Once sur
Cecilia Pavón
Mansalva
Uno (mi comentario)
Todo lo que transcurre en Once Sur, la versión libro del blog de Cecilia Pavón, produce un espejismo: el de estar leyendo un diario íntimo, asomándose sin mediaciones a la vida cotidiana de la escritora, poeta, artista y así descubrir sus ¿inspiraciones? ¿herramientas? ¿métodos? Pero la foto, como esas que se suben a las redes sociales, tiene un filtro: un pullover rojo no es un pullover rojo. La escritura de Pavón no tiene nada de espontánea. Puede que lo sea el acto de escribir en sí, pero sus cotidianas entradas breves, precisas al mundo virtual son las de alguien que, mientras relata los desayunos en un shopping olvidado, los trayectos por un barrio árido, los encuentros en un club punk, la experiencia alucinada de la maternidad, las relaciones que vienen y van y las amistades que se quedan, lo que ofrece es una excursión a un mundo interno en el que cada palabra ha sido largamente masticada antes de ser escrita. Su mirada impregna las cosas como el rocío y el polvo en su patio de Once Sur. Cuando accedemos a los detalles de la vida personal y la rutina cotidiana estamos hurgando en algo mucho más íntimo para la autora: el acto de escribir, su necesidad, el sentido, el método y -por qué no- la ética de su poesía.
Dos (la selección)
Hablando con algunas personas me he dado cuenta de que hay gente que considera alternativamente lo blando y lo duro como virtud o defecto. Ser duro o blando genera, por parte de los duros que critican lo blando, sorna, y por parte de los blandos que critican lo duro, también sorna, pero una sorna más suave, más benévola, como la naturaleza misma del problema hace suponer. Habiendo tenido distintas conversaciones telefónicas con distintas personas que calificaron o descalificaron a otros de blandos o duros, he llegado a la conclusión de que soy de las que valoran lo blando, y de las que, más aún, sienten un entusiasmo que ronda la euforia por todo lo asociado con esa característica.
Tres
Antes que la moda, las obras de arte y las ideas, me gustan las personas.
Cuatro
Nadie habla del lado psicodélico de ser madre, la maternidad suele asociarse con el sacrificio, la entrega, el amor… nunca con el trance la pérdida de los límites de yo o las alucinaciones.
Cinco
¿Cómo regresa el pasado remoto? ¿Cómo algo flotando, como una bolsa de plástico blanca volando entre torres y edificios?
Seis
Tengo que escribir más, siempre me lo digo. Empecé a escribir una novela sobre mi humilde presente y mi humilde realidad, lo que hago todos los días, pero en realidad nunca escribo, siempre pienso, pienso, pienso y pienso en qué quedaría bien en la novela. Ahora estoy con Fabio tomando una botella de champagne antes de irme a Berlín por ocho días. Es difícil escribir en el momento en que el espíritu está descubriendo algo, lo más difícil es captar ese momento de formación de una sensación. Es re difícil. O re fácil, seguro que es más fácil que difícil pero yo me ahogo en un vaso de agua. A veces cuando pienso en la novela me doy cuenta que escribir algo lindo es lo más fácil del mundo. Sí, escribiré algo lindo y fácil como lo más fácil del mundo como un instante de inspiración y como el instante de amor que puede sucederle a cualquiera en cualquier momento en cualquier parte ahora, ya.
Siete
No me importa la cultura alta, nunca me va a importar. I dont give a fuck about galleries and museums. La poesía para mí es la basura que está en la calle el polvito que se levanta al caminar o la luz que entra por el techo medio roto del shopping Spinetto, un shopping venido a menos que está acá a dos cuadras.
En SIETE PÁRRAFOS, grandes lectores eligen un libro de no ficción, seleccionan seis párrafos, y escriben un breve comentario que encabeza la selección. Todos los martes podés recibir la newsletter, editada por Flor Ure, con los libros de la semana y novedades del mundo editorial.