Un grupo de más de 25 librerías de La Plata, Berisso y Ensenada lleva adelante una campaña solidaria para reunir útiles escolares, nuevos o usados en buen estado, que serán donados a distintas instituciones del municipio, entre ellos comedores escolares.
La iniciativa, que se extenderá hasta el próximo 2 de marzo, fue motorizada -entre otras- por las librerías Cuarto Propio, Espacio Crumb, City Bell libros, La templanza, Rayuela, Lieggi, La colmena, Big sur, Mascaró, Don Cipriano, Malisia, Patio interno, De la campana, Yuna libros, Pez negro, Viva el libro, Libros Villa Elisa, El pez náufrago, Cariño, Atenea, Gali Arte, Libros que van, Lenzi, Palabras sin prisa y Papiros.
"Vimos cuánto subieron los precios de los útiles y las mochilas, y especialmente por eso decidimos que estaba bueno llevar adelante esta acción solidaria", explica Guadalupe Reboredo, librera de Cuarto propio y una de las impulsoras de esta campaña.
"Últimamente veníamos en comunicación especialmente por la preocupación que teníamos por la Ley del Libro. Estuvimos mucho en contacto por cuestiones negativas que nos unen, entonces pensamos que en lugar de sólo comunicarle a nuestro público las cosas que nos preocupan, también podíamos hacer algo bueno en un contexto en donde son, casi todas, malas noticias", agrega Reboredo a Télam.
En cuanto a la modalidad de esta iniciativa, en cada librería que forma parte de esta red hay una caja en la que se pueden dejar útiles escolares, tanto nuevos como usados en buen estado.
De acuerdo con lo previsto, el sábado 2 de marzo, se hará la distribución de lo recaudado.
"En principio los lugares a los que iremos serán la Casita del niño, en Villa Elisa, y el club de barrio de El Triunfo. Después, si logramos recaudar más, ampliaremos los puntos de entrega", explica la librera de Cuarto propio.
Además, cada librería que integra esta red, dependiendo de la espalda que tenga y el margen económico, podrá también aportar con la donación de algunos libros que considere pertinente para el inicio de clases. Este es el caso, por ejemplo, de Atenea.
"En este momento de crisis, que se palpa en el día a día, cualquier ayuda es buena. Donar libros es, por supuesto, decisión de cada librería; en nuestro caso lo haremos con ejemplares de cuentos, porque de texto no vendemos. Es una ayuda muy puntual, que siempre suma, pero que no alcanza a cubrir los faltantes cuando el Estado decide retirarse de la comunidad", agrega a Télam Eduardo Fuertes, librero de Atenea.
"Las librerías independientes no somos sólo comercios, somos un poco espacios culturales o clubes barriales. El ida y vuelta es muy cercano con los clientes y por eso funcionamos como una red de librerías, con un fuerte contacto con la comunidad", concluye Reboredo.