la historia y las diversas formas de expresión de una comunidad lingüística”. Y profundiza: “Este proceso nos empodera y nos posiciona de manera única frente al mundo”.
Además, según explica la profesional, saber hablar y escribir un nuevo idioma es un activo invaluable en el mercado laboral, ya que muchas empresas valoran esta competencia. “Comunicarnos de manera más efectiva con una gama más amplia de personas facilita la construcción de relaciones interpersonales sólidas y significativas tanto en el ámbito personal como profesional”, señala.
En esta línea, Carole Sánchez Albarracín, directora pedagógica de la Alianza Francesa de Buenos Aires, manifiesta a RED/ACCIÓN que hay ciertas ventajas que son irremplazables a la hora de aprender un nuevo idioma. “Hay un descubrimiento de la diferencia, de la alteridad, de la riqueza. Un idioma son nuevas gafas para ver el mundo de otra manera, nuevas herramientas”, reflexiona. “También transitamos una estimulación intelectual y una comprensión profunda de otra cultura”, continúa.
Aunque los argumentos sobre los beneficios de aprender un idioma son claros, la facilidad y la rapidez de una máquina pueden sobreponerse. Sánchez Albarracín, por su parte, no es muy optimista sobre el futuro y explica que, aunque no es lo deseado, el aprendizaje de nuevos idiomas se puede relegar a una dimensión meramente utilitarista, es decir, a una función comunicativa un tanto empobrecida por la inteligencia artificial.
Hasta que ese potencial futuro se vuelva realidad, los centros de enseñanza están aprovechando para poder mejorar la dinámica de aprendizaje. Particularmente, Pecse opina que puede ser una “herramienta preciada” en este proceso, que no debe ser vista como un sustituto completo del proceso humano de aprendizaje lingüístico, sino que tiene que incorporarse como un complemento que acompañe la construcción activa del conocimiento.
Por otro lado, la implementación de estas nuevas tecnologías pueden tener diversos usos para los estudiantes. Uno de ellos es la personalización del aprendizaje, ya que los sistemas de IA pueden adaptar los contenidos y la metodología de enseñanza según las necesidades y objetivos de cada persona. Otra posibilidad es que los algoritmos pueden analizar el progreso y el rendimiento del estudiante, guiando así a los profesoras a las áreas de debilidad y potenciales mejoras.
De acuerdo con un artículo de la BBC, cada vez más estudiantes ya están haciendo uso de estas tecnologías para mejorar su fluidez en idiomas extranjeros. Según explica la nota, un nuevo chatbot llamado Tutor Lily dedicado a guiar a las personas en su proceso de aprendizaje permite que tengas una conversación y, a medida que se va desarrollando, señala los errores y da ciertas sugerencias.
Al respecto, Pesce advierte que no se debe delegar el aprendizaje de manera completa a estos sistemas. “Aunque los sistemas de IA pueden proporcionar retroalimentación y apoyo, no pueden replicar completamente la interacción humana. La falta de práctica con otros hablantes o compañeros de estudio podría limitar la capacidad de los estudiantes para desarrollar habilidades de comunicación efectiva en el idioma”, considera.
En definitiva, Sánchez Albarracín, concluye que ya incluso con la llegada de aplicaciones como Duolingo estamos ante una verdadera ruptura antropológica, que obligó a docentes a adaptarse. "Ahora toca convivir y lidiar con la IA que invaden muchos espacios hasta ahora ocupados únicamente por la inteligencia humana", finaliza.
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