América Latina está preparada para desempeñar un papel cada vez más importante en la transición mundial hacia fuentes de energía más limpias, según la Agencia Internacional de Energía (AIE) en su primera perspectiva energética sobre la región. Argentina se destaca por sus recursos renovables, como así también por la producción de minerales críticos como el litio y cobre.
La región de América Latina y el Caribe ya lidera la transición energética, según la AIE. La energía hidroeléctrica, la solar, la eólica y los biocombustibles tienen una gran participación en la combinación energética en varios de los 33 países analizados en el informe.
Brasil, México, Chile y Argentina cuentan con recursos solares y eólicos de alta calidad, mientras que Chile, Perú y Argentina producen cobre o litio, minerales clave para la transición energética, señaló la AIE. Paraguay y Costa Rica son líderes mundiales en electricidad limpia: casi todo su suministro de energía proviene de fuentes de energía renovables.
Los hidrocarburos representan alrededor de dos tercios de la combinación energética de América Latina, cifra inferior al promedio mundial del 80%. Esto se debe a que hay una participación del 60% de las energías renovables en la generación de electricidad, dijo la agencia. La energía hidroeléctrica por sí sola representa el 45% del suministro eléctrico en América Latina.
Según las políticas actuales, se espera que la proporción de energías renovables en el suministro de electricidad de América Latina aumente de poco más del 60% actual a dos tercios en 2030 y al 80% en 2050, indicó el informe.
El potencial para producir combustibles de bajas emisiones y recursos significativos de minerales críticos posicionan a América Latina como uno de los impulsores clave de la transición energética mundial. Un dato relevante es que la región hoy representa solo el 8% de la población mundial y el 7% de la economía global.
«Con recursos naturales increíbles y un compromiso de larga data con las energías renovables, los países de la región ya tienen una ventaja en las transiciones seguras y sostenibles hacia la energía limpia», señaló el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol. «Apoyarse en estas transiciones impulsaría el crecimiento de las economías locales y pondría al sistema energético mundial sobre una base más segura«, marcó.
Para cumplir las promesas anunciadas de energía limpia y objetivos de reducción de emisiones, el financiamiento para las energías renovables en América Latina debe duplicarse a 150.000 millones de dólares para 2030 y quintuplicarse para 2050.