"No entran a una carcel, entran a una plaza a jugar": mujeres de un penal de San Martín refaccionaron un espacio para recibir a sus hijos - RED/ACCIÓN

"No entran a una carcel, entran a una plaza a jugar": mujeres de un penal de San Martín refaccionaron un espacio para recibir a sus hijos

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

La propuesta se realizó a través de un proceso de diseño participativo, que incluyó talleres con las personas detenidas, encuestas, entrevistas y los aportes de un equipo interdisciplinario. "Sentía que estaba en una plaza con mi hijo", cuenta una mamá.

"No entran a una carcel, entran a una plaza a jugar": mujeres de un penal de San Martín refaccionaron un espacio para recibir a sus hijos

Foto: Ariel García Giménez.

En la Argentina hay más de 200.000 mil niños, niñas y adolescentes que viven en un hogar donde hay un miembro de la familia privado de libertad, estima un estudio de la Universidad Católica Argentina. Y cuando los menores quieren visitar a este familiar, por lo general deben esperar mucho tiempo, transitar por espacios precarios o inadecuados y mantener el encuentro con su madre (o su tía, o abuela) en un lugar poco pensado para las infancias, sin que promuevan el juego y el bienestar. Por eso, lo que acaba de hacer la Unidad 46 del Penal de San Martín es un modelo frente al problema.

En esa cárcel hay más de 90 mujeres, que tienen entre 20 y 40 años. Muchas son madres y sostener el vínculo con sus hijos e hijas es un desafío. Por eso, a fines de 2019 el Centro Universitario San Martín (CUSAM), que funciona dentro del penal, convocó a la asociación civil Ingeniería Sin Fronteras Argentina (ISF-Ar) para elaborar un proyecto de refacción y ampliación de un espacio exterior que haga estas visitas más amenas. Tras años de trabajo, fue inaugurado en marzo.

Foto: Ariel García Giménez.

La propuesta se realizó a través de un proceso de diseño participativo que incluyó talleres con las detenidas, encuestas, entrevistas y los aportes de un equipo interdisciplinario. Las propias mujeres participaron de la construcción de este espacio. Tatiana, referente del pabellón 3 y participante del proyecto dijo: “Dejamos de lado la desigualdad y la competencia, optando por ponernos de acuerdo para lograr que un niño se vaya de acá con una sonrisa”.

En esa línea, la Secretaria de Mujeres, Géneros e Infancias del Municipio de San Martín, Marcela Ferri, se refiere al proyecto: “Este no es un patio cualquiera, fue pensado por quienes cuidan a las infancias. Los niños y niñas van a venir y se van a encontrar con un lugar precioso, un entorno que invita al vínculo, a compartir, a disfrutar y divertirse. Este proyecto es un profundo ejercicio del cuidado”.

Por su parte, Ernesto Paret, director del Programa de Desarrollo y Articulación Territorial de la UNSAM, comenta: “En general, estos espacios los piensa alguien que no está acá, que cree que sabe lo que el otro necesita. En cambio, lugares como este o como el CUSAM fueron planteados por quienes habitan el espacio”. Y remarca: “Este proyecto viene a transformar la cárcel, tiene un impacto positivo en las mujeres detenidas y en los barrios”.

Foto: Ariel García Giménez.

Este nuevo espacio cambia radicalmente estos momentos de visita. Así lo señala una mamá: “Ahora yo siento que no están entrando a una cárcel. Están entrando a una casa, a una plaza, a un parque, a jugar, se distraen (...) Hay muchas sonrisas y ganas de que quieran volver”.

Otra de las madres cuenta: “La primera vez le mandé fotos a mi hijo de cuatro años le dije: ‘Mirá, hijo, este es el lugar donde vas a venir a verme’. Me dice: ‘Wow, mami, mirá todos los juegos que hay’. Y contento vino la primera vez (...) La verdad es que yo pensaba sinceramente que estaba en una plaza con mi hijo. Él disfrutó mucho, mi mamá y toda mi familia, también”. 

Foto: Ariel García Giménez.

Ahora, el objetivo es comenzar a trabajar en la etapa 2 que consiste en la transformación del salón de usos múltiples para que la experiencia de los niños y niñas que visitan a sus familiares sea una invitación al encuentro, al bienestar y al cumplimiento de sus derechos. 

“Este proyecto es el resultado de la perseverancia de todos los actores institucionales, pero sobre todo, la perseverancia de las mujeres que hoy están acá. Muchas de las mujeres que participaron del proyecto quizás no reciben visitas, pero lo hicieron por los hijos y las familias de otras compañeras. Diseñar y construir para otras mujeres y sus hijos renueva la solidaridad”, remarca Natalia Zlachevsky, de la coordinación general de ISF-Ar.