La familia tradicional y la cronología popular de la vida —casarse, tener hijos, envejecer de a dos— viene transformándose desde hace tiempo; eso ya no es novedad. En todas partes del mundo y desde hace décadas, crecen los divorcios y las familias ensambladas, así como también las personas que deciden vivir solas o no tener hijos. En la actualidad incluso, también están cambiando las formas de relacionarse dentro de una misma pareja: el poliamor y las relaciones abiertas ya son moneda corriente entre los jóvenes de las grandes capitales y se entrelazan con las antiguas y vigentes tradiciones.
Pero ¿qué pasa con la idea de envejecer? Si decidimos no tener hijos o incluso no tener una pareja “para toda la vida”, ¿quién va a cuidar de nosotros cuando seamos viejos? O, simplemente, ¿con quiénes vamos a socializar y compartir la vida? En todo esto ya pensaron muchos adultos mayores en otros países y comienzan a pensarlo también acá en Argentina. El “cohousing” es una tendencia que va en aumento y se trata de personas que deciden organizarse para vivir juntas tras su jubilación.
Recientemente, la BBC publicó un reportaje sobre el tema donde muestra distintos casos de cohousing en el mundo, y uno de ellos es un grupo de 25 personas que se propuso empezar una vida nueva en una zona verde del interior de San Pablo, en Brasil. El objetivo era evitar la soledad mudándose a un espacio donde cada persona tuviera su propia casa, pero compartieran varios espacios colectivos.
El concepto cohousing comenzó a usarse en Dinamarca en la década de 1970 y desde aquel entonces se abrieron proyectos de similares características en otros países europeos. El caso de Brasil es una comunidad que se llama Bem Viver (Buena Vida) y que nació como una idea entre amigos que fueron sumando a otros que tenían el mismo deseo de vivir en comunidad.
Para sumarse a estos tipos de proyectos, por supuesto, hay que tener cierta solvencia económica. En algunos casos, cada persona compra la casa o departamento donde va a vivir y en otros se paga una cuota mensual, como un alquiler. Las casas de Bem Viver están construidas en una sola planta, con adaptaciones pensadas para adultos mayores, y en los espacios comunes hay piscinas, huertas y gimnasios. Algo muy similar a un barrio privado, pero creado exclusivamente para envejecer en conjunto.
Cohousing en la Argentina
En Argentina también existen algunos proyectos similares de gestión privada, pero lo más destacado es que en 2021 el PAMI y el entonces Ministerio de Hábitat, Jorge Ferraresi, lanzaron un plan de viviendas colaborativas llamado Casa Propia - Casa Activa que significó un proyecto pionero en Latinoamérica. Se creó para responder al problema del acceso a la vivienda de los mayores de 60 años, pero desde el lado de la vejez activa y la comunidad. El foco se puso en aquellos adultos que se encuentran en una etapa donde si bien precisan algunos cuidados, continúan realizando actividades y buscan ampliar su vida social.
El plan Casa Propia - Casa Activa previó la construcción de complejos de departamentos en diferentes municipios de todo el país, y continúa activo. Hay monoambientes y departamentos para dos personas y los espacios comunes incluyen biblioteca, jardín, parrillas, gimnasio y pileta. Además, cada complejo tiene dentro un centro de día del PAMI.
En cuanto a otros proyectos similares, uno de los más antiguos es el que desarrolló la comunidad judía, Asociación Mutual Vidalinda. Se trata de un edificio de quince pisos con grandes espacios comunes en Belgrano, CABA, con seguridad y asistencia inmediata las 24 horas. Está repleto y tiene una larga lista de espera. En el mismo barrio, también hay organizaciones que se engloban dentro de lo que se conoce como “geriátricos de lujo”, con altos costos de estadía y espacios comunes diferenciales.
En Tigre también existe desde 2015 un proyecto inmobiliario llamado Antares Nordelta que está destinado a personas de más de 65 años bajo el lema “llegó el momento de vivir definitivamente bien”. Son tres torres con 150 departamentos de primera calidad, de dos y tres ambientes adaptados, que apuntan a un segmento de alto poder adquisitivo. Tienen amenities propias de un all inclusive, como piscina, espacios verdes, centro de masajes y kinesiología, market boutique y salón de usos múltiples.
La diferencia de este tipo de proyectos con un geriátrico, donde muchas veces conviven personas que necesitan una constante atención médica con otras que no lo precisan tanto, es significativa. En los cohousing viven adultos mayores que aún pueden realizar sus tareas diarias, pero prefieren este modo de vida antes que las opciones de vivir solos, en un geriátrico o en la casa de sus hijos.
Todas estas nuevas ideas y proyectos nacen en medio de una evidencia: la población mundial continúa envejeciendo. La franja de mayores de 65 años está creciendo mucho más rápido que la que está por debajo de esa edad, y se estima que en el año 2050 represente al 16 % de la población mundial. Esta transformación es una de las más significativas del siglo XXI y acarrea consecuencias para repensar múltiples sectores de la sociedad, como el mercado laboral, las jubilaciones, la vivienda, la estructura familiar y los vínculos intergeneracionales.