¡Hola! La aparición de Maia, la niña de 7 años buscada por tres días, refleja el potencial de una comunidad que tira para el mismo lado. Pero hay un próximo paso que debemos dar.
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Aún con la emoción y sensibilidad que nos genera un hecho que nos dejó consternados, como es la pérdida, primero, y luego la aparición de una chiquita de 7 años que estuvo tres días en manos de un adulto, aquí van algunas reflexiones.
Primero, aunque no cabe la palabra celebrar, nos alegra la reacción de toda una comunidad, una sociedad, una manera de ponerse de acuerdo, moverse en redes: el Estado, el ámbito privado, la ciudadanía. Todos sin dejar de moverse hasta encontrarla. Esta unidad de toda la Argentina en este momento tan crítico es algo que emociona. Quizás pasa lo mismo en inundaciones, terremotos, incendios, situaciones trágicas. ¿Es posible lograr esta capacidad de estar juntos, de ser país, comunidad, también fuera de la urgencia? Es un próximo paso a elaborar y que seguramente llevará tiempo.
Además, siempre discutimos al tomar decisiones. Y aquí las decisiones a tomar se postergaron todas para luego de la batalla, luego de la búsqueda. Los distintos puntos de vista cedieron ante la urgencia. Esto también es aplaudible.
Otro detalle a destacar: entre 400 y 450 mil personas, como mínimo, participaron activamente en las redes sociales para encontrarla. La participación cívica en el mundo digital es significativa: la tecnología y la solidaridad se unieron para hallarla.
Por otra parte, una arista a destacar es que tenemos un modelo de organización de sociedad en donde se dispara una alerta y se busca a un niño o niña perdida: Alerta Sofía, que, ante una prueba de fuego, funcionó.
Y una reflexión final: una hija nuestra vive en una suerte de carpa derruida en la calle a los 7 años. No va al colegio, no tiene un abrigo garantizado (llegando las temperaturas bajas). Es un debate de décadas. Es una imagen tremenda de la mamá y la chica de 7 años a la intemperie. Creo que es la última imagen para reflexionar. Sigamos celebrando la alegría de haberla encontrado. Pero debe haber mucho más para hacer: no puede aceptarse así nomás una situación de desamparo.
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Tres preguntas a María Elena Delgado [Por David Flier]. María Elena es la madre de Sofía Herrera: la niña que desapareció en 2008 y cuyo nombre se usa para el Alerta Sofía.
—Más allá del caso puntual de Maia, ¿qué evaluación hacés de Alerta Sofía? ¿Cuán importante creés que es para encontrar a niños o niñas perdidos?
—Alerta Sofía es un recurso muy bueno, tiene por objetivo visibilizar los casos, y en el de Maia puntualmente se dio mucha difusión. Está vinculado a Missing Children, y Facebook también colabora en la difusión. Y la idea es que con todo esto la ciudadanía pueda ayudar. Pero es un sistema aún no aceitado, poco conocido por la mayoría de la gente. Muchos no saben que hay un número (el 134) que es directo para llamar en casos de menores desaparecidos en peligro. La gente es muy solidaria y colabora, solo que muchos llaman al 911, porque es más conocido (es igual de válido, de cualquier manera).
—¿Cómo evaluás el accionar de los gobiernos y las fuerzas de seguridad?
—Creo que los distintos grupos de seguridad son muy mezquinos a la hora de trabajar en conjunto. Y en realidad este debería ser un momento para pensar en las niñas, en Maia, en Sofía, en Brisa. Cuando los casos se hacen visibles pareciera que se mueven más, por la presión. Pero hay muchos casos invisibles. Sería un sueño que las fuerzas trabajaran en conjunto, dejando las mezquindades de lado.
—¿Qué sentís cuando sabés que, gracias a este mecanismo que lleva el nombre de tu hija, encuentran a un niño o niña?
—Me alegra mucho por el chico encontrado. Aunque claro, también me da tristeza escuchar a cada rato el nombre “Sofía”: ella tiene una madre, una familia que sufre su ausencia. Que la espera siempre, cada vez que escucha “Alerta Sofía”. En estos días, cada vez que escuchaba su nombre, me latía el corazón fuerte. La seguimos buscando. Sofía es la nena que le dio el nombre a ese protocolo de búsqueda, pero alguien a quien se busca todo los días.
- Podés conocer más sobre Alerta Sofía en esta nota de Ariana Budasoff o ver esta entrevista que hicimos en video a María Elena en 2018, una década después de que comenzara la búsqueda de Sofía.
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Bernando Larroude e Intendente Alvear son dos localidades de la provincia de La Pampa que están a 27 kilómetros de distancia. Florencia, una docente de 26 años, vive en la primera de ellas y trabaja en dos colegios de la segunda. Algo que no tendría mayores complicaciones sino fuese por un detalle: Florencia no tiene auto.
En 2019, cuando comenzó a trabajar en la ciudad vecina, se trasladaba a dedo. Hace algunos días, con el regreso de las clases presenciales en 2021, volvió a recurrir a la generosidad de automovilistas que pasaran por la ruta 188. Ella contó su situación en redes sociales, con la intención de que quien la viera, estuviera al tanto y la ayudara.
Y, entonces, la respuesta solidaria que ya es tan recurrente en nuestra sociedad: su posteo se viralizó y le llovieron mensajes de los vecinos que se ofrecieron a llevarla o traerla.
Lo decimos siempre, pero vale: las redes pueden servir mucho.
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Y vamos con otro posteo emotivo, sencillo, pero que engloba una reflexión profunda. Lucrezia Borgia escribió: “Atiendo en consultorio a una señora viejita, hermosa. Cuando se va, me pone en el bolsillo esto. Yo pensé que eran caramelos, pero me dejó, además, 20 pesitos, mi amor, cuánta ternura me dan estos gestos. 20 pesos que valen más que mucha plata”.
Precisamente, en el enorme valor de un pequeño gesto está la enseñanza. En la confirmación de que no necesitamos poseer una gran cantidad de recursos para transmitir el cariño y el afecto que todos necesitamos.
“No los voy a gastar. Los guardé como quien guarda el dólar de la suerte. Siempre tendré presente su gesto”, comentó en otro tuit Lucrezia. ¿Qué pequeños gestos podemos tener para que nuestro prójimo lo tenga “siempre presente”?
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Cuando hacemos un regalo, podemos no solo sacar una sonrisa a un ser querido, sino que también tenemos la oportunidad de ayudar a más pesonas: dar oportunidades laborales o ayudar a organizaciones que promuevan la inclusión. Es el caso de la Fundación Todavía es Tiempo, de la cual contamos un poco en esta breve entrevista hace un tiempo.
La fundación enseña oficios y promueve emprendimientos entre personas en situación de vulnerabilidad en la zona de Paso del Rey. Dos de esos oficios son el de panadería y pastelería. Por eso, si estabas pensando en regalar roscas de pascuas o huevos de chocolate y estás en el AMBA, tenés una oportunidad de hacer bien a varias personas (porque, además de ayudar a los emprendedores, lo recaudado servirá para sostener el comedor y el hogar de día que tienen la fundación). También podés participar (junto con tu equipo de trabajo) de talleres solidarios para aprender a hacer huevos de pascua.
Esta es su cuenta de Instagram y esta la de Facebook, para hacer los pedidos o tener más información del taller.
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Recordá que queremos tu feedback para mejorar juntos OXÍGENO. ¿De qué tema creés que nos falta hablar? ¿A quién deberíamos entrevistar?
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Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un abrazo.
Juan.