Los recursos fitogenéticos, es decir la diversidad genética de plantas que se conserva y utiliza para beneficio humano, son fundamentales para la alimentación y el cuidado de nuestro planeta. Con esa premisa, un informe señaló cuatro tendencias globales que modifican el uso que hacemos de las semillas: cambios en el concepto de seguridad alimentaria, cambios en las variedades que se cultivan, la interdependencia entre países y los cultivos de moda.
Y el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos cumple un rol clave para garantizar la salvaguarda y accesibilidad de estos recursos como parte de soluciones innovadores y sostenibles.
En la reciente reunión del Órgano Rector del tratado se hizo hincapié en el papel de las semillas para afrontar desafíos como la pérdida de biodiversidad y el cambio climático y la necesidad de disponer de una mayor variedad de cultivos en la "cesta mundial de alimentos".
Qu Dongyu, el director general de las Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), afirmó: "La diversidad fitogenética permite llevar a cabo una labor de investigación e innovación agrícolas para fomentar la resiliencia, mejorar la seguridad alimentaria y apoyar los medios de vida de las comunidades rurales, incluidas las mujeres y los jóvenes".
El Órgano Rector del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura se reunió entre el 20 al 24 de noviembre (asistieron más de 600 delegados de todo el mundo). Este año reconoció la labor de agricultores, fitomejoradores, investigadores agrícolas y conservadores de bancos de semillas, bajo el lema: "Desde semillas hasta soluciones innovadoras, para salvaguardar nuestro futuro".
El Tratado, aprobado en 2001, incluye una lista de 64 cultivos clave que componen la "canasta mundial de alimentos". Asimismo, sobre la base del informe The plants that feed the world (Las plantas que alimentan al mundo), se consideró en un acto paralelo si es necesario actualizar esta lista a fin de incluir un mayor número de cultivos.
Cambio de tendencias
En esa línea, el estudio determinó cuatro tendencias que están configurando la forma en que las plantas nos alimentan y demuestra por qué los recursos fitogenéticos son importantes para una producción, una nutrición, un ambiente y medios de vida mejores:
- El concepto de seguridad alimentaria se amplió. Hace más de 20 años, cuando se redactó por primera vez el Tratado Internacional, se hacía énfasis sobre todo en las calorías necesarias para proporcionar una dieta básica y erradicar el hambre. Ahora comprendemos cada vez mejor que también hay que centrarse en la nutrición, profundizando tanto en los micronutrientes como en los macronutrientes.
- Las plantas del pasado no son necesariamente las plantas del futuro. Además de comer más hortalizas, frutas, frutos secos y semillas porque nos preocupa la nutrición, hay una tendencia a consumir más proteínas de origen vegetal, como las legumbres. También están en auge cereales menos conocidos y nutritivos, como el mijo y el sorgo, o alternativas similares a los cereales pero igualmente sin gluten, como la quinua y el amaranto.
- Los países son cada vez más interdependientes en materia de variedades de cultivos. Ciertas variedades de cultivos ya no crecen bien en lugares donde antes prosperaban. Estos cambios en los patrones climáticos significan que los países tendrán más necesidad de obtener variedades vegetales de otras partes del mundo para continuar o mejorar su producción.
- Los gustos y las modas también están cambiando la demanda de cultivos. La evolución de los gustos y las tendencias estimula además la demanda de nuevas variedades de cultivos por parte de los agricultores, que buscan mejorar sus medios de vida, ya sea cultivando quinua o guandúes.