En septiembre de 2018, RED/ACCIÓN viajó a Haití para contar las historias de lucha y resiliencia de la comunidad haitiana. Allí, conocimos a grupos de jóvenes y miembros de la oposición política que desde mediados del año pasado se están movilizando a favor de un cambio político en el país.
Sus demandas más urgentes son el fin a la impunidad de los corruptos, un sistema democrático más transparente y justo, y mayor igualdad de género. En las últimas semanas, el conflicto escaló a nuevos niveles de violencia. En esta nota, seis puntos para entender la crisis política que está afectando al país más pobre de todo el hemisferio occidental.
Nuevas manifestaciones en las calles. Durante las últimas dos semanas, cientos de miles de personas, particularmente jóvenes, han salido a manifestarse en Haití para demandar la renuncia del actual presidente, Jovenel Moïse, acusado de corrupción. Las manifestaciones estallaron el 7 de febrero en la capital de Puerto Príncipe y se replicaron por todo el país. Por lo menos 9 personas fallecieron durante las protestas, y decenas más resultaron heridas.
El impacto en la vida cotidiana. Por varios días, el país vivió un estado de emergencia: las escuelas, oficinas de gobierno y los negocios cerraron, en los hospitales faltaban suministros básicos, y varias embajadas evacuaron parcialmente a su personal. A partir de esta semana, los conflictos empezaron a reducirse en intensidad, y algunos servicios volvieron a operar.
Las causas del conflicto. Las protestas surgen a raíz de dos principales temas:
- Corrupción: Desde mediados de 2018, miles de personas han salido a las calles a protestar en el marco del “PetroCaribe Challenge”, un escándalo de corrupción en el que se acusa al gobierno haitiano de malversar miles de millones de dólares provenientes del programa venezolano de petróleo PetroCaribe. Los fondos estaban originalmente destinados al desarrollo de infraestructura y programas sociales, de salud y educación.
- Economía: Según el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, entre marzo y junio de este año, se proyecta que más de 2,6 millones de personas en Haití sufrirán de inseguridad alimentaria. En un contexto de inflación de 15%, un déficit de $89,6 millones de dólares, y una moneda en rápida devaluación, se espera que este año la situación humanitaria solo empeore.
El rol de la juventud haitiana. Una característica singular de las recientes manifestaciones en Haití ha sido el rol central que han tomado los jóvenes haitianos, que en el último año se empezaron a movilizar e involucrar en distintos movimientos sociales para demandar un cambio en el sistema político del país.
- “Siempre se habla de democracia. Pero si uno ve nuestro país todavía no puede hablar de una democracia verdadera, porque no se respetan los derechos humanos, no hay libertad de expresión y no tenemos elecciones justas ni transparentes”, nos contaba Yvenique Bathard, una joven Haitiana, desde Puerto Príncipe el año pasado.
La respuesta del gobierno. En respuesta a los disturbios, a principios de esta semana el primer ministro de Haití, Jean-Henry Céant, anunció una reducción de los precios de alimentos y de los gastos de la administración pública hasta un 30%. También anunció nuevas medidas como un límite a los viajes de funcionarios públicos, y la eliminación de ciertos privilegios no esenciales como planes de celular.
Voces argentinas desde Haití. En diálogo con RED/ACCIÓN, el embajador de Argentina en Haití, Pedro Von Eyken, comunicó que “no se están tomando medidas de evacuación con nuestra exigua comunidad argentina (inferior a 50 personas en todo el país), en un sentido como de "alerta máxima", porque no hay tal extremo de dramatismo, la situación aún no lo amerita.
A pesar de que la violencia se haya calmado en los últimos días, Von Eyken advierte que hay posibilidades de que el conflicto vuelva a escalar en los próximos meses: “Este es el cuarto episodio de violencia desde los días 6-7-8 de julio último, que fue el más bravo. Luego hubo un episodio en octubre y otro en noviembre. No se puede prever el futuro con exactitud, es posible que haya otro episodio más adelante, quizá después del carnaval, según algunos rumores, porque los grupos más radicalizados quieren remover al Presidente Moïse a toda costa y para eso presionan”.
Es una visión que comparte Sofía Pascual, la joven argentina que a sus 21 años dejó todo para irse de voluntaria a Haití. "La situación va a seguir hirviendo de a poco. Hay mucha gente que no tiene plata para comprar comida. Y la oposición aprovecha cada oportunidad que hay para salir a manifestarse", cuenta a RED/ACCIÓN. Esta semana, a raíz de la violencia, Pascual decidió irse del país al que había llegado un año atrás a trabajar como voluntaria.