El Museo de Arte Prohibido abrió sus puertas al público en Barcelona y presenta 42 obras de todo el mundo que han sido denunciadas, atacadas o retiradas de exposiciones anteriores. Cuenta con proyectos de artistas como el maestro español Francisco de Goya, el icono cultural estadounidense Andy Warhol y el artista y activista chino Ai Weiwei.
"No coleccionamos ni mostramos obras escandalosas o polémicas en el museo. En el museo mostramos obras que han sido censuradas, agredidas, violadas, prohibidas. Obras que tienen una historia detrás, y sin esa historia no estarían acá", declaró el coleccionista y creador del proyecto Taxo Benet.
Sin embargo, muchas de las obras son impactantes y dejan adivinar el motivo de su censura con un solo vistazo. Ese es el caso con McJesus , la escultura del finlandés Jani Leinonen (que muestra Ronald McDonald crucificado y fue retirada de un museo israelí) o Tiburón, la escultura de Saddam Husseim sumergido en un tanque de formol por el artista checo David Cerny.
También se exhibe el cuadro de Illma Gore llamado Make America Great Again que muestra al ex presidente Donald Trump desnudo. Esta última fue censurada en las redes sociales y retirada de eBay tras la presentación anónima de un aviso de la Ley de Derechos de Autor del Milenio Digital (además de que su autora fue agredida físicamente por pintarlo).
Otro tesoro oculto del museo es la obra de la artista franco-argelina Zoulikha Bouabdellah, titulada Silence, que muestra 30 alfombras de oración musulmanas, cada una adornada con un par de tacos de aguja con lentejuelas. Fue retirada de una exposición en Francia en 2015 tras las quejas de un grupo musulmán.
El museo también exhibe pinturas y bocetos de antiguos presos de la base naval estadounidense de Guantánamo (Cuba). Según las órdenes del gobierno estadounidense, el arte de los presos tiene que ser destruídos apenas son liberados, pero esta regulación entró en vigencia recién después de una polémica exhibición en Nueva York en el año 2017.
El proyecto está impulsado por la firme creencia de Benet en que todas estas obras controvertidas juntas hacen que los visitantes "amplíen sus niveles de tolerancia y rebajen el nivel de escándalo de la obra". En esta línea, aseguró que cualquier artista a quien no le dejen mostrar su obra es un artista censurado y será bienvenido a su exhibición.