Todos los 1° de noviembre se de celebra el Día Mundial de la Ecología y de los Ecólogos para reconocer esta disciplina científica y, a su vez, concientizar a la humanidad sobre la importancia de cuidar el ambiente y preservar la naturaleza que nos rodea.
El objetivo de esta rama de la ciencia es estudiar las relaciones entre los seres vivos y el medio en el que viven (el planeta Tierra). Y es de vital importancia porque nos ayuda a encontrar mejores prácticas que disminuyan el impacto humano en el ambiente y contribuir a los objetivos firmados en el Acuerdo de París por parte de los países adherentes.
Más allá de la mitigación y adaptación al cambio climático que demandamos a los Gobiernos y a los grandes contaminantes del planeta, ¿qué prácticas cotidianas e individuales podemos realizar para contribuir a la armonía con nuestro entorno?
Un hábito fácil de recordar es la aplicación del método de las tres R: reducir, reutilizar, reciclar, una regla que promueve un estilo de consumo más responsable y que ayudan a reducir la huella de carbono individual.
La idea fue presentada en 2004 en la cumbre del G8 por el primer ministro de Japón, Koizumi Junichiro, y luego fue popularizada en todo el mundo. ¿En qué consiste?
- Reducir: el objetivo es minimizar el consumo para que, con pequeños cambios, generar grandes impactos. Por ejemplo, apagar las luces del hogar que no se usen, desenchufar equipos electrónicos en desuso, elegir alimentos sin plástico, llevar bolsa de tela al supermercado, cerrar la canilla al cepillarse los dientes, darse duchas cortas, usar más la bicicleta que el auto y reducir el consumo de alimentos derivados de animales.
- Reutilizar: propone el uso inteligente de los objetos que ya se tienen y pueden utilizarse de otra manera. Por ejemplo, reutilizar envases de vidrio en macetas, frascos de vidrio en vasos o usar ropa de ferias reutilizada.
- Reciclar: es la más aplicable a muchos objetos que usamos a diario. En este punto, lo más importante y accesible a la responsabilidad individual es dividir plásticos, cartones, papeles y latas de aluminio para llevarlos a alguna estación de reciclaje. Luego, usar los materiales biodegradables en un compost.