El coraje de la desesperanza
Slavoj Žižek
Anagrama
Uno (mi comentario)
Quienes ya lo conocen, lo saben: Slavoj Žižek piensa distinto. El escritor y psicoanalista esloveno es un exponente curioso dentro de la intelectualidad contemporánea: alguien que se lanza a las cuestiones de su tiempo con ansiedad, lucidez y, sobre todo, mucho desparpajo. Su nuevo libro El coraje de la desesperanza: Crónicas del año en que actuamos peligrosamente (publicado en 2017 y traducido al español en 2018) recupera al pesimismo como herramienta política, a partir de una frase que el filósofo italiano Giorgio Agamben dijo en una entrevista: “El pensamiento es el coraje de la desesperanza”. En tiempos en los que los gurúes del marketing eleccionario imponen conceptos como “la revolución de la alegría” o “sí, se puede”, Žižek viene a decir que no, que no se puede, y que cuanto antes tomemos conciencia de esa absoluta falta de perspectivas quizás logremos tener al menos alguna sorpresa agradable (sin por ello renunciar a juzgar las cosas en sus aspectos más negativos y desfavorables).
Fenómenos como el auge de los fundamentalismos musulmanes, la avanzada de gobiernos de extrema derecha en Europa (como el caso de Polonia, del que llegan pocas o nulas noticias a Argentina), los ataques terroristas, las declaraciones racistas y misóginas de Trump, la violencia contra los inmigrantes o el escándalo de los Panamá Papers son observados desde un punto de vista que incluye la crítica de los mismos entre sus causas. Dentro de la lógica del capitalismo global, que separa a incluidos y excluidos, Žižek propone como deber ético-político de los protegidos por el sistema (entre ellos, las izquierdas intelectuales) no solo conocer lo que pasa afuera, sino asumir su corresponsabilidad por los horrores que allí suceden. También distingue un verdadero pensamiento de izquierda de la llamada “corrección política” ya que, según plantea, esta neutraliza las diferencias reglamentando cómo debemos comportarnos “idealmente” ante los otros, pero no apunta a modificar en serio el estado de injusta desigualdad socioeconómica (y en ocasiones, hasta ayuda a reproducirlo).
Todo mechado con referencias al cine, el psicoanálisis y la música pop, donde textuales de estrellas televisivas conviven con citas de Marx, Hegel, Lacan, y siguen las firmas. Además, lanza guiños y humoradas en cada página, con esa soltura y rapidez para hilar ideas que lo vuelven uno de los pensadores más provocadores de la actualidad y de los que más placer genera leer. Un Žižek de pura cepa (que es, cómo no, un exquisito blend).
Dos (la selección)
…la corrección política no es en última instancia en absoluto izquierdista, sino más bien la neutralización de los antagonismos sociales a través de la regulación de cómo debemos hablar y comportarnos. La reacción izquierdista a la victoria de Trump debería abandonar la ufana indignación moral e iniciar una serie autocrítica: la victoria de Trump nos presenta una oportunidad única para renovar la izquierda.
Tres
La Cúpula manipulada I: ¿Por qué un perro se lame las pelotas?
Lo único realmente sorprendente acerca de la información financiera filtrada en los Papeles de Panamá fue que no había en ellos ninguna sorpresa: ¿acaso no descubrimos exactamente lo que esperábamos descubrir acerca de las turbias finanzas de los paraísos fiscales? Pero una cosa es saberlo en general y otra muy distinta tener datos concretos. Es un poco como saber que tu pareja sexual te la está pegando con otros: es algo que se puede aceptar de manera abstracta, pero lo doloroso es descubrir los tórridos detalles, cuando uno imagina lo que estaban haciendo... Así que ahora, con los Papeles de Panamá, tenemos algunas fotos guarras de pornografía financiera, y ya no podemos fingir que no lo sabemos.
Cuatro
La actitud predominante entre los “izquierdistas radicales” del mundo universitario sigue siendo la que en 1937 George Orwell describió a propósito de la diferencia de clases:
Todos despotricamos contra las distinciones de clases, pero muy pocos son los que desean abolirlas de verdad. Aquí es cuando te topas con el importante hecho de que toda opinión revolucionaria extrae su fuerza de la secreta convicción de que no se puede cambiar nada.
Lo que quiere dar a entender Orwell es que los radicales invocan la necesidad de cambio revolucionario como una especie.
Cinco
Así, la democracia es la democracia de los mercados, el permanente plebiscito de las fluctuaciones del mercado. El espacio de toma de decisiones de los agentes políticos elegidos democráticamente se ve severamente limitado, y los procesos políticos abordan sobre todo temas que al capitalismo le son indiferentes (como las guerras culturales).
Seis
-A largo plazo todos estamos muertos, como dijo J. M. Keynes-.
Siete
PiS (Ley y Justicia, el partido derechista-populista que gobierna) ha pasado de ser una nulidad ideológica a convertirse en un partido que ha conseguido introducir escandalosos cambios con una velocidad y una eficacia récord (…) Ha llevado a cabo la transferencia social más importante de la historia polaca contemporánea.
Bis
Cuando todos estamos todavía conmocionados por un suceso tan brutal como la matanza que tuvo lugar en las oficinas de Charlie Hebdo, ha llegado el momento de reunir el valor para pensar; no después, cuando las cosas se calmen, tal como intentan convencernos de que hagamos los que postulan una sabiduría de pacotilla. Lo difícil es combinar el apasionamiento del momento con el acto de pensar. Pensar en la frialdad del momento posterior no genera una verdad más equilibrada: más bien normaliza la situación y nos permite eludir el reto de la verdad.
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