El miedo está instalado en toda la sociedad desde que el coronavirus se reconoció como pandemia. Nadie se siente a salvo del todo. Los trabajadores de la salud, tampoco.
Ellos, además, tienen más motivos para estar en estado de alerta. Así lo advierte el médico Gerardo Perazzo, a cargo de docencia e investigación del hospital porteño Vélez Sarsfield y coordinador del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina, en un reporte titulado “Cuidando a los que cuidan, Ética institucional en el marco del COVID 19”.
Perazzo destaca el desgaste físico, psíquico y hasta moral del equipo de salud, así como otros sobre la cantidad de contagios: “En los países donde la pandemia ha tenido sus picos máximos, en líneas generales se reporta que el porcentaje de infectados en los equipos de salud es mucho más alto que el de la población general: alrededor del 20 por ciento”. Para Perazzo, influye el agotamiento físico y mental, el estrés de las decisiones difíciles cuando se debe elegir qué pacientes se internarán y cuáles no; el dolor de perder a pacientes y colegas; sumado a, en muchos de esos casos, una falta de protección adecuada.
Entonces, en RED/ACCIÓN nos preguntamos quién cuida en la Argentina la salud emocional de quienes nos cuidan. Veamos.
Los médicos hablan del coronavirus y no tanto de lo que le pasa a ellos
El Gandulfo es un hospital público municipal, ubicado en la ciudad bonaerense de Lomas de Zamora. Son 1000 agentes de salud. Entre ellos, unos 400 médicos y 200 enfermeras.
Silvana Campos, jefa del servicio de psiquiatría observa en general un espíritu de mucha cohesión. Aunque en el área de urgencia hay momentos de angustia y ansiedad que provocan pequeñas discusiones que no pasan a mayores pero que son una descarga.
Pese a que es poco el tiempo transcurrido para que se hayan podido desplegar muchas respuestas desde el servicio de salud mental, Campos destaca que hay varias iniciativas. “Se crearon comités de crisis y agrupaciones de salud mental”, cuenta y agrega: “Notamos que se escribe sin parar, hay como una necesidad de compartir información y de relatar lo que se vive, por eso los grupos de WhatsApp internos hoy están funcionando como un gran dispositivo de catarsis”.
El servicio de salud mental le da a los trabajadores del hospital la posibilidad de hacerle lugar a cada uno. “Podemos prever que cada uno consultará acerca de lo que está pasando desde su punto de angustia y de acuerdo su singularidad”, anticipa.
Pero por ahora observa que se está en el punto de lo traumático, en el que todavía no hay palabras para nombrar algunos sentimientos. Los médicos prefieren conversar del coronavirus y no tanto de lo que le pasa a cada uno. “Lo que está ocurriendo es que cada vez que nos acercamos aparecen los chistes. Preguntamos a qué paciente hay que interconsultar y ellos se señalan a sí mismos o apuntan a Fulanita, que está desbordada, pero todo se menciona en tono de broma”, advierte.
Campos anticipa que cuando empiecen a llegar los pacientes con diagnóstico de Covid-19 confirmado va a haber otro efecto. Uno que podría cuadrar en la definición de “catástrofe”, para lo cual la preparación incluye la fortaleza emocional.
“Somos los chicos de Malvinas que nos mandan a luchar sin armas”
Una de las médicas reconocidas del Gandulfo es la doctora Florencia Almirón, quien además de su función como generalista se ocupa habitualmente de la gestión de pacientes, de armar circuitos de atención y de favorecer la comunicación entre áreas.
Sus historias de hospital las comparte al final de cada jornada, con su pareja, Mónica Lorena Guerrero, enfermera de la misma institución. “La primera semana llegábamos a casa y llorábamos”, comparte. “Mi hermana también es médica, vive sola con su hijo, hace guardia los jueves y tuvimos que organizarnos para que cuando ella estuviera de guardia lo pudiera cuidar yo porque mis viejos están grandes y frágiles”, cuenta.
Además del impacto personal, Flor pudo advertir las diferentes narrativas de sus colegas en el Gandulfo. “Somos los chicos de Malvinas que nos mandan a luchar sin armas”, le decían algunos de los médicos de guardia más jóvenes. Otros señalaban la incongruencia entre las indicaciones de sus jefes para atender a los pacientes y la escasez de recursos para poder efectivizarlas.
También pudo registrar otros relatos: “Con el correr de los días empecé a darme cuenta de que por muchos años uno está trabajando con personas de las que no sabía mucho, me di el tiempo para conversar con la médica de unidad coronaria, con la enfermera de terapia intensiva, y con la señora que limpia el piso, que me contó que tiene un hijo, pero lo dejó a vivir con su hermana por miedo a contagiarlo”.
“El modo de enfrentar el miedo al contagio es no desesperar”
En el hospital bonaerense Paroissien, de Isidro Casanovas, hay 4000 empleados, de los cuales 2000 son médicos. Allí trabaja la psicóloga Bibiana Gómez Cabrera, quien coordina el comité de crisis del servicio de salud mental en este contexto de pandemia. Le asignaron la responsabilidad por su experiencia de 22 años en la atención de excombatientes de Malvinas.
Bibiana está registrando por escrito todas las experiencias que recogen a diario en la contención emocional de los equipos de salud del hospital desde que empezó la pandemia.
El Paroissien es el lugar de atención de referencia de una población de más de dos millones de habitantes. Es además el único de la zona que cuenta con salud mental con dispositivos de guardia, sala de internación, consultorios externos e interconsulta. Y suma 40 profesionales: psiquiatras, psicólogos de planta, de guardia, residentes y becarios.
A partir de la cuarentena se suspendieron los tratamientos ambulatorios, excepto los de aquellos pacientes que no pueden interrumpirlo. El office de salud mental se enfocó en ayudar al equipo que está en primera línea de combate del Covid-19: personal de limpieza, enfermería, médicos emergentólogos, infectólogos, generalistas, neumólogos, de anatomía patológica, camilleros, personal de la morgue, obstetras y seguridad, además de la guardia general que sigue funcionando.
El grupo de salud mental empezó a trabajar en forma virtual compartiendo documentos en una carpeta de Google Drive. Después pasaron a las actividades: una invitación a participar de los talleres de reflexión. “Está bueno que alguien haya pensado en nosotros”, dijo un empleado de limpieza que participó de uno de los encuentros.
A los médicos les costó un poco más sumarse a la propuesta, incluso uno de ellos llegó a reconocer: “Los jefes de servicio no van a concurrir, viste como somos los médicos”. Pero al final algunos se sumaron, en su mayoría mujeres jefas de servicio o coordinadoras de área.
“El miedo al contagio es inherente a la situación y el modo de enfrentarlo es no desesperar frente a la espera sino prepararse lo mejor posible para lo que se viene”, concluye Bibiana, con visible orgullo al comentar que el proyecto ya está circulando y compartiéndose en otras comunidades, incluso con colegas de México.
“La angustia y los miedos se relacionan más por lo que esperan que pase”
La médica psiquiatra Clara Nemas y el licenciado Juan Manuel Landín, psicoanalistas miembros de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, coordinan un dispositivo a distancia para trabajadores de la salud que brinda asistencia psicológica al personal que trabaja en los hospitales con pacientes con Covid-19.
En lo que va desde que lanzaron la propuesta todavía no recibieron una gran demanda de atención. “Dado que el pico de casos sigue siendo una amenaza y no un hecho, la angustia y los miedos se relacionan más por lo que esperan que pase, que por la situación actual”, dice Landín.
Por otro lado, el propio de ritmo de trabajo de los médicos que ya están en primera línea de atención, hace que los aspectos emocionales de su quehacer queden relegados: “El médico cuando hace de médico no está pensando en su familia, o en sus amigos, porque eso interfiere en su capacidad de trabajo”.
La vía de descarga la encuentran a través del humor negro y por eso también suelen poner distancia del vínculo emocional con sus pacientes llamándolos por el nombre de su patología: una pierna fracturada, una apendicitis, una neumonía, covid.
Landín aclara que la atención psicológica gratuita, brindada por profesionales con una escucha entrenada está dirigida a todos los trabajadores del ámbito de la salud: médicos, enfermeros, camilleros y personal de limpieza.
Para acceder a la consulta los interesados se comunican por mensaje de WhatsApp y reciben una contestación automática que le requerirá sus datos de contacto. Después un profesional del equipo lo contacta para concretar una entrevista, que dura 30 minutos y se hace por teléfono, videollamada a través de WhatsApp o Skype.
Este trabajo integra el servicio de asistencia a toda la comunidad que brinda la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires de lunes a viernes de 9 a 13 a través del 15-3338-6429.
“La situación evoca fantasmas y miedos personales ”
¿Qué ocurre en las instituciones privadas? En el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde ya confirmaron los primeros contagios entre su personal, tienen tres vías para la atención psicológica del plantel.
Por un lado, un programa de asistencia, que ya estaba en funcionamiento, para que los profesionales puedan consultar sobre manejo del estrés, ansiedad, angustia, decaimiento, preocupaciones, organización del trabajo, orientación a padres para el relacionamiento con los niños ante la pandemia o cualquier otro tema en el que precisen contención. En segundo lugar, un canal de teleconsulta psicológica con el equipo de salud mental. Y finalmente, la demanda espontánea en consultorios.
José Faccioli, jefe del servicio de psiquiatría, por ahora, es cauto: “Estamos en un compás de espera pensando que en el futuro vamos a tener una gran cantidad de pacientes, por ende, las situaciones traumáticas no son tan numerosas, aunque las hay”. Y agrega: “El miedo circula pero no se percibe la misma angustia que en otros lugares”.
¿Qué dice Faccioli sobre la falta de recursos que exponen algunos médicos en general? "El personal del hospital está bien equipado, con los recursos necesarios para cada tipo de intervenciones. Por lo tanto no es el motivo principal que trae a la consulta porque el equipamiento sí esta. Por lo tanto no están los miedos específicos sino los propios: la situación evoca fantasmas personales y miedos personales".