La amenaza de la criptomoneda de Facebook: lecciones de Argentina- RED/ACCIÓN

La amenaza de la criptomoneda de Facebook: lecciones de Argentina

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Libra es poco más que un tablero de divisas glorificado, similar a lo que hizo Argentina en los 90 y que terminó en 2001 con mayor default de deuda soberana que el mundo haya visto jamás.

Cuando anunció sus planes de lanzar una criptomoneda, Facebook hizo hincapié en que su Libra beneficiaría a las "personas con pocos recursos que pagan más por los servicios financieros", especialmente en los países en desarrollo. Pero cuando uno compara el modelo propuesto por Facebook con la experiencia práctica en dichos países, la Libra empieza a parecer un peligro.

Consideremos a Argentina, que en abril de 1991 adoptó un sistema monetario novedoso: vincularía el valor de su peso al dólar estadounidense, y emitiría pesos solo a cambio de dólares. Es decir, el peso iba a estar plenamente "respaldado" por los seguros billetes verdes de Estados Unidos, con lo cual Argentina podría poner fin a un siglo de inestabilidad monetaria.

Al comienzo, los mercados aplaudieron. El sistema funcionó por un tiempo –hasta que dejó de hacerlo–. Una década después, Argentina se vio obligada primero a devaluar y luego a dejar flotar el peso, el que en pocos meses perdió dos tercios de su valor. La crisis política que siguió fue tan profunda que Argentina pasó por cinco presidentes en un año. Y el no pago de su deuda soberana de US$82 mil millones, fue el más grande hasta ese entonces.

La fracasada política de Argentina, que se conoce como sistema de convertibilidad, es exactamente lo que Facebook está tratando de crear con la Libra, excepto que la nueva criptomoneda estaría vinculada a una canasta de monedas importantes, no solo al dólar. Los sistemas de convertibilidad se han ensayado en diferentes tiempos y lugares, y las muchas lecciones que nos han enseñado se aplican a la Libra.

Puesto que cada Libra estaría plenamente respaldada por monedas duras (con los saldos mantenidos en cuentas bancarias o en bonos gubernamentales), en teoría ella debería ser tan a prueba de crisis como supuestamente lo era en su momento el peso argentino. Es por ello que Facebook puede sostener que su Libra resultaría muy segura para sus usuarios.

Desgraciadamente, como lo muestra la experiencia de Argentina, en el mundo real los sistemas de convertibilidad pueden ser peligrosos. Uno de sus grandes riesgos es la devaluación. El valor de la Libra en términos de la canasta de monedas será determinado por un consorcio liderado por Facebook llamado Libra Association, y aquí los incentivos estarán alineados de manera exactamente equivocada. Imaginemos que la Libra resulta ser todo un éxito y que miles de millones de personas a través del mundo cambian el equivalente de billones de dólares estadounidenses a Libras. En ese caso, permitir que la Libra se depreciara aunque fuera una mínima fracción de un punto porcentual, se traduciría en una enorme ganancia de capital para Facebook y sus socios.

Si esto suena demasiado burdo (y lo es), o si es posible que tal fórmula entre en conflicto con reguladores y tribunales de justicia, consideremos un panorama alternativo. La canasta que respalda a cada Libra esta constituida por un promedio ponderado de varias monedas. ¿Quién decidirá la ponderación? La Libra Association.

Otra vez, la experiencia de países como Argentina sugiere lo que puede suceder. Supongamos que por "razones técnicas" se vuelve necesario ajustar estas ponderaciones y que, "por coincidencia", se aumenta la ponderación de monedas que se habían estado devaluando. De ocurrir así, los residentes de Estados Unidos, por ejemplo, de pronto descubrirían que con sus Libras podrían comprar menos dólares. Su pérdida de capital sería la contrapartida de la ganancia de capital de Facebook –y podría ser enorme–.

Tal vez reconociendo estos riesgos, el proyecto de la Libra incluye un sistema de gestión diseñado para eliminarlos. Pero estas garantías son difíciles de creer. Aquí surge el clásico problema de la inconsistencia dinámica (time inconsistency problem) que los economistas conocen bien: da lo mismo lo que Facebook diga hoy día, porque una vez que la Libra despegue, los incentivos para romper sus promesas serán enormes.

El modo en que la Libra Association obtendrá utilidades también puede estar sujeto a problemas de inconsistencia temporal. Dichas utilidades se producirán porque Facebook recibirá intereses al invertir la canasta de divisas que respalda la Libra, pero no pagará intereses sobre la Libra. De hecho, esta es la manera que obtienen ganancias los bancos centrales, que tienen el monopolio en la emisión de sus propias monedas. Los economistas lo llaman señoreaje.

Hoy día, las ganancias potenciales del señoreaje son limitadas, ya que las tasas de interés de los depósitos bancarios y de los bonos gubernamentales emitidos en las monedas principales están cercanas a cero. Pero, ¿qué sucederá el día en que aumenten las tasas de interés en el mundo? Simplemente, ¿se embolsará Facebook la diferencia? O bien, ¿logrará la competencia de mercado que Facebook y sus socios comiencen a pagar intereses sobre la Libra? La competencia no ha impedido que los bancos comerciales impongan cargos contundentes sobre las transacciones internacionales, y la Libra tiene el potencial de ser mucho más grande que cualquier banco comercial.

Un peligro aún mayor es que, en algún momento, la Libra Association decida dejar de respaldar plenamente a la Libra con activos líquidos seguros y pase a hacerlo de modo parcial. Tal tentación será difícil de resistir, puesto que las reservas que respaldan a la Libra podrían obtener un rendimiento mucho más alto si se las invirtiera en acciones riesgosas, por ejemplo. De ser así, y al igual que los sistemas bancarios comerciales que carecen de un prestamista de última instancia, toda la estructura de la Libra sería vulnerable a un ataque especulativo. Ahora, es posible que para entonces la Libra se haya vuelto sistémicamente importante, lo que obligaría a la Reserva Federal de Estados Unidos a actuar como el prestamista de última instancia. He aquí otro ejemplo de la inconsistencia dinámica.

¿Qué hay de la afirmación que la Libra sería útil para la inclusión financiera en los países emergentes y en desarrollo? Puede que lo sea. Pero también podría convertirse en una fuente de grandes dolores de cabeza para ellos. Las economías emergentes llevan tiempo combatiendo la llamada dolarización: la tendencia de sus residentes a procurarse un seguro manteniendo cuentas en dólares estadounidenses en los bancos locales y denominando los contratos (incluso los laborales) en dólares. Puesto que la dolarización impide que los bancos centrales actúen como prestamistas de última instancia para los bancos nacionales, ella fomenta la inestabilidad financiera. También hace que la política monetaria sea menos efectiva al limitar el efecto que tiene la depreciación de la moneda sobre las exportaciones y el empleo.

Facebook imagina que, eventualmente, en todo el mundo la gente pedirá y recibirá préstamos en Libras, y empleará esta moneda en el comercio nacional e internacional. Para las economías emergentes, ello significaría curarse de la dolarización tan solo para contraer una enfermedad peor: la libraización. De suceder esto, la Libra solo habrá complicado las políticas monetaria y de tipo de cambio de esos países, y habrá contribuido a gatillar una etapa de crecimiento lento y de inestabilidad financiera.

Facebook apuesta a que la Libra dará origen a un mercado Tauro. Pero los beneficios de la Libra parecen tan escurridizos como los de un Piscis. El proyecto Libra es peligroso como un Leo, y requerirá regulación gubernamental para impedir que se transforme en un Cáncer.

Traducción de Ana María VelascoAndrés Velasco, excandidato a la presidencia y exMinistro de Hacienda de Chile, es Decano de la Escuela de Políticas Públicas de la London School of Economics and Political Science. Roberto Chang es Distinguished Professor de Economía en Rutgers University.

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