Cada 20 de junio se celebra en el mundo el Día del Refugiado, una jornada designada por las Naciones Unidas para honrar a quienes se han visto forzados a abandonar sus hogares y comenzar una nueva vida en otra tierra.
Este año, el la celebración tiene un condimento especial para América Latina, según señala ACNUR, la oficina de Naciones Unidas para personas refugiadas. En 2024 se cumplen 40 años de la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados.
¿Por qué es importante?
Este documento es, según señala ACNUR en sus canales oficiales, “uno de los instrumentos jurídicos más importantes de las últimas décadas en materia de protección y soluciones en América Latina y el Caribe”, ya que ayudó a consolidar la cooperación internacional.
El avance fue gracias a la ampliación de la definición de refugiado en función de las necesidades de la región. Esto proporcionó un marco legal más inclusivo, ya que abarca a las personas “que han huido de sus países porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público”.
Se trata de un hito que luego dio inicio al llamado Proceso de Cartagena, un modelo pionero de colaboración regional y de responsabilidad compartida que se enfoca en la promoción de soluciones.
Desde la Declaración de Cartagena, la región ha avanzado en el abordaje de los desafíos del desplazamiento mediante reuniones clave cada diez años, como la Declaración de San José (1994), la Declaración y el Plan de Acción de México de 2004 y la Declaración y el Plan de Acción de Brasil de 2014. Este año, en diciembre, habrá una nueva cumbre en Chile.
“Cartagena es el principal aporte de nuestra región al desarrollo progresivo del derecho internacional de los refugiados. El drama humanitario que se vivía en ese momento causó que cientos de miles de personas se vieran forzadas a abandonar sus países, principalmente a raíz de conflictos internos, pero también debido a violaciones masivas de derechos humanos y violencia generalizada. En ese momento no existía un marco regional que fuera vinculante para todos los países de la región y se reconocieron las distintas necesidades de protección”, recapitula Juan Carlos Murillo González, encargado de Relaciones Externas de ACNUR para las Américas en una newsletter de la organización.
Además, Murillo González agrega que la Declaración de Cartagena “también ha permitido identificar nuevas soluciones para las personas desplazadas por la fuerza. Y, por otro lado, ha permitido que la comunidad internacional comprenda la necesidad de brindar apoyo, solidaridad, de la responsabilidad compartida y la cooperación internacional”.
Según el abogado, “Cartagena +40 es un proceso de reflexión inclusivo, participativo, innovador y visionario”. Y amplía: “Es reflexivo porque busca identificar nuevas respuestas de protección y soluciones para las personas forzadas a huir. Es participativo porque involucra a muchísimos actores, desde gobiernos, organismos internacionales, pero también a las propias personas forzadas a huir. Es inclusivo, porque buscamos que las personas forzadas a huir tengan la oportunidad de participar de manera significativa en todo el proceso. Y es innovador porque es una oportunidad que se da en nuestro continente de buscar esas respuestas y soluciones para los próximos diez años”.