En la última década, el mundo de los videojuegos logró establecer sus propias dinámicas y estructuras, dentro de las cuales está la interpretación actoral de sus figuras ficticias. A grandes rasgos, este trabajo consiste en darle voz a las animaciones. Pero esta ocupación empezó a tambalear con la llegada de la inteligencia artificial y su capacidad para generar voces, vídeos y audios de forma increíblemente realista.
De hecho, algunos estudios ya comenzaron a probar esta nueva tecnología para poner voz a sus personajes y notaron que de esa manera pueden ahorrar tiempo y dinero. En efecto, los actores se pusieron al tanto del riesgo y sus repuestas son variadas: algunos ven el potencial y el beneficio económico, mientras que otros lo ven una amenaza definitiva a su profesión y a sus ingresos.
Un caso reportado por Quartz es el del actor Andy Magee, quién comentó que la inteligencia artificial le abrió las puertas a la industria. En su momento, le ofrecieron un trabajo de voz remunerado y lo aceptó bajó la presión de sus necesidades económicas. En definitiva, su voz no era usada con otros fines y era recompensada de la manera correcta, razonó.
En esta línea, Sarah Elmaleh, actriz de videojuegos, explicó que muchas veces el papel de una voz de IA es a menudo invisible y se utiliza para limpiar una grabación en las últimas etapas de la producción o para hacer que un personaje suene más grande o más joven en una etapa diferente de su vida virtual.
Este problema escaló a otras gamas de la industria actoral. El pasado septiembre, el actor Stephen Fry, la voz detrás de todos los audiolibros de Harry Potter, aseguró que la IA fue utilizada para imitar su distintivo acento para un documental para el cual él no había expresado su consentimiento (ni tenía idea que existía). El actor manifestó su preocupación acerca de los límites que debería tener el uso de esta tecnología: "Podría hacerme leer cualquier cosa, desde una convocatoria de asalto al Parlamento hasta porno, todo ello sin mi conocimiento y sin mi permiso”.
No obstante, por más que parezca fácil clonar una voz, aún presenta fallas en el producto final. Un artículo de Medium sugiere que hay una falta de realismo y gama emocional clave. Incluso las mejores voces de IA actuales tienen problemas para transmitir emociones sutiles y todo el espectro de cualidades vocales humanas.
Además, hay una cuestión de identidad que es crucial en las negociaciones. “Para muchos actores, su voz es su firma, un instrumento único que no debe reproducirse sin consentimiento o compensación. La aparición de voces generadas por IA es un arma de doble filo, que ofrece la promesa de la innovación pero también plantea consideraciones éticas sobre la autenticidad y la creatividad”, explica un artículo de BNN.
Otro asunto que podría tomar protagonismo es que la voz de los actores se use de manera inadecuada. Parece una obviedad, pero es una discusión válida en un mundo donde los deepfake son cada vez más reales y la difusión de información falsa se sobrepone sobre la verdadera. Lo vimos recientemente con las llamadas que utilizaban una voz falsa de Joe Biden para desestimar el voto de los demócratas en las elecciones primarias. Un claro ejemplo de que si el presidente de Estados Unidos puede sufrir una clonación ilícita, cualquiera podría.