La sabiduría es un recurso que ayuda a afrontar desafíos importantes de la vida, como la soledad, especialmente en la vejez. Asimismo, cuando se les pide a las personas que nombren a alguien sabio, generalmente se nominan a quienes están en la segunda mitad de la vida pero, al mismo tiempo, la gran mayoría no cree que todas las personas mayores sean sabias. Esta es una de las primeras contradicciones que encontraron los autores de una reciente investigación.
Publicado en Current Opinion in Psychology, el estudio consistió en una revisión de otros estudios para sacar conclusiones más amplias. La autora principal, Judith Glück, obtuvo tres resultados clave:
- Ni envejecer ni acumular experiencias de vida son suficientes para volvernos sabios.
- Los recursos personales e interpersonales fomentan el desarrollo de la sabiduría a partir de las experiencias de vida.
- Las relaciones entre sabiduría y edad cronológica varían según las diferentes medidas de sabiduría que se toman en los estudios.
Ahora bien, ¿qué se entiende por sabiduría? Hasta hace pocos años ―explica el paper― las definiciones y métodos de medición eran diversos, pero el campo de estudio se ha ido sistematizando. Actualmente, las diferentes percepciones se nuclean en que el pensamiento sabio se caracteriza por la conciencia de la incertidumbre, la imprevisibilidad y las limitaciones del propio conocimiento, así como la existencia y legitimidad de diferentes perspectivas, moldeadas por diferencias en valores y contextos de vida.
En esa línea, según una teoría llamada Teoría del equilibrio de la sabiduría de Sternberg, las soluciones inteligentes a los problemas equilibran intereses divergentes intradividuales, interindividuales y extraindividuales, con resultados a corto y largo plazo hacia el objetivo general de maximizar un bien común.
En resumen, concluyó Glück, la relación entre sabiduría y edad es compleja porque la primera es una construcción y puede desarrollarse con la edad, ya que se basa en la experiencia de vida acumulada. Pero, del mismo modo, con el paso de tiempo también puede disminuir, ya que también bajan algunos de sus componentes clave: la capacidad de comprender problemas complejos y de regular las emociones en situaciones estresantes.
Con todo, “la mayoría de las investigaciones sobre sabiduría han reclutado muestras occidentales. Es importante destacar que existe un creciente conjunto de trabajos que exploran la sabiduría en contextos no occidentales. Los factores culturales, sociales, religiosos y socioeconómicos dan forma a las concepciones de la sabiduría, siendo algunos aspectos universales, como la preocupación por los demás, y otros más específicos culturalmente”, advierte un artículo en PsyPost sobre el estudio.