El problema de manipulación de fotos ya escaló hacia niveles inesperados y las imágenes falsas de Taylor Swift creadas con IA que circularon en redes sociales las últimas semanas fueron una prueba contundente de ello. Pero la cantante no es la única figura pública perjudicada, sino que el debate aterrizó ahora en Australia.
9News, el servicio nacional de noticias de Nine Network en Melbourne, manipuló una imagen de la diputada Georgie Purcell y la publicó en las redes sociales del diario. En detalle, editaron la foto para que sus pechos sean más voluptuosos y que su vestido dejara que se vea su abdomen.
Purcell, que está dentro del partido que se caracteriza por lucha por la justicia de animales, se pronunció en sus cuentas días después del hecho: “Ayer sufrí mucho. Pero que un medio de comunicación photoshopeara mi cuerpo y mi atuendo no estaba en mi cartón de bingo".
I endured a lot yesterday.
— Georgie Purcell (@georgievpurcell) January 29, 2024
But having my body and outfit photoshopped by a media outlet was not on my bingo card.
Note the enlarged boobs and outfit to be made more revealing.
Can’t imagine this happening to a male MP.
What gives? pic.twitter.com/NhnkDRMidc
Hugh Nailon, director de 9News, ofreció sus disculpas a Purcell en un comunicado oficial y explicó que esto se debió a un error gráfico. El equipo editorial había buscado una imagen de la joven política para un reportaje de la caza de patos y para ajustarla a sus dimensiones usaron la automatización de Photoshop, potenciada por IA, que creó una imagen “que no era coherente con la original”.
Daniel Dessein, presidente de la comisión de libertad de prensa de ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas), explica a RED/ACCIÓN que la IA es una herramienta cuyo uso puede ser legítimo y útil en el trabajo periodístico, pero que debe estar alineado con los preceptos de ética periodística. “En ese sentido, tiene que quedar claro para las audiencias la autoría de los contenidos y no sustituirse los procesos de chequeo por mecanismos de automatización”, reflexiona.
Sin embargo, la duda de que no haya habido ningún tipo de intervención humana fue altamente cuestionada, tanto por Purcell como por otros profesionales. De hecho, según informa The Guardian, un portavoz de Adobe ―compañía dueña de Photoshop― dijo que el uso de las funciones de inteligencia artificial generativa en su herramienta habría requerido intervención humana.
Por su parte, Dessein sugiere que la elaboración de protocolos internos dentro de los medios o en las asociaciones que los representan son guías útiles para establecer límites o usos adecuados de la inteligencia artificial en casos concretos. “La credibilidad de los periodistas se construye y se sostiene con la calidad de su trabajo. Un uso inapropiado de la inteligencia artificial puede, desde ya, afectar esa credibilidad, que se apoya en la relación tejida entre el profesional y la audiencia”, profundiza.
Sumado al debate sobre la ética periodística, se puso sobre la mesa una pregunta sobre la representación de la mujer en los medios de comunicación. Sobre esto, la diputada afirmó que esto nunca le pasaría a uno de sus colegas hombres y que, en definitiva, este hecho también representa que aún cuando una mujer está en el pico de su carrera, el cuerpo siempre será una prioridad para los medios.
“Las mujeres, además de nuestro trabajo, tenemos que lidiar con la constante objetificación y sexualización de imágenes distorsionadas y generadas con IA”, profundizó Purcell en su publicación. “Todo lo que pido es que aprendamos de esto”, concluyó.