Por qué la ciencia necesita a las mujeres y el cambio climático las necesita a ellas- RED/ACCIÓN

Por qué la ciencia necesita a las mujeres y el cambio climático las necesita a ellas

Cinco científicas cuentan cómo actúan ante el principal desafío del siglo y por qué 2020 puede ser un año clave. Además analizan por qué es necesario que más mujeres trabajen en investigación climática y qué desafíos adicionales enfrentaron por ser mujeres.
11 de febrero de 2020

En 1856 la científica estadounidense Eunice Foote propuso que la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera podría generar un aumento significativo de la temperatura de la Tierra. Fue la primera persona en exponer una teoría sobre cambio climático. Fue una científica mujer.

Pero el mérito al hallazgo se lo llevó, unos años después, un hombre, el irlandés John Tyndall. El reconocimiento a la labor de Foote llegó recién en 2011. Ella fue, además, una ferviente activista por los derechos de las mujeres.

La ciencia climática no es ajena a la desigualdad de género y requiere la misma necesidad de generar un cambio en pos de la igualdad. La urgente necesidad de responder a la crisis climática exige soluciones con perspectiva de género, que sus voces sean escuchadas y sus estudios sean tenidos en cuenta.

Las mujeres representan una doble importancia ante el cambio climático. Por un lado, son uno de los grupos más vulnerables a sus efecto. Por ejemplo, por la mayor sequía en algunos países, deben caminar más en busca de agua; o en otros, ante un evento climático extremo, no tienen derecho sobre la propiedad y no pueden pedir ayuda. 

Por otro lado, las mujeres buscan ser protagonistas en la acción climática ante la desigual participación en los procesos de toma de decisiones. En la última conferencia de cambio climático (COP25) en Madrid, España, en diciembre, las delegaciones de países tuvieron, en promedio, una composición 60% hombres - 40% mujeres.  El ámbito científico no es excepción a esa búsqueda de acción. 

Instaurado por Naciones Unidas, desde 2015 cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia para reconocer y promover el rol clave que las mujeres y las niñas tienen en la ciencia. El mundo necesita a la ciencia, la ciencia necesita a las mujeres y el cambio climático las necesita hoy más que nunca. Aquí las historias de apenas cinco de ellas.

Deborah Pardo. Empoderarse para empoderar a otras

“Quiero cambiar el mundo”. Así arranca la biografía de la cuenta de Twitter de la bióloga francesa y doctora en Ecología de Poblaciones. Sus padres llegaron de África sin dinero y, si bien a ella nunca le faltó nada, adoptó un estilo de vida ecológico de cuidar y respetar lo que tenía, de no desperdiciar. Así se dedicó luego al estudio del impacto de las acciones humanas en la biodiversidad.

Su pasión fueron los albatros. ¿Por qué? “Son aves maravillosas. Su reproducción es similar a la nuestra. Son magníficos y vulnerables. Hay 18 especies en el hemisferio sur y viven muy lejos del resto del mundo, pero están sufriendo los impactos de nuestras acciones”, explica. 

Las principales amenazas para la biodiversidad son la degradación del hábitat, la sobre-explotación, el cambio climático, la contaminación, las especies exóticas invasoras. Los albatros sufren todas.

En 2016, Deborah Pardo fue una de las 76 mujeres que se embarcó rumbo a la Antártida en la primera edición de Homeward Bound, iniciativa que empodera a científicas en cambio climático. Esa experiencia marcó un antes y un después, y modificó su rol para seguir “cambiando el mundo”.

¿Qué estás haciendo hoy? 
—Con una amiga navegante, diseñamos Earthship Sisters, un programa de nueve meses que recluta a 20 mujeres de cualquier edad y disciplina que hable francés. Las entrenamos para desarrollar su potencial y las acompañamos en crear un emprendimiento ambiental. Luego hacemos un viaje de navegación y probamos su proyecto. Además, doy conferencias profesionales sobre lo que está ocurriendo científicamente en el ambiente, cuáles son las soluciones y cómo podemos actuar.

Deborah Pardo con la especie que estudió durante años: los albatros.
Foto: Gentileza Deborah Pardo.

¿Por qué decidiste dedicarte a eso? 
—Desde Homeward Bound comprendí que tengo muchas habilidades que no se usan por completo en el ámbito académico. Además, hay una emergencia de cambiar el mundo y, al quedarme en la academia, no iría lo suficientemente rápido. Comencé con servicios de consultoría, siempre buscando que tenga cuatro aristas: expedición, educación, liderazgo y ciencia. 

¿Encontraste algún desafío en este ámbito por ser mujer? 
—No. Tomé beneficio de ello. Muchos ya estaban cansados de `los hombres blancos viejos´ y querían mujeres jóvenes profesionales. 

¿Qué acción considerás clave en este 2020 para hacer frente al cambio climático? 
—Actuar lo suficientemente rápido y efectivo para responder a las cinco amenazas para la biodiversidad, esos cinco impactos de las actividades humanas. 

¿Qué mensaje le darías a las niñas y jóvenes interesadas en la ciencia climática? 
—Escuchen su instinto. Confíen en ustedes. Sean apasionadas por lo que hacen. Así podrán hacer cualquier cosa que deseen. Y siempre aprendan sobre aquello que quieran hacer. 

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Inés Camilloni. Una voz argentina ante el mundo

En 2018, el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) dio a conocer el Reporte Especial del 1,5°C. Mostró que limitar el aumento de la temperatura de la Tierra en 1,5°C para fin de siglo es necesario, es posible, pero requerirá de cambios drásticos. 

Hoy ese informe busca ser la base científica para que los gobiernos actúen con mayor ambición y urgencia. Hoy es repetido por la activista Greta Thunberg en cada discurso. Inés Camilloni fue una de sus autoras. 

Licenciada en Ciencias Meteorológicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y doctora en Ciencias de la Atmósfera, hoy se desempeña como profesora en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y como investigadora independiente del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA – CONICET/UBA). Es una de las científicas climáticas argentinas referentes. 

¿Qué estudiás? 
—Cómo estuvo cambiando el clima, particularmente en la Argentina y el sudeste de Sudamérica, y cuáles son las perspectivas futuras. Es decir, la detección del cambio climático y la generación de escenarios climáticos futuros para saber cuánto puede aumentar la temperatura y para cuantificar impactos en diferentes sectores, como recursos hídricos y a escala de ciudades. 

¿Por qué decidiste dedicarte a esto? 
—Ciencias de la Atmósfera fue la conjunción perfecta para usar la física, la matemática y la estadística para entender procesos. Como siempre me habían gustado las ciencias sociales, me permitió ver cómo las acciones humanas interactuaban con el clima.

Inés Camilloni exponiendo en la Conferencia de la Juventud sobre Cambio Climático (COY14).
Foto: Gentileza Sustentabilidad Sin Fronteras

¿Qué desafíos encontraste por ser mujer en el ámbito de la ciencia climática? 
—En la Argentina, la mayor proporción de investigadores que se dedican al clima son mujeres. Pero, cuando estudié la carrera, los lugares de decisión estaban dominados por hombres. Con el tiempo hubo mujeres que pudieron ir ocupando esos puestos. Todavía no llegamos a las categorías más altas. A nivel mundial, siempre me tocó estar en un lugar donde las mujeres éramos una minoría muy significativa. 

¿Qué acción considerás clave en este 2020 para hacer frente al cambio climático? 
—Que se logren implementar acciones para alcanzar el objetivo de 1,5°C y eso implica reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Es un año bisagra.  

¿Qué mensaje le darías a las niñas y jóvenes interesadas en la ciencia limática? 
—No hay que perder la empatía, el ponerse en lugar del otro, y apostar a la curiosidad y al trabajo en equipo. Son cuestiones que ayudan a la ciencia a avanzar y aportan a comprender la relevancia de la voz científica en las demandas de acción climática. 

Contactá a Inés en Twitter

Lina Yassin. Cuando la juventud se involucra activamente

Con 18 años, Lina Yassin obtuvo una beca de Climate Tracker (una iniciativa que capacita y mentorea a jóvenes alrededor del mundo para comunicar sobre cambio climático) para escribir artículos sobre esa temática en su país, Sudán. Esa experiencia cambió su perspectiva: conoció un mundo nuevo de procesos y evidencia científica, y advirtió que su país no estaba haciendo lo suficiente. 

Cuando fue invitada a hablar en un evento, y ante la presencia del ministro de ambiente local, Yassin no se calló: criticó la falta de representación juvenil en la delegación ante las conferencias. 

En diciembre pasado, con 21 años, formó parte de la delegación sudanesa en la conferencia climática (COP25) en Madrid y se sentó en las mesas de negociación sobre finanzas climáticas. El logro no fue personal. Tras su reclamo, cada año el país africano incorpora más jóvenes a su delegación. Hoy, Yassin se desempeña como directora de la región de Medio Oriente y Norte de África en Climate Tracker.

¿Qué estás estudiando en la Universidad de Jartum? 
—Estoy en el último semestre de ingeniería química, que está vinculada al ambiente. Mi plan al terminar es hacer una maestría en ingeniería ambiental y ciencia climática.

¿Por qué decidiste estudiar eso? 
—Porque en Sudán no tenemos muchos investigadores sobre cambio climático. Cada vez que escribo un artículo y quiero buscar detalles sobre cómo el cambio climático afecta a Sudán, resulta muy difícil de encontrar o la información está desactualizada. Quiero estudiar esto porque quiero tener la capacidad de hacer más investigaciones. Descubrí que, en lugar de esperar a que otras personas investiguen, ¿por qué no hacerlo yo misma? Quiero ser la persona que comience esto e inspire a otras.

Lina con parte del equipo de Climate Tracker en negociaciones climáticas.
Foto: Gentileza Lina Yassin

¿Qué desafíos encontraste por ser mujer? 
—Ser mujer en Sudán es un desafío en sí mismo. Yo soy afortunada porque vengo de una familia bien educada que me permite continuar con mi educación y mi mamá nos animó a hacer lo que quisiéramos, pero esa no es la realidad en Sudán. A la mayoría de las niñas sus familias las casan al terminar la secundaria. No tienen la oportunidad de seguir estudiando. E incluso si lo hacen, no se les permite hacerlo fuera del país. Utilizo cada plataforma disponible para visibilizar que ser mujer en Sudán no es fácil. 

¿Qué considerás clave en este 2020 para la acción climática? 
—Definitivamente, ¡más inclusión de mujeres! Es necesario impulsar la inclusión de género en las negociaciones climáticas y en la toma de decisiones. Es importante que las mujeres formen parte de la conversación.

¿Un mensaje para las niñas y jóvenes interesadas en ciencia climática? 
—Sigan haciendo lo que aman. Continúen luchando por sus derechos. Todas tienen derecho a hacer lo que quieran hacer. Sus voces son importantes. Ustedes son quienes pueden hacer un cambio en la comunidad climática. No se rindan.

Contactá a Lina en Twitter

Katharine Hayhoe. El poder de hablar sobre cambio climático

En 2004, fue una de las "100 Personas más Influyentes", según TIME. En 2017, Fortune la nombró una de las "Mejores Líderes Mundiales". En 2019, Apolitical la incluyó en la lista de las "100 Personas más Influyentes en Ciencia Climática". Ese mismo año, ELLE la consideró una de las "27 Mujeres Liderando el Cambio". 

Katharine Hayhoe es una de las científicas climáticas referentes. Oriunda de Toronto, Canadá, estudió física, astronomía y ciencia atmosférica. Escribió más de 125 papers y publicaciones. Se desempeña como profesora y directora del Centro del Clima en la Universidad Tecnológica de Texas. Fundó ATMOS Research para cerrar la brecha entre los científicos y otros actores, como gobiernos, industrias y organizaciones.

Su lema es generar la conversación sobre cambio climático. Ello lo ha promovido diariamente en sus redes sociales, creando un listado de científicos climáticos a quienes seguir en Twitter y a través del tema central de su charla TED con más de dos millones y medio de vistas.

—¿Cómo describirías tu trabajo como científica climática?
—Estudio lo que el cambio climático significa para nosotros donde vivimos. A veces, parece un tema distante: sólo importa a los osos polares o a las generaciones futuras. Sin embargo, el cambio climático está aquí y ahora. Le digo a la gente que la mala noticia es que todos estamos afectados por él, pero la buena noticia es que eso significa que todos podemos hacer algo al respecto.  

—¿Por qué decidiste ser una científica climática?
—Planeaba convertirme en astrofísica, pero cuando estaba terminando la licenciatura, tomé una clase de ciencia climática y me sorprendió por completo. No me di cuenta de que la ciencia climática se basaba exactamente en la misma física que había estado aprendiendo. Más importante: aprendí que el cambio climático no era sólo un problema ambiental. Es un multiplicador de amenazas. Cuando supe que el cambio climático estaba empeorando el hambre, la pobreza, la falta de acceso al agua potable, la injusticia, la crisis de refugiados, ¿cómo podría no hacer todo lo posible para ayudar a solucionar este enorme desafío global?

Katherine Hayhoe exponiendo su charla sobre cambio climático. Foto: TED Talks

—¿Qué desafíos encontraste en el ámbito de la ciencia climática por ser mujer?
—El primer desafío es que somos una minoría en mi área. Mientras que casi el 40% de los ingresantes a ciencias de la Tierra somos mujeres, sólo el 13% alcanza el rango de profesora titular. Ello se debe a desafíos explícitos de discriminación de género u otros implícitos por cómo está estructurado el trabajo. El segundo desafío es que gran parte de la hostilidad que encontramos como científicas climáticas cuando le decimos a las personas que el cambio climático es real y necesitamos solucionarlo ahora, procede de hombres. Ellos representan más del 95% de los mensajes de odio que recibo a través de redes sociales, mails, cartas escritas o llamadas. Claramente hay un componente de género en esos ataques. Me han llegado a decir que `me calle y le pregunte a mi marido en casa sobre ciencia climática´ o que `como mujer pertenecía a la cocina´. Pero lo que no te mata, te fortalece: no se molestarían en atacarnos si no fuéramos efectivas. Entonces, ¡adelante!

—¿Qué acción considerás clave en este 2020 para hacer frente al cambio climático?
—A veces se nos dice que si todos tomamos una sola acción, eso solucionará el problema (si adoptamos una dieta vegana o dejamos de conducir el auto). Como científica climática, sé que no es así. Estoy convencida de que lo más importante que podemos hacer es hablar sobre cambio climático. ¿Por qué? Si no hablamos de ello, ¿por qué nos importaría? Y si no nos importa, ¿por qué actuaríamos? Las ciencias sociales han demostrado que la familia y los amigos son los mensajeros más confiables cuando se trata del cambio climático, y hablar de ello inicia un verdadero efecto de retroalimentación positiva. Entonces, las tres cosas más importantes que podemos hacer para solucionar este problema ahora: hablen sobre el cambio climático con todos sus conocidos, únanse a una organización que comparta sus valores y amplifiquen su voz, y defiendan la acción climática a todos los niveles, incluyendo votar y alentar a otros a votar.

—¿Qué mensaje le darías a las niñas y jóvenes interesadas en la ciencia climática?
—¡Estudien lo que aman y en lo que son buenas! Todas tenemos habilidades y talentos únicos para aportar, y cuando se trata de solucionar el cambio climático, las necesitamos a todas. Por lo que trabajen duro para convertirse en una experta en lo que saben y disfrutan, luego usen las habilidades y el conocimiento que tienen para ayudar. ¡Todos importan y nadie es demasiado pequeño para marcar una diferencia!

Contactá a Katharine en Twitter

Melania Guerra. Del Ártico a la diplomacia para agilizar la acción

“Tica Polar”. Así se presenta para describir sus principales lugares de pertenencia: la Costa Rica donde nació y el Ártico donde trabajó. Ingeniera mecánica con doctorado en Oceanografía, pasante en la NASA, se dedicó a censar el océano a partir del sonido y el impacto de la contaminación acústica por las actividades industriales.

Su charla TED inicia con un ejercicio: hacer dos respiros profundos, el segundo se lo tenemos que agradecer a los océanos. Esos que se ven afectados por el cambio climático y que estudió en más de una exploración en el Océano Ártico.

Viajó a la Antártida con la iniciativa Homeward Bound que empodera a científicas en cambio climático. Después de 18 años en Estados Unidos, hace 10 meses volvió a su Costa Rica natal para aportar a la acción climática desde otro lugar.

¿Qué hacés hoy como científica? 
—Asesoro a organizaciones y gobiernos que quieren tomar mejores decisiones en temas de océanos y clima.  

¿Por qué decidiste dedicarte a esa diplomacia científica? 
—Advertí que, para generar un impacto de verdad, necesitaba involucrarme en las esferas de toma de decisión. A pesar de que me atraían los ambientes extremos como el Ártico o la Antártida, no creo que haya ambiente más extremo que estar rodeada de abogados y diplomáticos. Ahí estoy fuera de mi zona de confort, ellos hablan otro lenguaje, pero sólo a través de traductores de la ciencia, van a poder tomar mejores decisiones.  

Foto: Gentileza Melania Guerra.

¿Qué desafíos encontraste por ser mujer en el ámbito de la ciencia climática? 
—Me di cuenta de que esa curiosidad que sentía por la ciencia no era común. El hecho de que yo había admirado a hombres científicos había sido una barrera para otras mujeres que no se sentían identificadas con esos ejemplos a seguir. De ahí mi inspiración de contar mi historia como mujer de la ciencia. Pero tardé en conectar con el hecho de ser mujer. Es el `síndrome del impostor´, el desconfiar de las habilidades propias, el creer que las cosas que nos pasan son suerte, no por mérito. Y eso viene de que somos puestas a prueba el doble que los hombres. 

¿Qué acción considerás clave en este 2020 para hacer frente al cambio climático? 
—Hay que hacer conexiones transversales. Hay eventos sobre cambio climático, biodiversidad y océanos por separado, y científicamente están conectados. En el planeta, todo ello funciona como un mismo sistema.

¿Qué mensaje le darías a las niñas y jóvenes interesadas en la ciencia climática? 
—Cuantas más sillas estén ocupadas por mujeres, más la sociedad se acostumbrará a que su contribución científica es igual de valiosa que la de los hombres. Cuando hay una sola silla para una mujer, empezamos a creer que las otras mujeres son competencia y la competencia no debiera ser entre nosotras para cubrir esa silla, sino luchar para que se pongan más sillas para nosotras.

Contactá a Melania en Twitter

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