Hace unos días te contaba que el carnaval de Gualeguaychú dio un paso importante para ser más accesible: ahora cuenta con un espacio nuevo para personas con discapacidad motriz o movilidad reducida, y además se incrementó el cupo de personas con certificado único de discapacidad (CUD) que pueden asistir a cada noche de carnaval sin costo. Además, se les permite ubicarse en distintos lugares del corsódromo y con acceso prioritario. Se trata de una iniciativa de Accesibilidad Gualeguaychú, una agrupación de seis amigos que desde hace más de tres años trabajan para que esta localidad entrerriana sea más inclusiva.
El grupo está compuesto por seis jóvenes de entre 22 y 23 años, todos amigos, estudiantes universitarios, maestros mayores de obra y egresados de la Escuela de Educación Técnica Nº2 Pbro. J.M Colombo: Francisco Peña, Nicolas Raffart, Marcos Rojas, Valentín Bernigaud, Lucas Zimmermann y Mauricio Arce.
“Esta experiencia me ha hecho ponerme en el lugar del otro y ser más humano”, me contó Arce durante una charla que tuvimos sobre el trabajo que hacen por la accesibilidad en su ciudad.
—¿Cómo nace y quiénes integran Accesiblidad Gualeguaychú?
—Surge como una iniciativa destinada a transformar nuestra ciudad hacia un futuro más accesible, principalmente para personas con discapacidad y/o movilidad reducida. Comenzó a mediados de 2020 como un trabajo práctico universitario en el que buscamos diseñar esquinas accesibles con rampas (vados peatonales) que fueran verdaderamente funcionales, ya que las existentes en algunas zonas de la ciudad carecían de un criterio y diseño adecuado a normas nacionales e internacionales. Al final del año, mientras se salía de la etapa más difícil de la pandemia, presentamos el proyecto a la municipalidad.
—¿Qué los motivó?
—Contribuir al desarrollo de nuestra ciudad. Desde nuestra perspectiva técnica, pudimos aportar soluciones e ideas que, aplicadas adecuadamente en el futuro, pueden beneficiar a miles de personas. No queríamos que nuestro trabajo práctico (el cual nos gustaba mucho) quedara simplemente archivado en nuestras computadoras o en algún archivero municipal. Ninguno de los miembros del grupo tiene familiares con discapacidad. Sin embargo, tengo un hermano con movilidad reducida, y fui criado por una persona de 82 años, lo cual me ha enseñado los desafíos que enfrenta alguien con movilidad reducida al transitar por una ciudad sin accesibilidad.
—¿Cuáles son los principales logros que destacan del trabajo en este tiempo en la ciudad?
—No son muchos aún, al menos desde mi perspectiva. Nuestro principal logro hasta ahora fue la creación de la normativa actual que regula y exige accesibilidad en la ciudad. Presentamos la Ordenanza Municipal 12.568 a principios de 2021 a través de la banca abierta, que permite a los ciudadanos presentar proyectos a la legislatura local. Fue un gran esfuerzo que contó con la participación activa de muchas personas con discapacidad para presionar su aprobación en el Concejo Deliberante. Esta normativa exige que todos los espacios de acceso público, ya sean de propiedad pública o privada (locales comerciales, edificios de propiedad horizontal, edificios públicos) deben ser accesibles. Aunque nos enorgullece empezar a ver progresos reales, como locales comerciales accesibles (tiendas de ropa, ferreterías y bares), no hay que bajar la guardia porque quedan muchas cosas por mejorar.
—¿Por ejemplo?
—Un punto crucial de la ordenanza es la asignación de presupuesto para construir obras de accesibilidad, como vados peatonales (rampas). Aunque el presupuesto anual es mínimo (0.1% del presupuesto municipal), es un avance importante. La gestión municipal 2019-2023 cumplió esto solo en 2022, asignando cinco millones de pesos. Para 2023, debían ser trece millones, pero no se realizaron las obras, y nuestro grupo junto con personas con discapacidad lo hizo saber mediante reclamos. Esperamos que la política local haya aprendido de estas experiencias.
—Más allá de medidas concretas, ¿creen que está creciendo la toma de conciencia acerca de la accesibilidad?
—Creemos que la conciencia sobre la falta de accesibilidad ha crecido, basta con observar las veredas de la ciudad para reconocer esta necesidad que afecta a todos, independientemente de tener discapacidad o no. Nuestro discurso se basa en experiencias compartidas por personas con discapacidad motriz y visual, quienes describen sentirse "presas” en sus propios domicilios debido a la falta de inclusión y garantías para su libre circulación en la ciudad. Aunque Gualeguaychú cuenta con hermosos paseos a la costa del río, su puerto turístico y el corsódromo, vivir acá resulta difícil para personas con discapacidad. Por otra parte, hemos brindado numerosas charlas en escuelas secundarias e instituciones educativas, dirigidas principalmente a jóvenes. Apostamos a que nuestra generación pueda revertir y mejorar esta situación. Por supuesto, nuestro discurso genera reacciones, algunas personas adultas pueden desconocer el tema y considerarnos exagerados, pero también hay quienes comprenden y nos dicen: "Desde que los conocí, ahora observo todo, las veredas y rampas que están todas mal, no sé cómo hace alguien en silla de ruedas para andar".
—¿Se inspiraron en el trabajo de alguna otra agrupación, organización o municipio?
—Sí y no. Aprendimos sobre la marcha y, con el tiempo, descubrimos a través de las redes sociales la increíble comunidad que representa el colectivo de la discapacidad. Nos hemos sentido muy identificados con el excelente trabajo realizado por la asociación RUMBOS, que también cuenta con profesionales del ámbito de la arquitectura, algo similar a lo que hemos comenzado aquí en Gualeguaychú.
—¿Se abocan únicamente a la accesibilidad arquitectónica?
—No, defendemos siempre la Accesibilidad universal, como la capacidad que tiene un entorno de ser utilizado por cualquier ser humano, sin importar su condición física o intelectual. Aunque no nos especializamos en otros tipos de accesibilidad, como lo suele ser la comunicacional o cognitiva, siempre difundimos acciones referidas a dichos temas.
Sin embargo, somos conscientes de que vivimos en el interior de la República Argentina, donde lamentablemente estamos reclamando lo que pedían los países de occidente en la década de los 70, es decir, accesibilidad al medio físico o accesibilidad arquitectónica. Al ser tan extrema y mala la situación, debemos empezar a demandar lo más básico, como veredas en condiciones, vados peatonales, accesos a edificios/lugares, semáforos sonoros lumínicos. No podemos venir a hablar actualmente a nuestra ciudad de aros magnéticos, de señalética comprensible, de transporte público accesible, etc. Imagínate, las baldosas podotáctiles (para personas con disminución visual o ceguera) existen desde la década del 50, se inventaron en Japón, acá en Gualeguaychú no las conocían.
—¿Qué aprendiste en este tiempo?
—En el 2021, realicé un curso de posgrado virtual sobre Accesibilidad y Diseño Universal en la Universidad Nacional de Santiago del Estero. Ahí conocí a otros profesionales del interior del país, entre ellos destaco a mi profesora, la arquitecta Graciela Rotella, una mujer tucumana experta en accesibilidad. Ella ha trabajado en otros países sobre este tema y me brindó un valioso conocimiento sobre cómo explicar y entender la accesibilidad. Pero mi formación no solo se trata de conocimientos académicos, sino que es una experiencia que me ha enseñado a ser más humano, a ponerme en el lugar del otro y, principalmente, a tomar iniciativa, todo con el propósito de hacerle la vida un poquito más fácil a alguien.
—De esa capacitación se derivaron las mejoras en el corsódromo…
—Como parte de la certificación de mi aprendizaje llevé a cabo un proyecto final que se centró en ubicaciones accesibles para personas con movilidad reducida en el Corsódromo de Gualeguaychú. Finalicé y aprobé este proyecto a finales de 2021. Era una intervención económica y relativamente de rápida implementación, aunque, dado que el corsódromo abarca cinco hectáreas, hacerlo accesible en su totalidad a corto plazo era imposible. Por lo tanto, propuse la construcción de un “circuito accesible” o “cadena de accesibilidad” para garantizar la accesibilidad arquitectónica en al menos una parte del predio.
—¿Qué implicó esto?
—Contar con un acceso adecuado, desplazamiento a través de veredas, explanadas y rampas, y uso de espacios específicos (como el sector en primera fila sobre la pasarela, la zona de la cantina y los dos nuevos sanitarios reformados), todo acompañado de la señalización correspondiente, permitiendo a las personas con movilidad reducida circular con total autonomía en esa parte del corsódromo. Afortunadamente, este año se logró en un tiempo casi récord completar la primera etapa propuesta, donde la obra fue llevada a cabo por el gobierno municipal.
—¿Qué representa que un lugar tan icónico de Gualeguaychú sea accesible?
—El Carnaval del País es el espectáculo artístico más grande al aire libre, y el corsódromo, como el primer recinto de este tipo construido en el país, se erige como el corazón de Gualeguaychú, marcando un cambio rotundo en el turismo de la ciudad en este nuevo siglo. El logro de este año 2024 no se limita solo a la construcción del sector accesible para movilidad reducida, sino también a la distribución de las personas con CUD en el recinto, abordando de manera no discriminatoria esta cuestión.