En 2022, el porcentaje de jóvenes de entre 20 y 24 años que logró finalizar la secundaria fue del 71 %, según datos del Informe Nacional de Indicadores Educativos de 2022. Frente a este problema, la Cámara de Representantes de Misiones se abocó a construir una escuela disruptiva.
En octubre de 2018, la Cámara de Representantes de la Provincia de Misiones sancionó la Ley de Educación Disruptiva a través del uso de las Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento (TAC). Esta norma tomó como eje el trabajo de la Escuela de Robótica de Misiones, donde se ofrece un espacio no arancelado para aprender sobre ciencia y tecnología desde los cinco años.
Así, en 2019, nació la Escuela Secundaria de Innovación de Misiones, que es pública. Hoy cuenta con más de 200 estudiantes y 58 profesores. Ramiro Aranda, director, afirma: "Para nosotros la idea no pasaba por la tecnología, sino por la pedagogía. Porque podés llenar cualquier edificio de tecnología, pero si seguís teniendo las mismas clases vas a tener el mismo problema solo que con proyectores, computadoras y tablets".
La currícula de la escuela
La escuela propone tres ejes pedagógicos que atraviesan toda la currícula: robótica, actividad física y artística. A través de ellos, buscan ir más allá de la programación curricular tradicional en la que un profesor expone y los estudiantes anotan. En la Secundaria de Innovación no solo aplican ese formato sino que también realizan talleres, clubes, jornada de reflexión y Módulos de Aprendizaje Integrados (MAI). Estos últimos ocupan el 60 % de los espacios curriculares de las materias e implican colocar a dos o más profesores de distintas disciplinas, como matemática con arte o historia con inglés, en un aula para dar una clase. Las combinaciones son libres y varían cada trimestre.
Julia Mazo es profesora de inglés y especialista en diseño, desarrollo y evaluación de material didáctico y trabaja en la escuela hace cinco años. "Los docentes son los mismos que en otras escuelas, peo en esta se presenta un dinamismo tal que nos interpela en cada paso y nos hace crecer", cuenta. Ella lleva a cabo un proyecto de intervención inglés-ética, donde los alumnos analizan y aprenden de la realidad analizando problemas desde el español y el inglés e intervienen para ver cómo aportar desde su lugar a una mejor sociedad. "No me canso de ver resultados más que satisfactorios al escuchar respuestas de los chicos, quienes son capaces de opinar sobre lo que se les proponga y resolver problemas que no sé si hubiera podido resolver a su edad", cuenta.
Además, el campus de la escuela cuenta con una huerta, un laboratorio donde hacen maquetas y un espacio para las actividades artísticas. "Mezclamos distintas actividades pensando que el cerebro es un músculo y necesitamos desarrollar todas las inteligencias. El cerebro no necesita solo cálculo matemático, sino también comprensión de textos, cantar, hacer actividad física, pintar", relata Aranda.
Yamila Pulutranka es docente de Lengua y Literatura desde hace tres años en la escuela y cuenta: "El rol docente en sí mismo se reestructura, porque nos ponen en un lugar de cooperación, de trabajo en equipo. También es un docente que acompaña y que se permite aprender de sus estudiantes, ya que no es protagonista ni dueño del saber".
Los alumnos concurren a la escuela sin uniforme, ya que se busca que vayan lo más cómodos posible.
El sistema de evaluación
La institución no evalúa solo con números sino a partir de rúbricas y procesos que hacen los alumnos. "Cada uno viene de contextos diferentes. Entonces la calificación se hace a partir de las herramientas que cada uno trae y el empeño y el esfuerzo que hacen por mejorar", puntualiza Aranda.
De esta manera, todos los profesores evalúan lo académico y también otros aspectos como la tutoría entre pares y el uso responsable de los dispositivos electrónicos. "Nos pasó con un chico que era muy bueno en inglés y resolvía fácil las consignas, pero a la hora de terminar las actividades molestaba. Entonces, al finalizar el trimestre le quedó un seis. Peor luego logramos que entendiera que las clases no eran solamente preguntas y respuestas, sino prácticas relacionados con la 'cultura hacedora' y el saber haciendo", recuerda.
La escuela trabaja el concepto de "polímata" cuando busca el desarrollo de sus alumnos. Es decir, hacen hincapié en personas que se especialicen en varias disciplinas opuestas, en vez de en una de ellas. Esto hace los chicos tengan otra visión para la solución de problemas.
Rocío Clasen es profesora de Matemática con especialidad en Educación y TICs y planifica sus clases en equipo con otros dos docentes. "El perfil de estudiantes y docentes que se persigue en la escuela es lo que hoy necesita nuestra sociedad: seres pensantes-críticos, capaces de encarar lo que se les presente", afirma. "Se trata de ayudarlos a desarrollar capacidades y potenciarlas, a través de herramientas propias de cada disciplina y en conjunto se logran aun mayores resultados", agrega.
¿Qué les aporta la escuela a los alumnos?
Según Pulutranka, "libertad sincera, la que tiene que ver con la expresión, la que tiene que ver con la que te sientas cómodo en tu escuela, en la que te sientas que podés ser vos, no importa tu estilo, no importa tu cuerpo, ni tu pensamiento, ni tu ideología de base, ni tus orientaciones, simplemente ser vos. Y me parece que eso para las nuevas generaciones es muchísimo".
Desde la escuela buscan replicar este modelo a las instituciones públicas y privadas de la provincia de Misiones. Además, recibió visitas de autoridades de Córdoba, Santa Fe y Brasil para aprender sobre su modelo de educación.