El estudio "Acción Ambiental: creencias, expectativas y participación ciudadana" del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) Argentina registró que el 67 % del país percibe un nivel de impacto alto frente al cambio climático en su calidad de vida. Desde el organismo buscan proponer soluciones comunitarias que reconozcan las diferencias territoriales sobre las preocupaciones ambientales y acciones que fomenten diálogos, especialmente de jóvenes.
Desde RED/ACICIÓN hablamos con Gabriela Catterberg, coordinadora del informe y analista de Políticas y Desarrollo Humano del PNUD Argentina, quien presentó el informe el lunes pasado.
—¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta Argentina en la promoción de una mayor conciencia ambiental y participación ciudadana en temas ambientales?
—Identificamos al menos dos desafíos clave. El primero es el bajo nivel de información: solo un tercio de las personas de las encuestas dicen estar bastante o muy informadas sobre temas ambientales; en contraposición, el 45 % manifiesta estar algo informado y un 21% poco o nada informado. El segundo es cómo trasladar la concientización sobre el cambio climático a acciones efectivas por el ambiente, ya que solo un grupo reducido declara realizar acciones por el ambiente de forma frecuente.
—¿Cuáles son las perspectivas futuras para la participación ciudadana y el compromiso con los temas ambientales en Argentina?
—Identificamos una alta confianza en las organizaciones ambientales de parte de los argentinos. En 2022 un 57 % manifestó mucha o bastante confianza en ellas. Este es un dato especialmente alentador. Los factores que explican esta alta confianza son, en primer lugar, el interés y relevancia que le asignan los argentinos a los temas ambientales. Otro es la amplia proporción de la población que considera a las organizaciones ambientales como fuentes de información confiable. Además, suelen ser percibidas como instituciones con una mayor independencia, más transparentes y comprometidas con sus objetivos respecto a las organizaciones tradicionales.
—¿Cómo pueden las instituciones educativas y las organizaciones juveniles colaborar para fortalecer la conciencia ambiental?
—A diferencia de lo que sucede en otros países, los jóvenes en Argentina tienen bajos niveles de información y menor percepción de impacto del cambio climático, pero ellos son quiénes más confían en las ONG ambientales y más participan en la esfera pública. Hay que impulsar programas que fomenten conocimientos e instrumentos a través, por ejemplo, de iniciativas basadas en información tangible, personalmente pertinente para los alumnos y que puedan poner en práctica en sus vidas cotidianas. Además, son centrales las políticas orientadas a fortalecer el rol de las organizaciones juveniles debido al efecto amplificador y multiplicador que tienen en la construcción de capacidades entre sus pares. Destaco las jornadas de diálogo de jóvenes en torno al Acuerdo de Escazú y la iniciativa “Promesa Climática” del PNUD.
—¿Qué papel juegan las redes sociales y otras plataformas en la sensibilización de los jóvenes argentinos en temas ambientales?
—Tienen un gran potencial para ser interlocutores entre los jóvenes, periodistas y científicos especializados. Los datos muestran, por un lado, que solo un tercio de las personas entrevistadas entre 18 y 29 años declara estar informado sobre temas ambientales. También se muestra la confianza de los jóvenes en actores especializados, entre ellos periodistas y científicos. Un ejemplo es el Diccionario Climático elaborado por el PNUD que especifica, de forma clara y simple, conceptos como el cambio climático o el calentamiento global.
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