Una investigación, llamada "The pet effect" (el efecto mascota), descubrió que los adultos mayores de 50 años que tenían mascota desde hace más de cinco años obtenían resultados mucho mejores en tests cognitivos que los que no tenían.
El Dr. Bradley Smith, director del estudio, es profesor titular de psicología en la Central Queensland University (Australia) en la Facultad de Salud y Ciencias Médicas y Aplicadas. Combina su formación en psicología comparada y etología (la rama de la biología y de la psicología experimental que estudia el comportamiento de los animales en sus medios naturales) con un enfoque en la intersección entre los seres humanos y los animales no humanos.
El experimento
El estudio se basó en una encuesta representativa en Estados Unidos realizada entre 2010 y 2016, en la que (entre otras preguntas) se interrogó a más de 20.000 adultos mayores de 50 años si tenían alguna mascota.
Partiendo de estos resultados, los investigadores condujeron pruebas cognitivas con puntuación durante seis años. Apareció una relación curiosa: quienes habían marcado que sí tenían mascotas mostraban puntajes con una gran diferencia.
El hallazgo
El efecto sólo era evidente en los participantes mayores de 65 años, que suele ser cuando empiezan a manifestarse los síntomas de la demencia. En las personas de esta edad, la memoria a corto y largo plazo para las palabras parece ser mucho mejor en quienes tuvieron una mascota durante más de cinco años.
¿Qué tan certero es?
A nivel científico, debemos tener en cuenta que una relación causa-consecuencia no se establece tan fácilmente. Lo importante en este punto es que se trata de una asociación; existe la posibilidad, por ejemplo, de que las personas con mejor capacidad cognitiva simplemente sean más propensas a tener mascotas.
Otra posible explicación es que tener un perro puede asociarse con más ejercicio y movimiento diario al sacarlo a pasear. Esta teoría es bastante probable, ya que el ejercicio cotidiano está estrechamente relacionado con la salud cerebral y la longevidad.
También es importante el hecho de que los animales aportan nuevas bacterias a la circulación doméstica, lo que podría mejorar nuestra salud intestinal (que, según otros hallazgos científicos, se conecta mucho con nuestro cerebro). Por último, no se puede descartar que las mascotas simplemente nos hagan más felices y alivien los sentimientos de estrés y soledad, siendo esto lo que resulta en un mejor desempeño cognitivo.
En conclusión, ¿puede ayudarnos en la vejez tener una mascota?
Aunque desconozcamos con exactitud cuál es su causa, la asociación entre mascotas y salud cognitiva existe, y se suma a los buenos resultados en estado de ánimo, estado físico y salud intestinal. Incluso puede que todos estos descubrimientos estén conectados, ya que los factores de riesgo más comunes de la demencia son la inactividad física, el aislamiento, las enfermedades cardiovasculares, la depresión/ansiedad y el estrés crónico.
En cualquier caso, los beneficios de tener una mascota impactan en muchísimos aspectos de la vida que cobran relevancia cuanto más grandes somos.
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