¡Buenas tardes! Hoy quisiera comenzar compartiéndote tres historias. Y que a partir de eso podamos reflexionar sobre una necesidad que tienen niños, niñas y adolescentes en nuestro territorio: de padres y madres que les den su amor.
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Vamos con las tres breves historias. La primera: cuando era bastante joven, el artista plástico del siglo pasado Benito Quinquela Martín, en su primera presentación en París, apoyado por las damas de la beneficencia hizo una muestra. “Antes que nada, quiero agradecer muchísimo a ustedes, las damas de la beneficencia, porque este artista fue dejado por su madre en aquellos patronatos de la infancia cuando era un bebé, con una medalla con su nombre. La sociedad de beneficencia me crio unos meses, hasta que me anotó la familia Chinchella. Luego esa pareja italiana de La Boca me permitió conocer el carbón, dibujar con carbón y ser lo que soy”. Un artista adoptado en su primerísima infancia, que agradecía inesperadamente a esas mujeres en la capital francesa.
Otra historia: dos amigos que se enteran que no pueden tener hijos cuando se casan. Deciden adoptar. Lo viví intensísimamente al proceso porque era una familia cercana. Y doy fe de que fue un proceso complejo y al mismo tiempo maravilloso y fantástico. Pasó el tiempo, la bebé comenzó a crecer. Un día, a este papá adoptivo lo medican con un antibiótico por un problema en una muela. Algo paso con el antibiótico y apareció la fertilidad: para sorpresa de ambos, la mamá queda embarazada y tienen su primera hija biológica. Y, al poco tiempo, otro embarazo y otra hija. Ahora todas ellas son profesionales. Otra historia maravillosa.
La tercera: un pediatra, número 1, de barrio, de pueblo, admirado, ejerció la pediatría 60 años. Un día, en una conversación médica muy académica, contó algo que nadie sabía. Narró que cuando era muy chiquito, se acercaron su papá y mamá, lo miraron, y le dijeron: “Tenemos miedo de contarte lo que te vamos a contar”. Entonces le dijeron que había sido adoptado de bebé. “¿Y por qué tenían miedo?”, preguntó él. “Capaz que no nos quieras como antes”, respondieron. Él, siendo muy chiquito, les dijo: ahora que me lo dijeron, los quiero mucho más.
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Un artista notable que aprendió lo que aprendió por una familia que lo adoptó. Una niña que ganó madre, padre y hermanas y fue parte de una hermosa familia. Un médico que amó aún más a aquella pareja de padre y madre al saber que lo habían adoptado cuando era un bebé.
- ¿Conocés alguna otra historia emocionante e impactante sobre la adopción? Contanos.
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Todo esto para decir que la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Buenos Aires tuvo una iniciativa admirable en este tiempo: una que tiene que ver con pensar en la historia y vida de más de 400 chicas y chicas que esperan ser adoptados.
La Corte decidió, tomando ese clamor de los que esperan el abrazo de una familia, instalar una campaña, empezando por todos los estadios de fútbol, un domingo, el del Día de la Madre. Llamando a padres y madres que quieran adoptar. Algo inédito, insólito.
Algo que quizás pase inadvertido y queremos rescatar: el principal organismo de la Justicia de la jurisdicción más grande de Argentina, con todas las temáticas que podría abordar, no se olvidó de 409 chicas y chicos que esperan la posibilidad de tener una familia. Un gesto magnífico. Y lo juntó con el fútbol, que abrió sus puertas, con su popularidad, a todo el país. Abrazamos a la distancia a estas 409 vidas humanas que ojalá tengan la suerte que tuvieron otros de encontrar a una familia. Y nuestro llamado a toda la comunidad: a quienes dudan, lo piensan, hay una campaña en marcha. La Corte suprema de Justicia, preocupada y ocupada por 409 niños, niñas y adolescentes, esperando ser adoptados.
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En el marco de la campaña que mencionamos, la Corte Suprema Bonaerense difundió algunos datos de lo que ocurre en el territorio. En lo que va de 2021, 409 niños, niñas y adolescentes fueron declarados en situación de adoptabilidad. Es decir, un juez determinó que no pueden volver a su familia de origen, lo que constituye el paso previo al proceso de adopción. Desde 2016 este número asciende a 3.994.
A su vez, en 2020 y 2021 el promedio de postulantes en condiciones de ser convocados para asumir una guarda con fines de adopción asciende a 1150.
¿Qué se espera de quienes quieren adoptar? Según informa el sitio de la Corte Suprema de Justicia:
- Que acepten que el niño/a y/o adolescente que espera una familia sea el sujeto principal del proyecto adoptivo. Esto implica, por ejemplo, respetar y privilegiar sus tiempos.
- Que puedan dar respuesta a las necesidades del niño/a y/o adolescente, no solo las materiales, sino también las afectivas, relacionadas a la contención, acompañamiento y proximidad.
- Que reflexionen sobre lo que significa ser familia por adopción, partiendo de un criterio realista, equilibrado y prudente.
- Que acepten la realidad del niño y/o adolescente, reconociendo su historia y, con ella, todo lo que implica el respeto por su identidad.
Acá podés encontrar más información sobre cómo es el proceso de adopción (y enlaces a algunas historias inspiradoras).
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Cuatro preguntas a Fabiana Isa, especialista en Psicologia Clinica Infanto Juvenil y exdirectora nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. También es autora del libro Acogimiento Familiar y Adopción. [Por David Flier].
—¿Qué desafíos existen para el Estado y para las familias en materia de adopción?
—Tanto los Estados como la comunidad tienen que revertir la mirada adultocéntrica de la adopción. Cuando uno habla de adopción automáticamente recuerda una anécdota de una adulto hablando de demoras, esperas… Y nos perdemos el objetivo primario de la adopción: dar respuesta a quienes han perdido a su familia de origen, por distintas situaciones. El Estado sale a reparar ese derecho vulnerado a través de la adopción. Es totalmente inverso a como se ha difundido. La adopción no tiene que ver con la posibilidad o no de concebir. Está pensada para el niño o niña. Al darle la mirada adultocéntrica pasa que quienes se postulan detallan a un niño ideal, que aspirarían a cuidar, un bebé, pequeñito, sano… Casi se parecería al que no pudieron gestar. Y las cifras lo demuestran: en la base nacional, de todos los millones de argentinos, hasta hace pocos meses tiene 3.000 postulantes. De esos 3.000, el 90% quiere niños de 0 a 2 años, sanos, y uno solo.
—¿Qué problemas conlleva la mirada adultocéntrica?
—Esta actitud choca con la realidad de los chicos que esperan. Hay niños y niñas que tienen la adoptabilidad decretada: están a la espera de una familia. Cuando la Justicia pide a la base nacional de postulantes a quienes quieran adoptar adolescentes, o grupos de hermanos o con algún tema de salud, no quieren…
—¿Qué puede hacerse para revertir esto?
—El Estado debe encontrar una herramienta, que es la convocatoria pública. Llamar a la comunidad y poner en su conocimiento las historias de estas esperas. Mientras discutimos de burocracia hay niños y niñas esperando. Muchos adolescentes esperan la familia como si tuvieran 8 años. No bajan los brazos. Hay que visibilizar la espera de los niños para que los adultos entiendan de qué trata la adopción. El desafío es darles voz a los chicos. Hablemos de quienes no tienen representatividad. Detrás de las historias hay niños con ilusiones, anhelos.
—¿Qué dirías a quienes piensan en adoptar?
—Siempre les digo que los adultos que quieren adoptar que tienen que prepararse. Tienen que comenzar a informarse. Eso ayuda a disminuir prejuicios. Esto implica transitar foros de adopción. Escuchar testimonios de familias que adoptaron. Estar atentos a convocatorias públicas, ver de qué se trata. Acompañar estas historias. Y entender que, si el deseo de parentalidad es lo que los mueve, hay otras formas de convertirse en padres y madres. Si eligen hacerlo desde la adopción, la mirada debe ponerse en los niños. Y hay que prepararse para acompañar el proceso y sanar los dolores.
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Voy cerrando esta edición con dos noticias de los últimos días que llenan de esperanza. Una viene revestida de inclusión. En otra ocasión hablamos de Háblalo, una app creada por Mateo Salvatto que busca ayudar a la comunicación de personas con discapacidad auditiva, con parálisis cerebral, ELA u otras situaciones.
La app traduce el texto a voz, la voz a texto e incluye herramientas útiles para asistir en distintos intercambios comunicativos.
La semana pasada se anunció que el Ministerio de Justicia y Seguridad de la ciudad de Buenos Aires comenzará a usar la aplicación: estará disponible en los dispositivos provistos para policías, agentes de prevención, bomberos y agentes de tránsito. Una noticia que nos recuerda que todas las personas, con y sin discapacidad, tenemos derecho a poder comunicarnos. Y que hay herramientas que nos ayudan a sortear las barreras que existan.
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Y me despido con una noticia que simboliza algo que quedó muy claro en la pandemia: la solidaridad de nuestra gente. En este caso, la historia que lo ilustra es la de Pablo y su hija Bernardita.
Pablo tiene un amigo médico del Hospital Gandulfo, de Lomas de Zamora. En marzo, él y su hija comenzaron una campaña para recaudar 3 millones de pesos. ¿Para qué? Para comprar un termociclador, uno de los elementos más utilizados en laboratorios para análisis PCR, para el mencionado hospital.
Diez meses después, el último miércoles, el elemento llegó al Gandulfo, que se convirtió en el primer hospital de la provincia de Buenos Aires que tiene este equipo.
Rifas, ferias americanas, colectas a de 100 pesos. “Casi todo Lomas de Zamora fue parte de esto”, dijo Pablo, emocionado, el día de la entrega. Emocionante la solidaridad de nuestra gente. Y nos llena de esperanza, ante cualquier dificultad que venga.
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Un gran abrazo.
Juan