En los últimos años, los discursos en clave terapéutica son cada vez más frecuentes en las noticias y en nuestros círculos de personas. Fortalecer la autoestima, trabajar los vínculos, practicar la atención plena son algunos de los más comunes. Entre ellos, también aparece la necesidad de poner límites. Más allá de las críticas que podamos hacer a la psicologización de la vida cotidiana, aprender a decir "no" es sin dudas importante para el bienestar y sus beneficios son rápidamente visibles.
Natalie Lue, autora de La alegría de decir no, cuenta que pasó casi los primeros 30 años de su vida diciendo 'sí', lo que, según declaró a The Guardian: “Me llevó a estar enferma, a sentirme frustrada y resentida con la familia, en el trabajo e incluso con los amigos”. Por supuesto, no se trata de un día para el otro decir que no a todo sin criterio. Es un músculo que se desarrolla, ilustra el medio británico. Para ello, elaboró una lista de herramientas, de las cuales la siguiente es una selección:
Cuando los ‘no’ están atrasados, decirlos escalonadamente
Si siempre hemos dicho que sí ante un mismo pedido, durante meses o años, quien está del otro lado volverá a pedirlo porque se ha creado un patrón. En esos caso, es posible que nos preocupemos por cuál será la reacción ante el 'no'. “Pero no se trata de que el 'no' sea incorrecto, sino de la dinámica. En realidad, tu 'no' estaba retrasado”, profundiza Lue. Para ello, recomienda comenzar escalonadamente y decir: ‘Puedo hacerlo esta vez, pero la próxima vez necesito más aviso’".
Un ‘no’ con compasión
“Las cuentas claras conservan la amistad”. Sí, pero posiblemente en la práctica no sea tan sencillo. Si te piden dinero nuevamente sin saldar la deuda anterior, la autora aconseja decir el ‘no’ con compasión. “Esas situaciones en las que sos la bolsa de dinero, fueron cocreadas, en parte, por vos. Existe el riesgo de que el primer ‘no’ le resulte tan incómodo y desconocido que suene áspero y desagradable. Cuidado con el retroceso. Probablemente vas a tener que decir ‘no’ más de una vez para que se mantenga. En realidad, es bastante liberador si la otra persona se enoja por la negativa: lo más probable es que no lo haga y vos simplemente te sientas culpable”.
En ese momento, agrega que una reflexión útil es pensar si lo que hacés habitualmente realmente la ayuda o si no estás impidiendo que esa persona descubra algo por sí misma.
La regla de oro
Lue cree que la regla de oro en todas las invitaciones es “pará y pensá”. “Todo se reduce a conocer a tu audiencia: hay ciertas amistades en las que, si decimos ‘no me interesa’ no pasa nada. Dale a esas relaciones tu honestidad”. En otros casos, ironiza, “un simple compromiso previo funcionará. Siempre digo que es el cumpleaños de mi mamá. Ha tenido 80 años unas 15 veces”.
The Washington Post, por su parte, sugiere que la próxima vez que estés demasiado cansado para salir pero te preocupe herir los sentimientos de alguien, “intentá imaginar su reacción si la situación fuera al revés. ¿Te enojarías si un amigo rechazara tu invitación social porque estaba cansado o escaseaba el dinero? ¿O lo entenderías y simplemente harías planes para otro momento? Cuando quieras decir que no, pensar en cómo te sentís cuando alguien rechaza tu invitación puede hacerte más preciso en tus predicciones”.
El ‘no’ laboral
Marie O'Riordan, coach ejecutiva, expuso a The Guardian que en el trabajo “es necesario establecer un límite, pero no hay que parecer reacio". Para ello, “lo primero que tenés que decir es: 'Muchas gracias por la oportunidad'”. Luego solo necesitás explicar lo que significaría: “Voy a tener que posponer el proyecto X, que era importante para el cliente. Entonces, ¿cuál te gustaría que priorizara? Aunque es más estresante en el mundo laboral porque hay una cadena de mando formal y la expectativa es que digas ‘sí’, es una buena oportunidad porque tiene menos carga emocional que con amigos o familia".
Otra idea de O'Riordan es decir algo como ‘quiero pasar más tiempo con mi familia y eso podría interferir con el compromiso requerido'. Incluso aunque no sea del todo cierto, es una buena manera de decir 'no'. La coach también propone decir un ‘no’ con intervalo de tiempo, por ejemplo, ‘hasta que mi hijo más pequeño comience la escuela primaria’. De esta manera, no te van a considerar poco ambicioso y podés ofrecer cumplir con el pedido una vez que estés listo.