La última cena en París - RED/ACCIÓN

La última cena en París

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La espectacular ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024 se vio opacada por una parodia de la Última Cena de Jesús con sus discípulos, que motivó el rechazo de creyentes y no creyentes de todo el mundo. Un caso que deja lecciones de comunicación a organizaciones de todo tipo.

La última cena en París

Intervención: Marisol Echarri.

¡Buenos días! La espectacular ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024 se vio opacada por una parodia de la Última Cena de Jesús con sus discípulos, que motivó el rechazo de creyentes y no creyentes de todo el mundo. Un caso que deja lecciones de comunicación a organizaciones de todo tipo.

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Intervención: Marisol Echarri.

JJOO. Los Juegos Olímpicos son el pretexto perfecto para que el país anfitrión tire la casa por la ventana en la ceremonia inaugural y despliegue todos sus encantos frente al mundo entero. Francia, con París en su esplendor, tiene con qué, así que venía despertando admiración en  las audiencias hasta que apareció una parodia de la Última Cena de Jesús y sus discípulos, según el famoso fresco de Leonardo Da Vinci. Se trataba de una puesta en escena kitsch, en la que no faltaron drag queens y otros personajes alusivos a la comunidad LGTBIQ+. El show, como era de esperar, ofendió a millones de cristianos que no entendían a cuento de qué venía el agravio. Y la polémica quedó servida.

En un primer ensayo de pedido de disculpas, Thomas Jolly, el director artístico de la ceremonia, dijo que en realidad el sketch no parodiaba la Última Cena, sino que era un homenaje a Dionisio, “porque es el dios de la fiesta, del vino y el padre de Secuana, diosa vinculada al río Sena”. Generó alguna duda, pero el asunto quedó desmentido cuando una de las protagonistas, la drag queen conocida como “Piche”, confirmó que sí, que aludía nomás a Jesús y sus discípulos y que estaba orgullosa del rupturismo del show. Por su parte, la vocera de París 2024, Anne Descamps, dijo: “Intentamos celebrar la comunidad, la tolerancia (…). Si alguien se ha sentido ofendido, por supuesto lo lamentamos mucho”. Justo lo que no hay que decirle al ofendido: no me equivoqué, el problema es tuyo, que sos hipersensible.

El caso admite un análisis comunicacional aplicable a otros escenarios similares. Hay algunos criterios universales a tener en cuenta antes de lanzarse con un sketch con potencial polémico:

  • Pertinencia temática. O sea, si viene a cuento o no. Si lo que se quiere representar tiene que ver con el mensaje principal que se quiere transmitir. Los Juegos Olímpicos fueron, desde siempre, símbolo de fraternidad universal, de espíritu deportivo, de esfuerzo, de superación. Valores que podrían conectar con el mensaje cristiano, aunque no con su ridiculización. No pasa la prueba.
  • Consistencia axiológica. Si los valores que comunica la representación coinciden con los de la institución (o, en este caso, los del país anfitrión): “Liberté, Égalité, Fraternité”. Libertad para expresarse, sí. Igualdad de todos frente a la ley, también. Fraternidad: tratar al otro como quisiera que me trataran a mí, siguiendo la Regla de Oro. Esto queda menos claro. Tampoco pasa.
  • Sentido artístico. Si la representación es valiosa desde el punto de vista estético o creativo, según los cánones aceptados en cada época. Nadie tiene la última palabra sobre el tema, pero hay consenso en que la estética kitsch es contestataria y, por eso mismo, relativamente marginal, o solo valorada por un grupo reducido. Los billones de personas que vieron la ceremonia no necesariamente la disfrutan. La mayoría ni siquiera la entienden, por lo que termina siendo elitista. Punto en contra.
  • Valor identitario. Puede haber propuestas creativas que no cumplan ninguno de los criterios anteriores pero reflejen adecuadamente la esencia misma de la institución (en este caso el país) que las muestra. Y que eso sea razón suficiente para mostrarlas. Si Francia quiso mostrarse como abanderada de la inclusión de la comunidad LGTBIQ+ —es una posibilidad—, lo hizo a costa de excluir a más del 70% de los franceses que se consideran cristianos. Y a los millones que hay alrededor del mundo. Al menos, un error de cálculo.
  • Eficacia comunicacional. Todo lo anterior podría relativizarse si, al final, los organizadores pensaran que una determinada opción artística sirve para transmitir un mensaje de manera poderosa. El problema es que, según la vocera Descamps, el mensaje era de fraternidad y tolerancia, justo lo contrario del efecto que buscaba. Mala praxis: para promover la inclusión de un grupo, se agravió a otro. Poco profesional.
  • Capítulo aparte: lo sagrado. Las organizaciones tienen sus eventos y los países, sus ceremonias. Pueden ensayar mensajes más o menos acertados en relación a la política, los deportes, el arte o cualquier otra dimensión de la existencia humana… pero cuando entran en lo sagrado pisan otro tipo de terreno: es lo que, al menos para un grupo de personas, es digno de veneración. Y, por eso mismo, quien quiera promover la convivencia en armonía, debe excluirlo de la burla: ridiculizarlo es sinónimo de agresión. Cualquier artista o comunicador lo sabe, o debería saberlo. París 2024 se equivocó en esto también.

Francia, que alguna vez supo mostrarse como ejemplo de sociedad libre y democrática, esta vez siguió otros derroteros. La patria de la gran revolución republicana, y todo Occidente con ella, están a tiempo de volver a las bases liberales de su civilización, donde la convivencia armónica de los que piensan distinto es un valor. Eso implica respetar las creencias del otro, aunque no se las comparta.

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Tres preguntas a Andrés Montero. Es un empresario, periodista y columnista chileno, colaborador habitual del periódico El Debate, de España, y varios medios en América Latina. 

—¿Qué pasó en Venezuela el domingo pasado?
—Como era de esperar, la dictadura venezolana ha consumado un fraude electoral. Nadie, con un mínimo de visión política, podría haber esperado otra cosa. No hay dudas de que el candidato opositor Edmundo González, obtuvo más votos que Maduro. Se debe agregar que de los 8 millones de venezolanos que viven en el exilio, solo votaron menos del 1 %. Los Gobiernos de Cuba, Nicaragua y Bolivia, como era lógico pensar, han validado el “triunfo” de Maduro. La tristeza y desesperanza invade a los millones de venezolanos que, repartidos por el mundo, sueñan con volver a rehacer sus vidas en la tierra que los vio nacer. La tardía entrega de resultados y la aparición pública de diversos altos oficiales militares ya anticipaban la ratificación del fraude. Maduro tiene sobornado a un alto número de generales, quienes a través de las armas, controlan cualquier intento de sublevación de mandos inferiores. Cuba ha completado 66 años de dictadura feroz, imitada por Nicaragua y su criminal dictador Ortega y ahora Venezuela y su pueblo consolidan su drama.

—¿Cómo imaginás el futuro de Venezuela?
—En Venezuela, y como lo indica el comportamiento histórico de los tiranos, no será posible recuperar pacíficamente la democracia. Ese es un sueño ingenuo de los buenistas que creen en la buena fe de quienes apoyan la izquierda dura y el progresismo. Hoy celebran en Venezuela los parásitos del régimen: el Grupo de São Paulo, el Grupo de Puebla y ciertamente, AMLO, Zapatero, Garzón, Yolanda, Pablo, Irene y todos los payasos de la política española. Además, Lula en Brasil y Boric en Chile, llegaron tarde con sus advertencias a Maduro. Lo que viene para el pueblo venezolano es la profundización de la miseria, la represión más brutal y la dependencia de Irán, China y Rusia. Una vez más, los líderes europeos y de otros países “democráticos” han quedado como unos estúpidos. La idea de los centristas de que las crisis, como la de hoy en Venezuela o la de Chile en 1973 con Allende, se resuelven dialogando, es una quimera. Chile, en su momento, se salvó por la intervención de un grupo de valientes soldados quienes se vieron obligados a intervenir por la presión de una gran mayoría, para sacar del poder a quien conducía al país hacia un modelo cubano. Hoy esos jóvenes soldados de entonces o están muertos o están encarcelados.

—¿Qué deberían hacer los países democráticos con Venezuela ahora?
—Lo único que tendría sentido en estos momentos es un bloqueo total a Venezuela en los organismos internacionales y el retiro de todos los embajadores de naciones democráticas. Maduro solo puede caer, lamentablemente, por la vía armada, gatillada internamente. No existe otro camino. Maduro y su cáfila no tienen incentivo alguno para dejar el poder. Ellos y sus familiares viven en un entorno seguro, con gran riqueza y controlando a los medios de comunicación. Veremos qué dicen la ONU, la OEA y la CEPAL, que siempre fueron cómplices pasivos del drama venezolano. Muchas conferencias, muchos viajes y muchos diagnósticos, pero nada concreto. Son inútiles en la ejecución de políticas eficaces para derrocar dictadores. Los días que vienen son de mucha tristeza para el pueblo venezolano. No cabe más que apoyar su reagrupación interna para lograr algún avance, pero los hechos reales dan muy pocas esperanzas. La soberbia y la fanfarronería de Maduro y compañía, tendrán su máxima expresión en los próximos días. La cadena televisiva Telesur y el diario Granma de Cuba le seguirán contando a sus pueblos sobre los grandes éxitos de la revolución chavista y castrista, y continuarán así el lavado de cerebros de jóvenes que crecerán en torno a la miseria y al engaño.

Las tres preguntas a Andrés Montero se tomaron del artículo publicado originalmente en El Debate bajo el título “El fraude de Maduro es un hecho consumado”. Para acceder a la nota completa podés hacer click acá. 

Las tres preguntas a Niall Ferguson se tomaron de la entrevista que le hicieron recientemente Konstantin Kisin y Francis Foster, publicada por Alliance for Responsible Citizenship. Para acceder a la versión original de la entrevista podés hacer click acá.

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John Locke. En el plano de la libertad política, el autor inglés forma parte de la tradición contractualista, que explica el origen del Estado como fruto de un contrato original entre personas que aspiran a vivir en sociedad conforme a una serie de normas y leyes establecidas por ellas. Este artículo constituye un buen resumen del pensamiento de uno de los padres del contractualismo inglés, gran promotor de la separación de los poderes del Estado y de las ideas liberales.

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Academia. Los debates sobre la influencia de las políticas de diversidad en los resultados empresariales con frecuencia se basan en prejuicios y visiones interesadas, lo cual complica la implantación de iniciativas de diversidad en las organizaciones que realmente sean efectivas para mejorar los resultados. En este artículo se explicitan las conclusiones de las principales investigaciones científicas hechas hasta ahora para distinguir los mitos de la realidad en materia de diversidad.

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Oportunidades laborales

¡Hasta el próximo miércoles!

Juan

Con apoyo de

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