En el cumpleaños de la World Wide Web, el fundador e inventor de la Web Sir Tim Berners-Lee reflexiona sobre cómo la red ha cambiado nuestro mundo y lo que hay que hacer para construir una mejor Internet que sirve a toda la humanidad.
Hoy, 30 años después de mi original propuesta para un sistema de gestión de la información , la mitad del mundo está en línea. Es un momento para celebrar lo lejos que hemos llegado, pero también una oportunidad para reflexionar sobre lo mucho que aún tenemos que avanzar.
La Web se ha convertido en una plaza pública, una biblioteca, un consultorio médico, una tienda, una escuela, un estudio de diseño, una oficina, una sala de cine, un banco, y mucho más. Por supuesto, con cada nueva innovación, con cada nueva página web, la brecha entre los que están en línea y los que no va en aumento, por lo que es aún más necesario hacer que la web sea accesible para todo el mundo.
Mientras la banda ancha ha creado una oportunidad, dando a los grupos marginados una voz y hecha nuestra vida diaria más fácil, también ha creado oportunidades para los estafadores, dado voz a los que difunden el odio y ha permitido que todo tipo de delito sea más fácil de cometer.
En el contexto de las noticias acerca de cómo se utiliza mal la Web, es comprensible que mucha gente sienta miedo y no está seguro si es realmente una fuerza para el bien. Pero teniendo en cuenta lo mucho que la web ha cambiado en los últimos 30 años, sería derrotista y carente de imaginación suponer que la web, como la conocemos, no se puede cambiar para mejor en los siguientes 30 años. Si nos damos por vencidos en la construcción de una mejor Internet ahora, le habremos fracasado a la web.
Para hacer frente a cualquier problema, debemos explicarlo en forma clara y entenderlo. Veo, en términos generales, tres fuentes de la disfunción que afectan a la web de hoy:
- Malas intenciones, como la piratería patrocinada por el Estado, el comportamiento criminal y el acoso en línea.
- El diseño del sistema que crea incentivos perversos donde se sacrifica valor para el usuario, tales como modelos de ingresos basados en publicidad que recompensan comercialmente "clickbait" y la viralización de información falsa.
- Consecuencias negativas imprevistas de diseño benévolo que afecta la calidad del discurso en línea. A eso hay que sumar el impacto nefasto del tono indignado de la conversaciones en las redes sociales.
Mientras que la primera categoría es imposible erradicar por completo, podemos crear tanto las leyes y el código para minimizar este comportamiento, tal como lo hemos hecho siempre "off line".
La segunda categoría nos obliga a rediseñar los sistemas de una manera que cambiar los incentivos. Y la última categoría requiere investigación para comprender los sistemas existentes y los modelos posibles para crear nuevos o modificar los que ya tenemos.
No se puede culpar sólo a un gobierno, a una red social o el espíritu humano. Narrativas simplistas corren el riesgo de agotar nuestra energía a medida que persiguen los síntomas de estos problemas en lugar de centrarse en sus causas fundamentales.
En momentos cruciales, las generaciones anteriores se han comprometido a trabajar juntos por un futuro mejor. Con la Declaración Universal de Derechos Humanos diversos grupos de personas han sido capaces de ponerse de acuerdo sobre los principios esenciales. Con el Derecho del Mar y el Tratado del Espacio Exterior, hemos conservado nuevas fronteras para el bien común.
Ahora, como la Web impacta la forma en que vivimos, tenemos la responsabilidad de asegurarnos de el acceso a Internet sea reconocida como un derecho humano y construida para el bien público. Esta es la razón por la que Web Foundation está trabajando con gobiernos, empresas y ciudadanos para construir un nuevo contrato para la Web .
Este contrato se puso en marcha en Lisboa en la Web Summit, que reúne a un grupo de personas que están de acuerdo en lo que se necesita para establecer normas claras y leyes que sustenten la web.
Ningún grupo debe hacer esto por sí solo, y todos los aportes serán apreciados. Los gobiernos, las empresas y los ciudadanos están contribuyendo, y nuestro objetivo es tener resultados a finales de este año.
Los gobiernos deben adecuar las leyes y reglamentos para la era digital. Deben asegurar que los mercados siguen siendo competitivos, innovadores y abiertos. Y tienen la responsabilidad de proteger los derechos y las libertades de las personas.
Necesitamos defensores de una web abierta dentro del aparato público, los servidores y funcionarios electos que tomarán decisiones cuando los intereses del sector privado amenacen el bien público, y que se pondrán de pie para proteger una web abierta.
Las empresas deben hacer más para asegurar que su búsqueda de ganancias a corto plazo no sea en detrimento de los derechos humanos, la democracia, hechos científicos o la seguridad pública. Las plataformas digitales y los productos deben ser diseñados con la privacidad, la diversidad y la seguridad en mente. Este año hemos visto un número de empleados del sector tecnológico de pie y exigir mejores prácticas de negocio. Tenemos que animar a ese espíritu.
Y lo más importante de todo, los ciudadanos deben exigir a las empresas y los gobiernos que cumplan los compromisos que asumen.
Si no elegimos a políticos que defienden una web libre y abierta, si no hacemos nuestra parte para fomentar conversaciones saludables constructivas "online", si continuamos haciendo "clic" sin exigir que nuestros derechos sean respetados, nos alejamos de nuestra responsabilidad de poner estos temas en la agenda de prioridades de nuestros gobiernos.
La lucha por la web es una de las causas más importantes de nuestro tiempo. Hoy en día, la mitad del mundo está en línea. Es más urgente que nunca asegurar que la otra mitad no se quede atrás y que cada uno contribuya a una web que impulse la igualdad, la oportunidad y la creatividad.
El nuevo contrato para la Web no debe ser una lista de soluciones rápidas, sino un proceso que marca un cambio en la forma en que entendemos nuestra relación con nuestra comunidad en línea. Debe ser lo suficientemente claro para actuar como un mapa de ruta que nos muestre el camino a seguir, pero lo suficientemente flexible para adaptarse a la rapidez de los cambios tecnológico. Es el camino que tenemos que recorrer para pasar de la adolescencia digital a un futuro más maduro, responsable e inclusivo.
La web es para todos y somos nosotros los que colectivamente tenemos el poder para cambiarla. No va a ser fácil. Pero si soñamos un poco y trabajamos mucho, podemos lograr la web que queremos.
Sir Tim