Una investigación reciente sugiere que incluso breves períodos de meditación de atención plena pueden potenciar nuestras capacidades para aprender y tomar decisiones. De esta manera, se suma al creciente conjunto de literatura científica que respalda la práctica arraigada en tradiciones antiguas como parte de varias terapias psicológicas contemporáneas basadas en la evidencia.
“Las investigaciones indican una correlación positiva y significativa del entrenamiento en mindfulness, es decir, el nivel de conciencia plena, y procesos como la reducción del estrés y el aumento de la tensión como proceso cognitivo. De hecho, hay muchos estudios que revelan el impacto positivo de la práctica en pacientes con trastorno por déficit de atención, observándose una mejora en la performance muy significativa en aquellos pacientes que lo practican de manera regular”, explica a RED/ACCIÓN María Laura Rodríguez, psicopedagoga y doctora en Psicología (@marialaurarodriguez.psicope).
Para el estudio, realizaron un experimento con 60 voluntarios con mínima o ninguna experiencia previa en la práctica de minfulness y se asignaron dos grupos: el de intervención realizó una meditación guiada de cinco minutos centrada en la respiración consciente para cultivar la atención en el momento presente sin juzgar, guiando a los participantes a observar su respiración y redirigir suavemente su atención cada vez que surgieran distracciones; el grupo de control participó en una tarea de cinco minutos que incluía rompecabezas, es decir, una actividad neutral que probablemente no influya en los estados cognitivos o emocionales de la misma manera que la atención plena.
Luego, todos los participantes debían ejecutar una tarea de selección probabilística, diseñada para simular la toma de decisiones en condiciones de incertidumbre. En efecto, el equipo de investigadores liderados por Marius Golubickis, profesor de la Universidad de Aberdeen y director del Laboratorio de Cognición Social (Reino Unido), encontró que aquellas personas que participaron en la sesión de meditación mostraron una mayor capacidad para aprender en escenarios de toma de decisiones inciertos.
"Anclado en la premisa fundamental de que el aprendizaje se produce principalmente al cometer un error y recibir retroalimentación, nuestro estudio ilumina cómo una breve intervención de atención plena puede refinar este mecanismo de aprendizaje", explicó Golubickis a PsyPost.
El paper publicado en la revista científica Quarterly Journal of Experimental Psychology enumera que la atención plena puede adoptar muchas formas, incluida la meditación guiada, la respiración consciente, el movimiento consciente, la alimentación consciente y la meditación progresiva de exploración corporal, entre otras. En conjunto, se ha reconocido su eficacia para reducir una variedad de síntomas psicológicos, como la ansiedad, depresión y el estrés.
Reducción del estrés y calma, claves del aprendizaje
—¿Por qué la atención plena o mindfulness puede ser de ayuda en los procesos de aprendizaje? —le pregunto a Rodríguez.
—La atención es un proceso cognitivo que es la puerta de entrada para la información y a partir de ahí empiezan a encadenarse otros procesos como la memoria, la memoria a corto plazo, la memoria a largo plazo, la memoria de trabajo. Es decir, procesos básicos para aprender. Por otro lado, en una relación más por senderos o indirecta, la atención plena puede disminuir el estrés, favorecer la productividad y el logro. Porque justamente es el aumento del estrés lo que genera en nuestro cerebro la liberación de cortisol y adrenalina, que son hormonas que generan malestar, incomodidad, desorden, sensación de inquietud, todas condiciones que afectan la productividad y el proceso ordenado de puesta en marcha de acciones concretas para lograr un objetivo. Con lo cual, la disminución del estrés indicaría disminución de la producción de estas hormonas y una accesibilidad mayor a un modo vinculado a la calma.
—¿Cómo favorece la calma el aprendizaje?
—Las hormonas que se liberan en estados de calma, por ejemplo la oxitocina (que es la hormona que se libera también en el proceso de amamantamiento y está vinculada al apego, a los vínculos, a la confianza, a la seguridad) sí favorecen el logro, la productividad y, en este caso, más concretamente el proceso de aprendizaje. Con estos dos elementos [atención y calma] tenemos argumentos de peso para indicar la relación positiva entre la práctica de mindfulness y el proceso de aprendizaje.
—¿Es siempre recomendable el mindfulness?
—El estado de conciencia plena y tener una presencia más disponible con lo que sucede aquí y ahora puede generar, en algunos casos, incomodidad. Se pueden convocar sensaciones que en piloto automático no se registran y que cuando hacemos conexión aparecen y generan movimientos en nuestros procesos cognitivos. Eso puede generar sensaciones placenteras o displacenteras, entonces esto no tiene que ver con la práctica en sí, sino con lo que con lo que sucede en nuestro cerebro cuando conectamos plenamente. O sea, sin ruido, sin obstáculos, con el estar con la tarea que estoy haciendo, con el registro de mi cuerpo.
—¿Es aconsejable para todas las personas?
—No diría que es recomendable para todos o no, sino consideraría cuán adecuado es para cada persona y qué tipo de práctica. Lo que sí podemos decir basados en la evidencia es el gran aporte favorecedor del aprendizaje en todas las edades, pero como en todos los procesos y prácticas la singularidad es muy importante. Entonces, la propia experiencia va a ser el mejor registro de si realmente esto colabora con el proceso personal o no, porque también hay otros caminos para lograr buenos procesos de aprendizaje, este es solo uno. Como profesional, considero que la singularidad es tan importante como cualquier evidencia científica lo que funciona en un número representativo de personas, puede que no funcione en alguna.