Mientras en el Congreso de Estados Unidos un expiloto militar hablaba sobre la supuesta posesión de restos biológicos no humanos por parte de la NASA, de manera casi surrealista, el administrador de la agencia espacial visitaba la Argentina. Bill Nelson estuvo ayer en la Casa Rosada y, en presencia de las autoridades del Gobierno, anunció la adhesión de nuestro país a los Acuerdos Artemis.
“Estos acuerdos representan un principio común para la exploración pacífica extraterrestre”, dijo Nelson y sostuvo: “Después de medio siglo estamos por volver a la Luna, pero esta vez estamos yendo para aprender a vivir en un entorno hostil y luego avanzar hacia Marte con seres humanos”.
Los Acuerdos de Artemis (Artemis Accords) establecen una serie de principios para la cooperación de la exploración extraterrestre y ponen a la Argentina en el equipo estadounidense en medio de la carrera espacial internacional. A grandes rasgos, incluyen principios como: que todas las actividades se realicen con fines pacíficos; que las políticas nacionales sean informadas de manera transparente; la asistencia para el rescate de astronautas o el regreso de objetos lanzados al espacio; el registro de objetos espaciales para crear un entorno seguro y sostenible; comprometerse con el intercambio de datos científicos; proteger los sitios y artefactos históricos; mitigar los desechos orbitales; entre otros.
Tal como explicó el divulgador Guido de Caso hoy al mediodía en la radio UnDinamo, la visita de Nelson tiene que ver más con una acción diplomática de un esfuerzo internacional que no se vincula únicamente con la misión Artemis, sino con la exploración a la Luna y a Marte en general. En resumen, se trata de una versión renovada de los tratados internacionales sobre la exploración internacional, una actualización y un acuerdo político de partes para colaborar entre la NASA y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
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— UnDinamo (@UnDinamo) July 28, 2023
Con nuestro país, ya son 28 las Naciones firmantes del pacto que regula las “actividades que pueden realizarse en la Luna, Marte, cometas y asteroides, incluidas sus superficies y subsuperficies, así como también en la órbita de la Luna o de Marte, en los puntos Lagrangianos del sistema Tierra-Luna, y en tránsito entre estos cuerpos celestes y ubicaciones”, según el documento de los Artemis Accords.
Ahora bien, ¿en qué consisten específicamente las misiones Artemis que prometen llevar a la humanidad más lejos que nunca?
El nombre del programa da la pista clave: Artemis deriva de Artemisa, la diosa griega de la Luna y hermana gemela de Apolo, denominación de las misiones que llevaron por primera vez a los astronautas a nuestro satélite natural el 20 de julio de 1969.
La primera parte de la misión Artemis se completó con éxito a fines del año pasado cuando se lanzó desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA la nave Orión, que recorrió la órbita lunar durante 25 días, amerizó en perfectas condiciones el 11 de diciembre y nos devolvió hermosas imágenes de nuestro planeta desde una nueva perspectiva.
La segunda fase de Artemis consistirá en llevar al espacio profundo durante 10 días a una tripulación de cuatro personas, entre ellas la primera mujer y la primera persona negra. El viaje será en Orión y tendrá la finalidad de confirmar que todos los sistemas de la nave funcionan según lo diseñado.
Este paso, estimado para el 2024, allanará el camino para Artemis III: pisar el polo sur lunar y permanecer allí una semana. A su vez, este paso será clave para el objetivo a largo plazo de establecer la presencia humana permanente en una base instalada en nuestro satélite.
De todas formas, “quizás el más ambicioso de los objetivos de la misión Artemis implica utilizar la Luna como trampolín para una misión a Marte”, según resalta Live Science. La meta es enviar astronautas allí en la década de 2030 para obtener el conocimiento y las herramientas necesarias para navegar con mayor facilidad por nuestro Sistema Solar.
Todo el proyecto es liderado por la NASA, pero cuenta con el apoyo y financiamiento millonario de Agencias Espaciales como la Europea y la Mexicana, así como diversas empresas privadas. De hecho, lograrlo requiere de un despliegue tecnológico y científico sin precedentes en la historia, así como de diversas condiciones políticas y económicas.