Alejo Di Risio es un director de cine argentino enfocado en temáticas ambientales. Junto a su colega, Franco González, decidieron retratar una cara alternativa de una de las rutas de comercio más grandes para la exportación en Sudamérica: la hidrovía Paraná-Paraguay.
“Hidrovía es un nombre que la gente que vive en el río no usa. Son los que están arriba de los buques, que no ven lo que tienen abajo, los que la llaman así”, explica Di Risio.
Lo convencional, cuando se habla de este gran proyecto, es destacar las hasta más de 100 millones de toneladas de mercancías que pasan por allí para su exportación cada año. Para Di Risio y González, poco se habla de los impactos sociales y ambientales que ha provocado.
En 2021, ambos directores decidieron recorrer el río Paraná para recopilar testimonios sobre los impactos de la hidrovía. Tres años después, su documental, que bautizaron Por el Paraná: La disputa por el río, se estrenó la semana pasada en Argentina.
La hidrovía se compone de 3442 kilómetros de un caudal dividido en los ríos Paraguay, Paraná y el de la Plata. Atraviesa la mayor zona productiva de agroalimentos del Mercosur y permite un masivo flujo comercial de Bolivia, Brasil, Paraguay y Argentina.
Aunque durante mucho tiempo fue una ruta importante para el comercio y el tránsito, desde mediados de los 90 se transformó en un proyecto industrial con gestión privada y una intervención mecánica para maximizar el flujo y el tamaño de los barcos que pasaban. Se propusieron ensanchar y profundizar el lecho de estos ríos.
Por casi 20 años el control de la hidrovía estuvo a cargo de dos empresas: Emepa, de capitales argentinos y Jan de Nul, especializada en infraestructura marítima y de origen belga. Para organizaciones ambientales y habitantes de las costas, fue durante este tiempo que tanto el río como sus vidas cambiaron por completo.
Lo que representó un boom de ganancias para algunos, significó un desplazamiento de actividades tradicionales como la pesca artesanal e impactos ambientales en los humedales del río. Para Di Risio, esta situación es desestimada desde empresas y gobiernos.
El costo del crecimiento
Julio Cardozo tiene 48 años y es pescador desde los 11. Nació y vive en Ramallo, una localidad al borde del río Paraná y en la frontera entre la provincia de Buenos Aires y Santa Fe. También es uno de los protagonistas del documental. En conversación con Dialogue Earth describe cómo el río y las islas alrededor se transformaron desde que era niño.
Cardozo relata que desde los 90 han aparecido cientos de puertos privados en el borde del río en los que pescadores como él no pueden atracar. “Desde esa época nos corrieron. Jamás se acercó nadie a charlar con el sector de la pesca artesanal. Y ahora no podés acercarte ahora ni a 200 metros del puerto”, asegura.
El pescador denuncia como el dragado del río ha destruido varios sitios de desove de peces, además de que el tránsito cada vez más intenso de barcos cada vez más grandes genera oleadas que van desmoronando la costa. “Pasa uno cada hora, o cada media hora, a veces pasan tres o cuatro juntos”, describe.
Para el economista Sergio Arelovich, otro protagonista del documental, la hidrovía provocó daños en la forma del río y de las islas. Denuncia que durante el proceso de privatización abandonaron la flota nacional de dragas y abrieron la puerta a compañías que nunca tuvieron demasiada regulación. “Generaron daños irreparables en la zona de costas y alteró el equilibrio de las especies vegetales y animales”, explica.
Sumado a esto, una sequía asociada al fenómeno de La Niña golpeó al país entre 2020 y 2023, y determinó una variable más de complejidad. “Generó una disminución de la cosecha y una reducción del caudal del Paraná, lo que obligó a disminuir los volúmenes transportados”, sostiene Arelovich.
Para Di Risio, el impacto más duro de la sequía lo recibieron los pescadores y los isleños. “Nosotros filmamos durante la bajante más grande de los últimos 70 años. Vimos cómo se volvía imposible desplazarse entre los ramales del río, y cómo las modificaciones hechas para la hidrovía recrudecieron las diferencias entre los barcos comerciales y las barcazas que usan los habitantes de la zona”, detalla.
Una embarcación recorre la hidrovía Tietê-Paraná. Al igual que Paraguay y Argentina, algunas regiones de Brasil también utilizan el río Paraná para exportar su producción (Imagen: Jose Renato Slompo / Alamy)
El futuro de la hidrovía
En 2021, la concesión para el manejo de la hidrovía expiró. El gobierno del expresidente Alberto Fernández anunció que abriría una nueva licitación. Sin embargo, esto no pasó y la administración de la hidrovía terminó provisionalmente a cargo del Estado.
Ahora, el nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, prometió realizar la licitación. El 30 de abril, el secretario de concesiones de la Secretaría de Infraestructura, Mariano Mirotti, ratificó que pronto habrá una licitación internacional.
Parte del objetivo de la nueva licitación es profundizar el caudal del río Paraná para permitir que buques más grandes lleguen hasta los puertos de Santa Fe con una mayor carga.
En los últimos años, cinco empresas se han mostrado interesadas en obtener la concesión: las belgas Dredging International y Jan de Nul, las holandesas Boskalis y Van Oord y la china Shanghai Dredging Company.
Esta última es una de las empresas subsidiarias del holding estatal mayoritariamente chino China Communications Construction Company (CCCC), que solamente en América Latina tiene a cargo más de 50 grandes proyectos de infraestructura.
China es el principal importador de soja y carne argentina. En 2022, el 92% del poroto de soja y el 57% de la carne destinadas a la exportación fueron enviados a este país.
Para Arelovich, el futuro de la hidrovía puede verse si uno repasa lo que sucedió a mediados de los 90 cuando el Estado decidió privatizar su administración. “No industrializaron nada, sólo exportaron el 100% de lo que extrajeron”, reflexiona. “En el gobierno de Javier Milei no veo que existan planes de regulación, excepto que lo sea para garantizar la reproducción de ese modelo de negocios”.
“Por el Paraná: La disputa por el río” se proyecta en el cine Gaumont de Buenos Aires, Argentina, hasta el 16 de mayo. También está disponible online en la plataforma de streaming CINE.AR. Sigue sus canales oficiales para conocer más información.
Esta nota fue originalmente publicada por Dialogue Earth y se republica en RED/ACCIÓN en el marco de la licencia Creative Commons.