La niñez es un período crucial para el desarrollo cognitivo, físico y emocional de las personas. Está demostrado que la estimulación temprana y la adecuada nutrición desde las primeras semanas de vida resultan decisivas para el desarrollo intelectual y físico para el resto de la vida. A su vez, se ha comprobado que la carencia de educación en el nivel inicial repercute desfavorablemente en la trayectoria escolar.
El Mapa de Educación Inicial en Argentina, elaborado por UNICEF y CIPPEC, evidencia que si bien el panorama es muy heterogéneo, el desafío principal es ampliar el acceso a la educación inicial para niños desde los 45 días de vida hasta cuatro años, y hacer con criterios de equidad.
Entre 2010 y 2016, las tasas de matriculación de las salas de cuatro y tres años pasaron del 73% al 85% y del 36% al 41%, respectivamente. En cambio, entre 2010 y 2016, no ha crecido la cobertura para los niños de dos años, la cual se mantuvo relativamente estable, en un 4%.
“La universalidad de la sala de cinco y el cierre de las brechas en sala de cuatro son logros importantes de los últimos 10 años. Todavía persisten grandes inequidades en el acceso, en el currículum y en los equipos docentes. Es necesario profundizar y potenciar una agenda educativa e intersectorial para los más chicos”, enfatiza Alejandra Cardini, directora del Programa de Educación de CIPPEC.
Cardini habla de "grandes inequidades". Y eso es sencillo de verlo: el 96% de los niños y niñas de dos años de las familias más pobres del país no tiene posibilidad de acceder a una institución de crianza, cuidado o enseñanza. En cambio, en los sectores con más recursos esa cifra baja al 53%.
Eso sí, a medida que los chicos crecen, el acceso al jardín ya no depende tanto de las condiciones socieconómica de la familia: entre los niños de cuatro años, por ejemplo, un 96% de los que pertenecen a los hogares de ingresos más alto va a un jardín. Mientras que la tasa de asistencia desciende al 83% -es decir no tan bruscamente- en los niños de hogares más pobres.
Si bien del total de las escuelas del nivel, solo dos de cada 10 son de gestión privada, estas últimas brindan en mayor proporción una oferta completa: salas desde los 45 días hasta los cinco años. Mientras el 70% de las escuelas privadas ofrecen sala de tres años, solo el 47% de las de gestión estatal lo hacen. En el jardín maternal (45 días a dos años), las diferencias son mayores: el 35% de las escuelas de gestión privada ofrecen alguna sala para los niños de 45 días a dos años, mientras que esto solo sucede en el 10% de las de gestión estatal
Diferencias entre jardines y entre jurisdicciones
Los niños que asisten al jardín acceden a propuestas muy distintas entre sí. El nivel inicial convive con otras instituciones como los espacios de primera infancia, los jardines comunitarios y los jardines sin reconocimiento oficial. Esos establecimientos dependen de distintos actores (Estado, sector privado y asociaciones de la sociedad civil) y distintos niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal).
Pero no existe una articulación ni una relación clara entre las diversas ofertas, lo que da como resultado un campo heterogéneo y fragmentado de instituciones para la primera infancia. Por ello, Cora Steinberg, especialista de Educación de UNICEF señala que es fundamental pensar a la educación inicial en el marco de una agenda que promueva la integralidad. La oferta de jardines no oficiales, espacios de primera infancia y otras iniciativas comunitarias comprende entre el 10 y el 20% de la asistencia total de los niños de tres y cuatro años a instituciones de crianza, enseñanza y cuidado.
En el informe se pueden observar profundas desigualdades regionales en lo que se refiere al acceso y a la calidad. En provincias como Tierra del Fuego y La Rioja asisten a sala de cuatro más del 90% de los chicos, mientras que en Tucumán o Formosa asiste poco más que la mitad. La cobertura para los menores de tres años es muy baja y la polarización, aún mayor.
Mientras que nueve de cada 10 escuelas de nivel inicial tienen salas de cuatro y cinco años, solo cinco de cada 10 cuenta con una sala de tres y apenas el 15% con oferta de jardín maternal. Esta tendencia es más marcada en el ámbito rural: solo el 40% de las escuelas rurales ofrece sala de tres y apenas el 6%, jardín maternal.
En cuanto a la regulación del nivel, los lineamientos curriculares nacionales tienen ya quince años, su alcance se limita a los niños de cuatro y cinco años, y tienen un rasgo sectorial en tanto solo abarcan a las instituciones del sistema educativo. “La currícula tiene que pensarse para el desarrollo de habilidades para la vida. Es tiempo ya de revisarla. Es importante hacer más fluida la interfase entre el nivel inicial y el primario”, señala Hugo Labate, director Nacional de Coordinación Pedagógica en Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.
Como ya contó RED/ACCION, otro aspecto a tener en cuenta es que la mayor parte del trabajo de cuidado infantil recae sobre las mujeres. Por lo tanto, las inversiones correctamente diseñadas en servicios de educación y cuidados en la primera infancia pueden ofrecer una elevada rentabilidad económica y social para las familias, las personas y las sociedades en su conjunto. Es decir, facilitan la participación de las mujeres en el mercado de trabajo; mejoran las capacidades de las niñas y los niños, y permiten crear puestos de trabajo en el sector de los cuidados remunerados.