Este contenido contó con participación de miembros de RED/ACCIÓN
A los 8 años, sin televisor, viviendo en un departamento en Recoleta, me tocó estar tres meses en cuarentena por la epidemia de poliomielitis. De modo que en mi infancia tuve una experiencia en pestes y aislamientos.
Soy médico ginecólogo, pero crecí en una familia de psicoanalistas, y tengo en mi haber muchas horas de terapia propia, individual y grupal (que ahora sería imposible).
Sin más autoridad que la que me permite el convivir a diario con muchos pacientes de grupos sociales diversos, con historias personales muy diferentes, me atrevo a sugerir algunas conductas que están dando buenos resultados en mi grupo familiar de convivencia: mi mujer y dos hijas universitarias.
1. Al principio, no hacer nada. En estos primeros días, simplemente “no hago nada”. Aprovecho el fin de semana extendido para dormir largo, y hacer siesta (aunque nunca fue mi costumbre).
La sugerencia es olvidarse por un tiempo de las obligaciones, recuperarte del cansancio acumulado, distraerse mirando películas divertidas, intrascendentes, o de buena calidad. Es bueno escuchar música alegre, optimista. Me encanta Verdi y Puccini, pero creo que no es el momento. Videos como el de Martinho da Viola y su “Canta, canta minha gente”, o “Easy” de los Commodores, te dan ganas de vivir, a pesar de todo.
Si te gusta leer (confieso que prefiero el cine a los libros), elegí escritos “livianos”, ni serios ni dramáticos. Quizás sea hora de desempolvar a Corín Tellado y cosas por el estilo, más allá de si tienen valor literario o no.
En 1987, como presidente de la Fundación Futuro, con el apoyo incondicional de mi amigo el ingeniero Charlie Joost Newbery y la empresa Bell South, y luchando contra la inercia estatal, pude dar el discurso inaugural, en la Argentina, de la 1° Teleconferencia Panamericana sobre el SIDA. En tiempos de pocos satélites, muchos cables coaxiales y proyectores de tres tubos, logramos unir en “vivo y directo” a los mejores especialistas de América, desde Canadá hasta la Argentina. Entre nosotros estaban dos figuras que hoy reaparecen por su expertise, su calidad humana y preocupación social: los doctores Cahn y Miroli.
Y a propósito, creo, con fe ciega, en las ventajas de la globalización y la interconexión que hoy nos permite Internet. Pero, aquí va otro consejo.
2. Evitar la sobreinfromación. Les recomiendo ignorar con un “delete” o el tachito de basura los cientos de videos sobre el coronavirus, muchos con información falsa, que seguramente reciben a diario. No reenviarlos nunca, no viralizarlos.
Un viejo proyector de 16 mm sin sonido y películas alquiladas de dibujos animados que traía todos los días mi papá a casa, al regreso de su consultorio, ayudó mucho a mis hermanos y a mi mismo a superar el aburrimiento de la epidemia de polio. Mi favorito: ¡¡¡¡El correcaminos!!!!
Ya llegará el momento en el que tanta inactividad te aburrirá, y quizás sin darte cuenta, retomarás de a poco, posiblemente online, tus actividades laborales, tus responsabilidades.
3. “Mens sana in corpore sano”. En un cartel en la entrada del edificio del Club de Gimnasia y Esgrima en la calle Bartolomé Mitre, leí esta frase una y otra vez en mi infancia. Lo llevo como un lema imprescindible para poder vivir cada día con intensidad y optimismo.
Lamentablemente, no es momento para hacer deporte en la vía pública, y los gimnasios están cerrados, pero veo a mi mujer y mis hijas divertirse, sin horarios ni reglamentos, haciendo zumba y otras gimnasias, mirando entrenadores en vivo por Internet, y creo que esa es una buena solución. Moverse es preciso.
4. Hacer lo imprescindible. Pero hacerlo. Aprovecha estos primeros días de guarda en domicilio para no hacer nada más que lo que quieras, aunque solo sea lo imprescindible, como limpiar, ordenar y cocinar. Quienes navegamos a vela sabemos que el orden y la limpieza, en un recorrido largo de varios días, es imprescindible para sobrevivir el encierro en un pequeño barco.
Cociná cosas ricas, distintas, trata de ser creativo. Si no cocinabas, puede ser el momento para aprender y disfrutar de experiencias increíbles. Ser creativo en la cocina es como pintar cuadros, tocar el violín y conducir un auto de Fórmula 1 todo junto. Y, por supuesto, mucho más fácil. Es más sencillo.
5. Evitar el alcohol y el cigarrillo. Consume el menor alcohol posible y no fumes (si antes lo hacías). Es una buena oportunidad para cambiar hábitos nocivos. Recuerda que los fumadores bronquiales crónicos son más propensos a padecer insuficiencia respiratoria al ser infectados por el coronavirus.
6. La actividad sexual. Si la cuarentena te tocó con él/ella, la actividad sexual dentro de una relación amorosa es bienvenida. Es un excelente ejercicio físico, y puede ayudar a mejorar desavenencias previas. Claro, no todos sienten lo mismo, y el sexo debe aparecer espontáneamente dentro de la pareja. Forzar a quién está a tu lado generará situaciones que complicarán los muchos días que aún tienen que sobrellevar juntos.
Por el contrario, mucho tiempo juntos, sin horarios ni obligaciones, permite dar rienda libre a la creatividad y puede mejorar la vida íntima de muchas parejas.
Si está lejos, qué mejor que el teléfono, que ahora incluye video, para mantener vivo el amor, el cariño, el afecto.
7. Evitar los enojos. Con el grupo que te acompaña en tu casa, no te enojes más. O por lo menos haz el esfuerzo de enojarte cada vez menos. La convivencia en armonía es saludable. En disgusto y tensión, enferma. En situaciones como estas, la vida es más importante que toda diferencia.
Trata de pensar con optimismo. Los impuestos, el lucro cesante (de lo que puedo dar fe yo como autónomo), los servicios, el banco: todo se va a amoldar, necesariamente, a los tiempos que corren.
Puede que el contexto económico mundial cambie a partir de esta pandemia. Seguramente la especulación bursátil y otros defectos del capitalismo actual van a humanizarse, porque los estados y los privados van a necesitar capital para rehacer sus economías golpeadas por el virus.
No se si el cambio va a ser espontáneo, regido por las circunstancias, u obligado por nuevas reglas de juego. En lo que a nosotros nos afecta, es seguro que algún tipo de ayuda, de contemplaciones con los deudores habrá.
8. Compartir con los hijos. Me siento inexperto para recomendar a quienes les toca compartir la cuarentena con hijos pequeños. Pero recuerdo que mi mamá (y mi papá cuando volvía de trabajar), en el tiempo de la polio, no nos obligaban a jugar a nada en especial. Compartían lo que nosotros comenzábamos espontáneamente (mucha teoría psicoanalítica de por medio). Solo se ponían firmes a la hora de pedir que ordenáramos el cuarto o nos sentáramos a la mesa a comer.
Hoy las tan odiadas pantallas y redes, bien supervisadas, pueden ayudar a mitigar la falta de ejercicio de los menores. De todas formas, es bueno alentarlos a moverse todo el tiempo. Recibí de mi hija, encerrada en un departamento de 100 metros cuadrados en Annecy, Francia, un lindo video en donde mis nietos bailan al ritmo de la música en el monoambiente cocina-comedor-living. Si hay por lo menos un balcón, se deben pensar cosas para hacer, dentro de los límites que su tamaño imponga.
9. No te apures, ni te exijas. En una semana todo será distinto. Sin darte cuenta, estarás trabajando a tope por Internet, si lo tuyo lo permite, o haciendo en casa todo eso que nunca tenías tiempo de hacer. No te apures, ya tendrás ganas. Por ahora, “relájate y goza” este tiempo que, sin quererlo ni buscarlo, ahora tenés para no hacer nada.
Nadie te exige nada más que aislarte en tu casa. No te impongas otras obligaciones, hasta que sin darte cuenta “necesitas” ocuparte de ellas.
*Edgardo Rolla es médico ginecólogo y miembro de RED/ACCIÓN.