—¿Cómo impactó este año a Sabe La Tierra?
—Fue un golpe muy duro que al principio de la cuarentena solo estuvieran habilitados los supermercados que distan mucho de tener alimentos saludables. En marzo tuvimos que cerrar los 11 mercados que teníamos en funcionamiento y reinventarnos. Nos concentramos en ver cómo podíamos crear una manera de vender online que no fuera tan fría, teniendo en cuenta que nosotros por muchos años trabajamos en el contacto directo entre productor y consumidor. Arrancamos una prueba piloto en una plataforma y actualmente estamos trabajando en modificar todo el sitio, ya que había sido creado a las apuradas. Ahora ya tenemos casi 200 productos cargados y en marzo 2021 vamos relanzar el sitio para complementar a los mercados, que desde mayo fueron retomando la presencialidad.
—¿Cómo ves la ley de etiquetado frontal? ¿Cómo impacta en productos cooperativos y de pequeños productores?
—Esta ley es muy necesaria. Hoy estamos consumiendo alimentos que no nos alimentan. Hay demasiados alimentos con exceso de sodio y de azúcar. Muchos de esos productos, que tendrán la etiqueta negra, no van a estar permitidos en los colegios. Se van a terminar de desenmascarar muchos productos que hoy se dicen saludables y que distan muchísimo de serlo. Con respecto a los productos de pequeños productores, cada uno tiene que poder sumar información al producto más allá de que en el caso de los mercados Sabe la Tierra está el productor presente. Una vez que los pequeños productores logran incorporar sus productos en dietéticas o almacenes, o mismo en nuestro e-commerce, tienen que tener una etiqueta que hable de la forma de producción y de la forma de organización. No es lo mismo comprar de una industria procesada que de un cooperativo.
—¿Crees que la crisis sanitaria nos deja mejores consumidores?
—Creo que la gente empezó a consumir de manera más consciente y veo un regreso a las cocinas. Esto hay que celebrarlo porque todas las familias volvimos a cocinar y muchas lo hicimos en familia, lo cual me parece un hábito que hay que mantener. Ahora que estuvimos mucho más en casa, pudimos recuperar recetas, volvimos a cocinar casero y dejamos de comprar tanta comida hecha. Creo que la pandemia nos deja una mayor conciencia sobre el consumo y sobre nuestros hábitos alimentarios.
Este contenido fue publicado originalmente en Otra Economía, la newsletter sobre economía circular, inclusiva y de triple impacto que edita Florencia Tuchin. Podés suscribirte en este link.