“La superficie de la Tierra es la orilla del océano cósmico. En esta orilla, hemos aprendido la mayor parte de lo que sabemos. Recientemente, nos hemos alejado un poco, tal vez hasta los tobillos, y el agua parece tentadora”, dice una de las frases más conocidas del divulgador científico Carl Sagan. "Cosmos", "universo", "espacio", "espacio profundo" son algunas de las palabras que usamos para referirnos a lo que está más allá de nuestro planeta. Pero ¿cuál es la frontera realmente?
Curiosamente, “espacio” es un concepto difícil de definir. Aunque a grandes rasgos la línea de demarcación generalmente se sitúa a los 100 kilómetros sobre la superficie de la Tierra, ese número no ha sido definido con rigurosidad matemática o físicamente, explica Scientific American. De hecho, una demarcación a los 80 km podría ser más precisa en algunos casos.
Podría parecer un problema netamente teórico, pero no es así. Por ejemplo, ayudaría a definir dónde termina el espacio aéreo de un país en un contexto en el que cada vez lanzamos satélites con mayor frecuencia. Por otro lado, las regulaciones sobre vuelos aéreos son diferentes a las de los vuelos espaciales, por lo que sería clave imponer un criterio justo.
Alrededor de 1950 el erudito húngaro Theodore von Kármán calculó cuánta sustentación generaba el aire en comparación con la altitud y la velocidad de una aeronave, y vio que la forma de que un avión genere más sustentación es moverse más rápido. Sin embargo, descubrió que a una altitud de aproximadamente 84 km sucede que para generar suficiente sustentación, un avión tendría que moverse tan rápidamente que se quemaría. “Por razones históricas, este límite ahora se llama línea de Kármán”, explica Scientific American.
Esta línea “se trata de un límite imaginario a una altitud donde no hay aire apreciable para respirar o dispersar la luz. Al pasar esta altitud, el azul comienza a dar paso al negro porque las moléculas de oxígeno no son suficientes para hacer que el cielo sea azul”, describe Space.
Luego, el astrónomo Robert Jastrow sugirió que se aceptaran 160 km como línea de transición entre la Tierra y el espacio, dado que ese era el límite inferior aproximado para la altura orbital de un satélite. Tras varios estudios y propuestas, el límite de los 100 km es actualmente lo más cercano al oficial y, de hecho, es el adoptado por la Federación Mundial de Deportes Aéreos. Este número es más alto que el de von Kármán y más bajo que el de Jastrow.
Otro problema: el espacio exterior y el espacio profundo
Como la astronomía tiene mucha influencia de las artes, fue el escritor de ciencia ficción Herbert George Wells quien ayudó a popularizar el término “espacio exterior” en una novela de 1901. Luego, otro escritor de ciencia ficción llamado E.E. Smith acuñó el término “espacio profundo” en su novela Triplanetary de 1934, explica Live Science.
Mientras que el término espacio exterior se refiere a cualquier cosa más allá de la Tierra, el concepto de espacio profundo se usa comúnmente para aquello que comienza un poco más lejos que la distancia entre la Tierra y la Luna, pero también puede referirse a lo que está más allá de nuestro Sistema Solar.
Por ejemplo, al hablar del Telescopio Espacial James Webb se lo suele ubicar en el espacio profundo, ya que orbita a 1,6 millones de kilómetros de distancia, mucho más lejos que los 482.000 kilómetros hasta la Luna.