En el Panteón, ubicado en el corazón del Barrio Latino, aquí en París, el sitio donde está enterrada la científica Marie Curie, la primera mujer en ganar dos premios Nobel, el péndulo inventado por León Foucault parece una metáfora de lo que sucede con el fútbol femenino en esta Copa del Mundo. Es llamativo: es un círculo con forma de pelota. El físico francés lo ideó para invitar al público a ver la Tierra girar.
Ellas, las futbolistas, están cambiando el mundo del fútbol en el suelo de la Revolución Francesa. Acá, en la cancha y después de un siglo de patriarcado en el fútbol, ellas demostraron que ya no hay tiempo ni paciencia para esperar por mejores condiciones profesionales y deportivas. La revolución de los botines es ahora.
La invitación a dar vuelta el mundo esta vez fue de las jugadoras. ¿Cuáles son, en resumen, las grandes transformaciones que permiten ilusionarse con un futuro mejor después de este Mundial? Acá van cinco señales.
1. Une victoire (Una victoria) - Los cambios sociales y culturales
La selección argentina no ganó ningún partido (empató con Japón y Escocia, y perdió contra Inglaterra). Sin embargo logró un triunfo invaluable: la barrera de los prejuicios es un muro que ya no existe.
La discriminación y el sexismo ya no tendrán potencia gracias a estas jugadoras, que hicieron una dupla brillante con el movimiento feminista. Los pases de gol entre la calle y la cancha construyeron jugadas libertarias. ¿Quién se animará a decirle ahora a una mujer que es machona, marimacho, Carlitos, tortillera o puta sólo porque juega al fútbol? ¿Y qué niña que desee ser futbolista agachará la cabeza ante la agresión?
A Ruth Bravo, una de las volantes centrales, una vez la ataron a un árbol en Salta, donde vivía, para que no entrara a la cancha a bailar a los varones. Florencia Bonsegundo, la autora del 3 a 3 contra Escocia en una remontada histórica, no sabía, a sus 15 años, que existía una selección femenina. Hasta entonces jugaba poco y nada porque en la liga de su provincia no la aceptaban por su condición.
Eso parece no correr más porque ahora, a las mujeres que están juntas y aman el fútbol, ahora sí las ven.
2. Belle Époque (La bella época) - La constitución de un nuevo paradigma
En el lobby del hotel donde el equipo concentraba, la delantera marplatense Milagros Menéndez y la defensora rosarina Virginia Gómez conocieron un dato: en la Argentina las mujeres juegan al fútbol desde 1923. En aquel año se disputó un partido entre dos equipos, Argentinas y Cosmopolitas, que marcó el inicio de la historia. Las dos se quedaron con la boca abierta.
¿Es posible no sentirse extraña sin conocer de dónde venimos? Estas jugadoras -así como las del pasado y como las que vendrán- son testigos de una reparación histórica. Conocen los orígenes de la pasión que les corre por las venas. Pueden reconocerse, apropiarse de su identidad de futbolistas. “Vinimos acá a demostrar lo que puede lograr la mujer argentina”, repitió la mediocampista mendocina Estefanía Banini.
Cada uno de los tres partidos de Argentina tuvo 1 millón y medio de espectadores, según el rating de la TV Pública. ¿Pero cómo? ¿No era que el fútbol femenino no le importaba a nadie? Antes del Mundial, en el repechaje que Argentina disputó en la cancha de Arsenal, 11500 personas fueron a verlas.
La difusión genera un cambio también en las nuevas generaciones: ahora, como nunca había ocurrido antes, hay (al fin podrá haber) nenas y nenes que tienen a futbolistas mujeres como referentes. Que querrán jugar como ellas. Que dejarán de pegar posters de varones en sus habitaciones. Que intentarán viajar, como hicieron algunas para venir hasta aquí, miles de kilómetros para ver a la selección.
3. À lutter (A luchar) - La semiprofesionalización en el fútbol local
El campeonato que comenzará en Argentina deberá ser el primero con futbolistas con contratos, según el anuncio que Claudio “Chiqui” Tapia, el presidente de la AFA, hizo en marzo de este año.
“El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres”, dijo alguna vez Simone de Beauvoir. Este tema se habló en Francia, en la intimidad del equipo. Todavía no hay certezas acerca de esta novedad.
Seguramente nadie en Buenos Aires imaginaba lo que esta selección iba a generar a 11 mil kilómetros de distancia. Menos, los varones que conducen el fútbol argentino, que hasta ahora -¿casualidad o causalidad?- no ha tenido nunca una dirigenta mujer a cargo del fútbol femenino.
San Lorenzo es el único club que firmó contratos cuando profesionalizó a 15 futbolistas. Los demás, nada. Entre las jugadoras, el tema implica contradicciones. Los contratos serán para un mínimo de 8 y un máximo de 11 jugadoras y, en efecto, esto generará desigualdad al interior de los planteles, donde no todas ganarán dinero.
La delantera entrerriana Soledad Jaimes, del Lyon francés, reconoció que esta medida generará un salto. En el país hay futbolistas que pasarán de no tener dinero para cargar la SUBE a percibir un salario. Aquí en Francia hay una bandera que quedó plantada: estas pibas necesitan condiciones dignas para potenciar su presente.
4. "Soyons réalistes, demandons l’impossible" (Seamos realistas, pidamos lo imposible) - El Mundial como vidriera internacional
Las proclamas del Mayo francés volvieron a jugar en este Mundial. Cuando Argentina había disputado un solo partido, Belén Potassa, delantera de la UAI Urquiza, anunció su pase al Albacete de España. Su nombre armó una lista de 10 futbolistas de la selección que desarrollan su carrera en el exterior.
Rompiendo con los viejos engranajes, el fútbol femenino avanza con la potencia de una manada en cada país. La Liga española, por ejemplo, ya anunció que invertirá 20 millones de dólares en el fútbol femenino esta temporada. El Real Madrid, que no tenía equipo, compró un club y presentará plantel en la próxima edición. No querían perderse esta fiesta.
Después de un gran Mundial, las argentinas lograron meterse en esa vidriera. La cordobesa Florencia Bonsegundo ascenderá: pasará del Sporting de Huelva al Valencia, un equipo de mayor jerarquía en España.
La proyección tiene la fuerza del deseo. Competir en ligas destacadas mejorará el nivel del equipo. El mercado también decidió jugar en este terreno. En el plantel actual la mayoría ya tiene su contrato con Nike y Adidas; y Noblex y Rexona fueron sponsors en el Mundial. ¿Cuántas marcas más se subirán a la ola?
Ella es Dalila Ippólito, autora del primer gol de Argentina frente a Escocia y quien cambió el partido para la Selección Nacional. Tiene 17 años, juega en River y tiene que hacer la tarea en sus tiempos libres para cumplir con la escuela #VamosLasPibas #VamosArgentina pic.twitter.com/5lmhI0ywxq
— RED/ACCIÓN (@redaccioncomar) 19 de junio de 2019
5.- Vers la glorie (A la gloria) - Mañana es mejor
Las dos jugadoras que ingresaron contra Escocia y cambiaron el partido, Dalila Ippolito y Milagros Menéndez, tienen 17 y 22 años. Es una de las muestras de la proyección que tiene este equipo, que no piensa convertirse en la revolución sin futuro. La cuenta sigue. Lorena Benítez fue titular con 20 años; Aldana Cometti es clave en el esquema con 23 años; Solana Pereyra, arquera, también tiene 20.
La dimensión del futuro parece estar en la agenda de la AFA, que a principios de este año anunció a un nuevo entrenador de los equipos Sub 15 y Sub 17. Diego Guacci, junto a su equipo, trabaja en el fortalecimiento de una base sólida.
Vanesa Santana, volante del Logroño de España, se crió en Villa Celina y dijo que es clave tener divisiones inferiores de una vez en Argentina: “No puede ser que no existan, nos quedamos atrás del mundo”.
Cuando a Mariela Coronel, que tiene 37 años y lleva 12 temporadas en el fútbol español, le preguntamos qué diferencia veía cuando se encontraba en la selección con futbolistas que además debían trabajar y estudiar, respondió: “Las ganas. Cada vez que vengo noto que mis compañeras están cansadas, agotadas mentalmente, y algunas no se alimentan bien porque no pueden. Todo eso se nota a la hora de entrenar y jugar”.
Ahora, Argentina participará en julio de los Juegos Panamericanos. Es decir, volverá a competir pronto. Ese fue un reclamo de las propias jugadoras: disponer de un calendario de partidos. Aquí quedó claro que el roce internacional marca una diferencia.
Hay algo para lo que ellas ya están listas: tomar el cielo por asalto.
¡Vers la glorie, jugadoras!