Cerca del 59 % de los argentinos somos malos dormidores, según datos de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño (AMSUE) de 2020 y 2021. En todo el mundo la situación es bastante similar: revisiones recientes indican que el 40 % de la población global no tiene suficiente descanso. Pero de todas formas, las tareas laborales, domésticas y académicas no se detienen.
Para esas ocasiones en las que hay que cumplir con actividades a pesar del sueño deficiente, el hallazgo de un estudio publicado en Physiology & Behavior y dirigido por la Universidad de Portsmouth (Estados Unidos) puede ser de ayuda. Los investigadores encontraron que el rendimiento cognitivo mejora luego de una serie de 20 minutos ejercicio de intensidad moderada, independientemente del estado de sueño o los niveles de oxígeno de la persona.
Para obtener estos resultados, se realizaron dos experimentos, cada uno con 12 participantes. El primero analizó el impacto de la privación parcial del sueño en el rendimiento cognitivo, por lo que se tomó como muestra a individuos que solo dormían cinco horas por noche. Durante tres jornadas, cada mañana se les asignaban siete tareas para realizar en reposo y luego mientras andaban en bicicleta. Independientemente del estado del sueño, el ejercicio de intensidad moderada (bicicleta fija en ambos experimentos) mejoró el rendimiento.
El segundo experimento examinó el impacto de la privación total del sueño y la hipoxia. Allí, los participantes pasaron una noche entera sin dormir y luego fueron colocados en un ambiente hipóxico (bajos niveles de oxígeno) en laboratorios de la universidad. “Nuestros hallazgos sugieren que incluso cuando el ejercicio se realiza en un ambiente con bajos niveles de oxígeno, los participantes aún podían realizar tareas cognitivas mejor que en reposo en las mismas condiciones”, explicó en un comunicado el coautor principal Thomas Williams.
El vínculo entre movimiento y estimulación cerebral ya está bien establecido, pero este estudio brinda a los investigadores algunas pruebas adicionales útiles, describe un artículo en Science Alert. Por ejemplo, agrega, se cree que una de las razones por las que el ejercicio mejora la capacidad de hacer tareas mentales es porque proporciona al cerebro más oxígeno adicional, pero en este caso se produjeron mejoras incluso en entornos con poco oxígeno.
En caso de confirmarse con investigaciones más amplias, el descubrimiento ayudaría a cualquier persona que experimente problemas de sueño o niveles bajos de oxígeno, incluidos deportistas, padres y madres de niños pequeños y trabajadores de turnos nocturnos. De todas formas, los resultados son orientativos, pero no generalizables porque los investigadores probaron su hipótesis con un reducido número de personas jóvenes y sanas.
"Los hallazgos amplían significativamente lo que sabemos sobre la relación entre el ejercicio y estos factores estresantes, y ayudan a reforzar el mensaje de que el movimiento es una medicina para el cuerpo y el cerebro", concluyó Joseph Costello, otro de los autores.