El fin de Pelispedia: cómo cayó el sitio pirata de películas más grande de América Latino

El fin de Pelispedia: cómo cayó el sitio pirata de películas más grande de América Latina

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

Desde Uruguay, esta web llegó a tener 44 millones de usuarios mensuales y se replicó en varios dominios: Pelispedia.tv, Pelispedia.org y Pelisplus.tv. Su crecimiento duró cinco años, hasta que sus dueños fueron detenidos por Interpol. Es uno de los pocos casos en América Latina donde hay prisión preventiva por un delito de violación a los derechos de autor. ¿Cómo era el negocio?

El fin de Pelispedia: cómo cayó el sitio pirata de películas más grande de América Latina

Ilustración: Pablo Domrose

Un hombre de 35 años al que conocemos sólo como “J.A.G.R.” (por las iniciales de su nombre) dejó su empleo como ocupante de un camión de reparto de Salus –la popular compañía uruguaya de agua mineral, refrescos y cerveza– cuando encontró algo parecido a la fórmula mágica para vivir sin trabajar. O sin trabajar de un modo clásico, como lo hacían muchos de sus vecinos en Minas, una ciudad pequeña y silenciosa que cada 19 de abril es invadida por peregrinos del santuario de la Virgen de Verdún. La nueva ocupación de J., que en sus ratos libres se había perfeccionado durante años como un programador autodidacta, era administrar y nutrir una plataforma pirata con miles de estrenos de películas y series: Pelispedia.

Era 2014: la primera versión de Cuevana acababa de caer y Netflix aún no era tan popular en América Latina, adonde había desembarcado en 2011. Por eso quedaba un espacio vacante para millones de espectadores online que no tenían modo de seguir en streaming las series y los films del año, como True Detective y Masters of Sex, o Birdman y El gran hotel Budapest.

Pelispedia se convirtió rápidamente en un sitio de referencia y comenzó a multiplicar sus visitas. Abiertamente pirata, se volvió popular y accesible, y se replicó en varios dominios: Pelispedia.tv, Pelispedia.org y Pelisplus.tv. Cinco años más tarde, ya en 2019, con los dueños de Cuevana reconvertidos en empresarios de camiseta blanca del sector IT y con Netflix empoderada como una gran productora mundial, Pelispedia recibía 44 millones de visualizaciones mensuales y J. atendía a su público desde una casilla de mail para reclamos y sugerencias.

Y entonces el timbre sonó en su casa, en esa ciudad cansina del interior uruguayo, y sonó tan fuerte como un despertador a la madrugada. El sueño de J. terminó cuando, del otro lado de la puerta, los visitantes se presentaron como policías de Interpol. Eran las 7:30 de la mañana de un día de mayo de 2019. Venían a detenerlo.

“Pelispedia era un sitio pirata bastante importante”, dice Virginia Cervieri, la abogada que representa al grupo de productoras hollywoodenses que un año antes del allanamiento habían hecho una denuncia contra Pelispedia en Uruguay. El grupo estaba compuesto por Motion Picture Association, Warner Bros. Entertainment Inc., Universal City Studios LLC, Universal City Studios Productions LLLP, New Lines Productions Inc. y Twentieh Century Fox Film Corporation. “En estos casos, la información no es la más amplia, pero se descubrió que detrás del dominio, en el who is, había una persona de nacionalidad uruguaya, que era la titular del dominio Pelispedia. De esa forma se empezó a investigar si la persona era real y si los datos aportados coincidían con la realidad, cosa que sí sucedió”.

Durante la investigación el dominio fue cedido a una empresa fantasma, los datos se volvieron confidenciales y los investigadores ya no pudieron acceder. Pero para ese momento ya había policías haciendo patrullaje en las redes sociales y espiando en Minas a J. y a su esposa, de 34 años, cuyas iniciales trascendieron como “M.J.H.G.”.

La casa en Minas donde vive J.: los investigadores creen que la compró con lo que ganó con Pelispedia. Foto: Interpol Uruguay.

El allanamiento terminó con una detención para los dos. Y eso derivó en una medida de prisión preventiva por 60 días, hasta el próximo 10 de julio, para evitar que accedan de cualquier modo posible a la web, y borren las pruebas. J. y su mujer están recluidos en la cárcel de Campanero, a tres kilómetros de Minas. Protagonizan uno de los pocos casos en Latinoamérica donde hay prisión preventiva por un delito de violación a los derechos de autor.

“Mi cliente ha colaborado en forma absoluta con la policía y con la fiscalía”, dice la abogada de J., María Luisa Bollini Zipitría. “No mató a nadie, no abusó de ningún menor ni de ningún anciano, y no lesionó gravemente a nadie. Y la señora de él está imputada, pero de temas tecnológicos no sabe nada”. Bollini Zipitría no dice que J. no haya hecho lo que hizo. En cambio, espera obtener su libertad antes del 10 de julio y resolver su situación con un juicio abreviado.

 Mientras tanto, en un acta la fiscalía acusa a la pareja de “un delito continuado de poner a disposición una emisión digital con ánimo de lucro sin la autorización escrita de sus respectivos titulares o causahabientes, y lavado de activos en la modalidad de autolavado en reiteración real”.

“Este tipo de delito es de propiedad intelectual, con una ley de derechos de autor que data de hace muchos años, cuando Internet todavía no existía, y sin embargo apelamos a esa misma ley”, dice la abogada Cervieri, que es además la presidenta del Comité Mundial Antipiratería de la INTA (International Trademark Association, la organización de defensa de derechos de marcas más grande del mundo) y la presidenta de la Cámara de Lucha contra la Piratería y el Contrabando de Uruguay. “La ley es una sola y la violación a los derechos de autor es una sola”.

Se supone que Pelispedia les dejaba a J. y a su mujer entre 4.000 y 10.000 dólares por mes, y ese dinero se cargaba en una cuenta de Payoneer, un servicio bancario web. “Es como si cobrara en otro país y nadie tuviera control de dichos cobros en este país”, se lee en el acta de la fiscalía (de hecho, el dinero estaba en Suiza y en Estados Unidos). El negocio funcionaba así: por cada clic o visualización de una publicidad (de esas que saltan e invaden la pantalla del usuario), una compañía de anuncios pagaba dinero a los administradores de Pelispedia. El monto era variable y representaba una parte del pago hecho antes a esa compañía para una operación publicitaria. ¿Y lo demás? No había más: ver películas y series era gratuito, y más o menos rápido.

El CPU de la computadora de J., secuestrado. Foto: Interpol Uruguay

J. no tenía más que una computadora para Pelispedia, una PC armada. Todos esos terabytes de películas y series no estaban ahí, sino en la nube, en servidores alojados en Francia y en Estados Unidos, que él administraba desde su casa. “El material lo sacaba de servidores P2P, es lo mismo que hacen quienes están en las redes de pedofilia”, dice alguien que participó en la investigación y que pidió que su nombre quede en reserva. Apenas se estrenó la última temporada de Game of Thrones, Pelispedia ya la tenía. “Usaba palabras clave para llegar a la información que están buscando. O si no, entraba en la deep web”, sigue este investigador, que describe a J. como “un genio introvertido de la computación”. “Pero sabía que estaba cometiendo un delito, por eso usaba servidores remotos”, asegura.

Luego, en los días siguientes, mientras Interpol resguardaba la computadora y los teléfonos celulares, las casillas de correo de Pelispedia se colmaron de reclamos: era gente quejándose por no poder ver algunas de sus películas y series más anheladas.

Qué dicen los lectores de RED/ACCIÓN

Cuando estábamos trabajando en esta crónica, abrimos el tema a nuestra comunidad y le preguntamos por sus usos y opiniones sobre las plataformas pirata de películas y series como Pelispedia y otras. Al momento de publicar esta nota, teníamos 71 respuestas.

¿Alguna vez usaste alguna plataforma de streaming como Pelispedia, Cuevana o Roja Directa?

Cuando preguntamos por qué las usaban, nuestros lectores dijeron: “Porque quería ver contenido no disponible en sitios legales”; “Porque responde a una lógica distributiva de la información. Estoy 100% de acuerdo con lo que mal llaman ‘piratería’. Es no seguir respondiendo a la lógica acumulativa y exclusiva de los grandes poderes y monopolios”; “Porque no solamente eran gratis, sino que estrenaban películas antes que en el cine y Pelispedia tenía buena calidad de streaming también!”; “Porque no encontraba la película que quería ver ni en Netflix ni en Google Play para alquilarla”.

¿Cómo fue tu experiencia?

“¿Cuál es tu opinión sobre este tipo de plataformas?”, quisimos saber. Y nos respondieron:

  • “Su calidad no es buena. Son confusas y hay veces que esto lo hacen adrede para poder generar ingresos por links a publicidad. Pero por otro lado permiten acceder a contenido que de otra manera no estaría disponible por lo menos en mi región.”
  • “Creo que debe haber libertad de plataformas, las ganancias de las grandes corporaciones son escandalosas.”
  • “La piratería siempre existió, es parte de la cultura.”
  • “En general son malas, lentas, con mala calidad, cargadas de publicidades.”
  • “No es legal, pero ofrecen una solución al usuario. Te brindan un regular/buen servicio de forma gratuita cuando las opciones legales suelen ser caras y con servicios iguales o incluso a veces peores. Hay casos como peliculas viejas o series que no existen en las plataformas pagas (Netflix/HBO/etc.).”
  • “Hacen aportes muy importantes en términos de democratización de la cultura y de los contenidos: permiten la llegada de contenido internacional a lugares donde quizás no está habilitado el stream y permiten que personas que no podrían pagar el stream oficial estén incluidos en las discusiones y en las producciones culturales que, de otra forma, se verían excluidos”.

“La piratería democratiza la cultura”, dice Manu Chao. ¿Cuán de acuerdo estás con la frase?

A los creadores de Pelispedia les dictaron 90 días de prisión preventiva. ¿Qué te parece la medida?

Qué dicen las leyes argentinas sobre el derecho de autor y la piratería