Victoria Pascual todavía no hablaba y ya montaba a caballo. Su carrera comenzó de la mano de su padre, Domingo “Cacho” Pascual —ganador de dos premios Carlos Pellegrini junto a Jorge Valdivieso—, y con el antecedente y la trayectoria de su abuelo, Elías Pascual. Entrenadora de caballos y jockey, es una de las pocas mujeres que se dedica a esta actividad en Argentina. “Siempre se sorprenden cuando digo que entreno caballos de carrera”, comenta, sentada a metros de la tribuna Paddock en el Hipódromo de Palermo, después de repetir la rutina diaria que arranca a las 6.30 en la Villa Hípica.
Cuando tenía 17 años, al volver de unas vacaciones en Punta del Este, Victoria le dijo a su papá que ella también quería ir al stud (el sitio donde se crían y cuidan los caballos) a trabajar, igual que lo hacían los hombres de su familia. Lo convenció y ese verano entrenó durante todo febrero. Para que la dejaran seguir y poder terminar el colegio secundario se pasó de una escuela privada y diurna a una pública y nocturna. Lo hizo en compañía de Gonzalo, su hermano mellizo. Al tiempo se metió de lleno en el turf (las carreras de caballo donde corren apuestas) y se anotó en la Tecnicatura en Producción Agropecuaria de la Universidad de Belgrano para cumplir con el mandato paterno y alcanzar un título universitario.
A los 20 se emancipó y del Hipódromo de San Isidro se mudó al de Palermo para trabajar con la caballeriza Haras Don Arcángel. Ese fue su primer “patrón”, como se dice en la jerga para referirse a quien contrata a un entrenador.
“Al caballo lo tenés que conocer, saber cómo es el pedigrí, si come o no y para qué distancia es”, explica. Victoria, además, es considerada como una cuidadora; “la cuida”, así la llama toda la troupe que tiene a su cargo: el jockey, el galopador, los peones y el veterinario. “La gente de acá es sana, es buena, yo disfruto mucho. Esto es un equipo y hay que poner la mejor energía porque no depende solo de mí”, comenta.
Entre los momentos más difíciles de su vida está el secuestro que sufrió entrada la década del ‘90. Recuerda que le hicieron una emboscada y la tuvieron dos días cautiva hasta que finalmente pudieron rescatarla. Tras ese episodio y aprovechando una buena oferta laboral se fue a vivir a Estados Unidos donde aprendió casi todo de cero porque las reglas de las carreras son muy diferentes. “Pagué el derecho de piso de a poquito”, dice de ese nuevo comienzo. Estuvo ocho años en Miami, allá nació su hija Sofía que, por supuesto, ya sabe montar.
Instalada nuevamente en Palermo, ahora está al frente del stud Bingo Horse. Siempre rodeada de caballos, esa es su constante: “Quiero tanto al caballo más caro como al que es hijo de uno no muy conocido. A mí no me cambia el precio, quiero a todos por igual”, sintetiza.
Nombre: Victoria Pascual
Edad: 42 años
Profesión: Entrenadora de caballos
Lugar de nacimiento: San Isidro, Provincia de Buenos Aires
Lugar de trabajo: Palermo
1. ¿Cuál es tu motor interior, qué te inspira a hacer lo que hacés?
Mi motor es que amo lo que hago. No tengo problema de levantarme a las 5 de la mañana. Lo disfruto.
2. ¿Qué te hace feliz?
Soy feliz haciendo lo que me gusta. Además me hacen feliz mi hija, mi entorno familiar, mis hermanas, mi mamá y mi papá. Nos reunimos dos o tres veces por semana, somos una familia muy unida. Eso me encanta. Vivimos todos en el mismo barrio. Tengo amigas que son de toda la vida, como mis hermanas (Nicole Neumann y Denise Dumas). Me junto con ellas una o dos veces por semana sí o sí. La verdad es que mis afectos son los que siempre me sacaron adelante. Mi contención es mi núcleo íntimo.
3. ¿Qué cosas no te dejan dormir?
Gracias a Dios mi familia está bien de salud. Me puede preocupar algún problema en el stud, si un caballo se enfermó o algo así. Igual en lo posible trato de ser positiva. Lo del secuestro es como que lo hubiese borrado.
4. ¿Qué cambiarías del mundo?
Que no haya guerras ni terrorismo. Que no haya hambre en el mundo ni tanta desigualdad, porque hay muchos que tienen tanto y otros nada. Lo veo también acá, ves gente de mucho dinero y te das vuelta y ves gente muy humilde.
5. Cuando eras chica, ¿qué querías ser de grande?
En esa época estaba con los caballos de salto y soñaba con eso. Competía, llegué a hacerlo profesionalmente, pero después cuando me metí de lleno con los caballos de carrera dejé de hacerlo. Hoy sigo montando pero la satisfacción que me da ver ganar un caballo es diferente.