El período de oro de la Grecia Clásica estuvo caracterizado por grandes figuras masculinas: Sócrates, Eurípides, Aristóteles, entre muchos otros. Si bien la historia no les brinda el protagonismo necesario, también había mujeres líderes en esa época. Una de ellas se destacó por su influencia entre estos líderes y pensadores que marcaron el período: Aspasia de Mileto.
Nació en la antigua ciudad de Mileto, región que hoy se ubica en la provincia de Aydin, en Turquía. Nació en una familia muy adinerada y a sus veinte años viajó en barco hasta Atenas con su hermana y su cuñado, Alcibíades el Viejo. Cómo estos hechos sucedieron hace más de 2 mil años, no hay un registro exacto del período pero sí se estima que fue alrededor de 450 a.C, según National Geographic
En aquel entonces, Atenas atravesaba por su período de mayor esplendor. El denominado el “Siglo de Oro” se caracterizó por el gobierno de Pericles, un reconocido político de la época, que llevó a cabo diversas obras públicas, mejoró la calidad de vida de los ciudadanos y promovió la cultura.
Según cuenta la historia, Aspasia era lo que se conocía en aquel momento como una hetera: un grupo separado de mujeres de las madres de ciudadanos atenienses. Ellas eran de origen extranjero y sus ocupaciones y formación no entraban en los cánones femeninos tradicionales ya que, entre otras cosas, tenían relaciones sexuales con los hombres (casados o no).
De hecho, un artículo de la Universidad Nacional de Cuyo expresa que estas cortesanas participaban de una vida cultural y de unos conocimientos que generalmente les estaban vedados a las mujeres “respetables”. El mismo Pericles las reconocía como dirigentes y con un posible rol político, lo que las hacía participar del poder en la polis griega.
Así, al llegar a Atenas, Aspasia deslumbró con su encanto. Pero su atractivo iría más allá de sus ojos o sus cabellos rubios, y sorprendería por su inteligencia. En su ciudad natal, la joven había recibido una educación muy completa - algo completamente anormal para la época - y la puso en práctica en la gran polis. Con su sabiduría y su libertad como hetera, comenzó a relacionarse con los hombres más ilustres y poderosos del momento (deleitándonos a todos).
Pero hubo uno, en particular, que quedó profundamente encantado. Y no cualquiera, sino que el hombre con más relevancia en aquel entonces: Pericles. Aunque le doblaba la edad y tenía dos hijos de un matrimonio anterior, el político se quedó “prendado de su belleza y de su extraordinaria habilidad retórica”.
Sin embargo, esta relación no fue bien recibida por el pueblo ateniense. Aspasia tuvo que lidiar y hacer frente a numerosos ataques, críticas y burlas por parte del pueblo local. Algunos, incluso, la hicieron responsable de ciertas guerras y un poeta de la época la acusó de impiedad y de conducir a la prostitución a mujeres libres que tenían citas con Pericles.
Pero Aspasia ya era parte de la vida del político y su amor hizo que esta la defendiera con uñas y dientes ante cualquier acusación pública. De hecho, juntos tuvieron un hijo que, según las leyes, no podía ser concedido la ciudadanía porque no tenía madre y padre ateniense.
Además de los escándalos sociales, esta unión sirvió para que ella de su primer paso para convertirse en una mujer destacada. De acuerdo con este artículo de National Geographic, gracias a sus amplios conocimientos, la joven le enseñó retórica a Pericles y fue tal su influencia que incluso se dice que le ayudaba a elaborar sus discursos. En consecuencia, algunos autores y pensadores como Platón le atribuyen la redacción de la célebre Oración Fúnebre, cuyo final estaba dedicado a las mujeres de los caídos.
La creación de este último discurso fue históricamente atribuido a Tucídides, historiador ateniense. No obstante, según José Solana Dueso, experto en Grecia Clásica, concluye que después de hacer una revisión exhaustiva de las fuentes históricas indirectas de la época de todos los personajes, que efectivamente fue ella y no el historiador, quien reprodujo el texto que ha llegado hasta nuestros días y que resulta ser una gran muestra de cómo era la vida en Atenas en aquel tiempo.
Sin embargo, además de educar al gran estadista, también fue maestra de Sócrates, el filósofo más importante de la historia. El pensador la consideraba una eminencia de la retórica y acudía frecuentemente, a veces solo otras veces con amigos, a sus clases para debatir y aprender sobre el tema.
"Tengo por maestra a una mujer muy experta en la retórica, que precisamente ha formado a muchos otros excelentes oradores y a uno en particular, que sobresale entre los de Grecia, Pericles, hijo de Jantipo". De acuerdo con El Confidencial, estas palabras, atribuidas a Sócrates por Platón, otro de sus discípulos, eran las que salieron de la boca del padre de la filosofía occidental cuando fue preguntado por Aspasia.
Su carrera como educadora continuó más allá de los hombres: creó una escuela en Atenas para formar a otras mujeres. Muchos de los maridos que les permitían a sus esposas a ir allí consideraba que estas clases estarían enfocadas en las artes y la cultura pero, obviamente, estas exploraban el terreno político y filosófico. Hoy, Solana Dueso considera que quizás aquellas aulas formaban “heteras” o, mejor dicho, “mujeres libres”.
“Qué gran arte o poder de encanto tenía esta mujer, que le permitió cautivar como lo hizo a los más grandes estadistas y le brindó a los filósofos la oportunidad de hablar tanto de ella en términos tan exaltados", escribió Plutarco, filósofo griego, en "Vidas Paralelas", la colección biográfica que escribió a finales del siglo I y principios del II, de acuerdo con la BBC.
Pericles murió en el año 429 a.C a causa de una peste que invadió la capital griega. Aspasia no quedó en soledad por mucho tiempo y, ese mismo año se unió a otro político llamado Liscles, quién murió un año más tarde. Lo último que se sabe de la intelectual es que se fue al campo en donde dio lecciones a otras mujeres con el fin de transmitirles sus conocimientos.
Murió aproximadamente a sus setenta años de edad en el año 400 a.C, una edad muy avanzada para la época. Dueña de su inteligencia y su belleza, en un mundo donde la mujer no era respetada, Aspasia logró conquistar la mentes de los pensadores más grandiosos e incluso, aunque muchos no lo sepa, protagonizar una de las escenas filosófica occidental más importante de la historia.