En general, siempre nos enfrentamos a tomar decisiones en nuestro día a día, cómo qué vas a elegir desayunar o qué ropa te vas a poner para ir a trabajar. Algunas de esas decisiones pesan más que otras, como por ejemplo, qué querés estudiar o si te querés mudar a otra ciudad. Estas elecciones requieren de un poco más de reflexión.
Muchas veces surge lo que se conoce como el "síndrome de parálisis por análisis". Este fenómeno psicológico genera que una persona caiga un bucle de elaborar hipótesis y la búsqueda obsesiva de información sin llegar a una resolución, según explica a ABC Ana Asensio, psicóloga, doctora en Neurociencia y fundadora de Vidas en positivo.
Suele ser un síntoma del perfeccionismo, según cuenta la terapeuta Jenny Maenpaa a la revista Self. Las personas que experimentan esto tienden a procrastinar y sobreanalizar decisiones, creyendo que deben tomar la opción perfecta o no hacer nada en absoluto.
Por más de que investigues y reflexiones todas las opciones, no es posible garantizar una solución o una respuesta correcta. Por ello, Maenpaa brinda tres consejos para hacer frente a los pensamientos y poder tomar decisiones.
1. Desglosar decisiones importantes en pequeños pasos
Cuando se trata de decisiones con mucho peso, como elegir una carrera universitaria o decidir sobre una relación, la tarea puede resultar abrumadora. Maenpaa sugiere descomponer la decisión en partes más simples y manejables. Así, en vez de decidir por una carrera o la otra, recomienda pensar en alternativas como disfrutas más escribir o resolver problemas de matemática, o también comparar las materias y las distintas carreras.
2. Consultar con un amigo
Sobrepensar todo puede llevar a perderse en los propios pensamientos. Por eso, la especialista recomienda pedir opiniones a amigos o familiares. Incluso decisiones personales, como casarse o adoptar una mascota, pueden beneficiarse de una perspectiva externa. En lugar de buscar la respuesta "correcta", pedí sus puntos de vista, permitiéndote ver la situación desde una nueva óptica. Esto también puede ayudar si las personas a quienes se consulta tienen experiencia sobre el tema.
3. Entender que no existen las decisiones "perfectas"
No todas las decisiones cotidianas tienen un gran impacto en nuestras vidas. Maenpaa destaca la importancia de no asignar una importancia exagerada a cada elección, reconociendo que la mayoría de las veces no existe una opción "equivocada".
Practicar la autocompasión y cuestionarte sobre las consecuencias reales de tus decisiones puede ayudarte a liberarte del miedo al error. "Le damos tanta importancia a las decisiones cotidianas, como si todas y cada una de ellas alteraran la trayectoria de nuestras vidas, o que elegir la opción 'incorrecta' nos convirtiera en un fracaso", dice Maenpaa.
"Lo perfecto es enemigo de lo bueno", decía Voltaire. Así, Kit Yates, escritor del libro How to Expect the Unexpected, afirma a la BBC que a veces es mejor tomar una buena decisión rápida antes que una lenta y perfecta. Por eso si te enfrentás a varias opciones que estarías contento de aceptar, es mejor tirar una moneda. Una decisión aparentemente tomada por un agente de azar externo puede ayudarte a concentrarte en tu verdadera preferencia.
Decidir es una parte inevitable de la vida. Algunas decisiones serán mejor que otras pero de todas se aprende. Es importante recordar que incluso lo que consideras la elección "equivocada" puede ofrecer valiosas lecciones, y rara vez vale la pena estresarse tanto por eso.