Hace dos años, Bruno Ruyu identificó un problema: más de la mitad de las empresas en el mundo no pueden establecer una buena estrategia de datos. Esto, principalmente, porque muchas no logran acceder a un buen análisis lógico y organizado, más conocido como ingeniería de datos. Así nació Teramot, una herramienta que, potenciada con inteligencia artificial, automatiza este proceso, que tiende a ser largo y costoso.
Sin la necesidad de incorporar un equipo, Teramot permite organizar grandes volúmenes de datos con un sistema de fácil uso para los que quieren adaptar esta herramienta a su espacio de trabajo. Además, proporciona un chat a través de Whatsapp, Slack o Teams que responde a las consultas de los usuarios en relación a los volúmenes de compras así como permite pedir gráficos determinados.
Hoy ya tienen clientes en Argentina, Brasil y Holanda, pero su objetivo es destacarse a gran escala. “Hay que crear algo a nivel global para posicionarnos como exportadores de esta tecnología”, confiesa Ruyu en diálogo con RED/ACCIÓN.
—¿De dónde nace la idea de hacer Teramot?
― Para mí, hay dos tipos de compañías: las que usan sus datos para tomar decisiones y las que no debido a su poco conocimiento al respecto del manejo de estos. Según Harvard Business Review, tres de cada cuatro empresas en el mundo no logran establecer una estrategia de datos.
La limitante está, en un 75 % de los casos, en la ingeniería de datos, una base de información ya ordenada, limpia y con formato y lógica. Teramot se posiciona como una solución a ese problema. Es una herramienta que toma todo ese proceso de datos desde la ingeniería, el análisis y los modelos predictivos y lo resuelve todo con inteligencia artificial.
—¿Qué beneficios diferenciales brinda Teramot?
― Muchas compañías hoy brindan servicios como, por ejemplo, un equipo que trabaja y analiza los datos durante seis a ocho meses a demanda y medida. Sin embargo, las empresas tienen que hacer frente a costos elevados ya que los profesionales en esta disciplina son los que cobran más en el mercado. Nuestra herramienta, en cambio, no necesita incorporar un equipo y, además, resuelve tecnológicamente a tan solo un 10 % de lo que saldría ese servicio. Permite acelerar el proceso y a un costo menor.
—¿Cuáles fueron sus principales desafíos a la hora de crear esta nueva herramienta?
― Definitivamente, el tecnológico. Es decir, diseñar y crear esta herramienta que resuelva la ingeniería de datos automática. Tuvimos que tomarnos mucho tiempo para investigar y desarrollar todo un marco de trabajo tecnológico nuevo. Si uno lo compara con las herramientas de chateo que interactúan con tus datos existentes, estas últimas son mucho más sencillas en su funcionamiento.
—Uno de los grandes problemas de la inteligencia artificial es la privacidad. ¿Cómo hacen para que los datos de cada empresa se gestionen de manera segura y responsable?
― La información es algo crucial para las empresas y es importante que nosotros, como compañía, podamos garantizar su privacidad y seguridad. Es algo que tenemos incorporado desde el primer día y nos guiamos por las legislaciones europeas, las pautas que consideramos más estrictas.
En Termot, solo la inteligencia artificial manipula la información, nosotros no miramos lo que ponen las empresas ni creamos ningún algoritmo con sobre eso. Los datos no viajan a otros destinos que no sean a la base donde se procesa. Hoy, estamos usando a Amazon como proveedor de la tecnología de seguridad, que creemos que es uno de los sistemas más eficientes en esta materia.
—Como argentino, ¿qué sentiste al haber presentado Teramot en Stanford?
—El desarrollo de la IA está concentrado en países desarrollados, puntualmente Silicon Valley. Sin embargo, para mí hay algo que es importante reconocer, que es que la disciplina de la inteligencia artificial es muy nueva, es decir, pasó muy poco tiempo como para sentir que otros países no pueden acomodarse a esa ola.
En ese contexto, aunque quizás mi opinión sea un poco sesgada, el potencial y el conocimiento que tenemos los argentinos es enorme. La única diferencia, no menor, es el tema de las inversiones y la capacidad de conseguir fondos para desarrollar una empresa en ese rubro. Pero la pandemia habilitó a que se pueda trabajar de forma remota. Así, hay muchos argentinos trabajando en IA que se encuentran en todos lados. Cualquiera que tenga voluntad, puede hacerlo.
—¿Creés que la IA debe ser una apuesta para los países en desarrollo, particularmente Argentina? ¿Por qué?
― Es un momento único donde hay un montón para hacer y está pasando todo muy rápido. La empresa más exitosa del mercado no tiene muchos años. Esa posibilidad me parece que es algo que se puede aprovechar en forma estratégica para un país como el nuestro, donde tenemos profesionales capacitados con educación de altísimo nivel y muchas oportunidades para insertarse con modelos de negocio novedosos, con tecnologías para desarrollar que aún están en el laboratorio.
Es importante empezar a trabajar junto a países que lideran esta industria para que se transforme en una realidad y haya incentivos para toda la región del Mercosur. Hay que crear algo a nivel global para posicionarnos como exportadores de esta tecnología.