Sheila Berta, Martina López y Carina Birarda son sólo tres ejemplos de mujeres que se dedican a la ciberseguridad, un ámbito predominantemente ocupado por varones aunque ellas advierten que no siempre fue así: de las primeras seis personas egresadas de la carrera Computador Científico cuatro fueron mujeres.
Sin embargo, con el surgimiento de las grandes empresas y la incorporación de la computación a la Ingeniería, la informática se volvió un dominio mayoritariamente masculino. Al menos esa es una de las posibles explicaciones. Pero las mujeres no se resignaron y se hicieron un lugar en el campo de la computación, incluso en el área tan específica de la ciberseguridad.
Sheila Berta es, sino un paradigma, por lo menos un ejemplo de una generación que no tuvo prejuicios en meter las manos en los “fierros”.
“A los 12 años empecé a programar en tecnologías web -cuenta Sheila a Télam-Confiar-, me cuestionaba si aquellos sitios web que creaba se podían ‘romper’ de alguna forma. Me adentré en el mundillo del ‘Web Hacking’, investigando siempre por mi propia cuenta, lo que me llevó a descubrir el fascinante universo de la ciberseguridad y sus diversas áreas. Siempre quise entender cómo funcionan las cosas y cómo se podrían romper, para luego poder mejorarlas”.
Hoy en día existe lo que se llama “hacker ético” (ethical hacking), que es un hacker contratado por una empresa para que explore las vulnerabilidades y las ataque y luego haga recomendaciones para mejorar la seguridad.
Sheila es una asidua concurrente a los distintos eventos de ciberseguridad de Argentina (como Ekoparty) o del mundo (Black Hat Briefing).
Actualmente, a los 27 años, está a cargo de un importante proyecto en el exterior: “Estoy muy feliz de trabajar en Suiza para una importante compañía que se dedica a la innovación en ciberseguridad, y considero que es el fruto de muchos años de esfuerzo y pasión por esta profesión".
"En cuanto a las diferencias con mis colegas de origen suizo, no he tenido ninguna situación de sexismo; me siento cómoda y respetada en la empresa”, completa.
Pero no siempre fue así. Cuando le preguntamos si tuvo algún problema por ser mujer en un ambiente predominantemente masculino, Sheila respondió: “Si, bastantes, de diverso nivel de gravedad. Especialmente al ganar una alta visibilidad tras brindar numerosas conferencias y participar en proyectos con cierto grado de reconocimiento público. Sin embargo, por cada situación difícil que me tocó pasar, también hubo una enorme parte de la comunidad brindándome su apoyo y eso me ayudó a seguir adelante. Estoy muy agradecida por todo ese respaldo, ya que de lo contrario hubiera sido muy difícil continuar en esta profesión.”
Martina López es Investigadora de Seguridad Informática de ESET Latinoamérica. En su rol se ocupa del armado, divulgación y presentación de materiales relacionados a la concientización e investigación de seguridad informática, tanto técnicos como informativos.
“Lo que me despertó la curiosidad por la ciberseguridad como rama de IT fue el querer comprender las fallas de la tecnología que, a priori, parece perfecta: Desde vulnerabilidades complejas a nivel técnico, pasando por los ataques de ingeniería social más sencillos, hasta los archivos maliciosos”, cuenta Martina.
Y sigue: “Un día participé como asistente en la conferencia NotPinkCon, dedicada a las mujeres en ciberseguridad, que me llevó a ver referentes de carne y hueso en el campo que me atraía. Este punto fue muy importante para mí ya que, por más que no haya pasado por situaciones de discriminación activa, el no tener visibilidad de la existencia de estas referentes condicionaba mis creencias sin que yo me diera cuenta”.
NotPinkCon es una conferencia de seguridad informática que comenzó a realizarse en 2018, cuyas charlas son impartidas por mujeres. Su objetivo principal es incentivar a más mujeres a participar como oradoras en eventos de seguridad informática. “Creemos que todas tienen investigaciones interesantes para contar y queremos romper las barreras que les impidan hacerlo” dicen en su sitio web.
Si bien Martina no sufrió agresiones directas por motivo de género, sí participó en episodios de “mansplaining”: “En reuniones con externos o conferencias con otros colegas, por asumir que me dedico a sectores más ‘de mujer’ (como, por ejemplo, ventas) me han querido explicar conceptos básicos de la materia que cualquier experto sabe.”
Hay una parte de la industria de la tecnología informática especializada en ciberseguridad que no es sólo fierros y software. Hay resoluciones de distintos organismos, hay normas y procedimientos que las empresas deben seguir para asegurar sus datos y hay estándares que las compañías tienen que cumplimentar para ser homologadas, entre otros aspectos. Todo esto se conoce como “compliance” (una traducción aproximada sería ‘cumplimiento’) y también hay mujeres en ese campo.
Carina Birarda es Consultora en Ciberseguridad y Continuidad de Negocios, investigadora y oradora habitual en diversos eventos: “Comencé en sistemas y telecomunicaciones, de ahí empecé a conocer los parámetros de seguridad para las conexiones, me intrigó mucho y comencé a interiorizarme más al respecto, luego tomé capacitaciones sobre seguridad de la información y comencé a realizar consultorías allá por el 2006.”
Carina tuvo la suerte de no ser maltratada personalmente, pero participó en episodios: “He presenciado maltratos hacia colegas y en ese momento lo he marcado, hablado y tratado de que no se vuelva a repetir”.
Las tres coinciden que el movimiento feminista, especialmente en estos últimos cinco años, contribuyó a limar asperezas.
Para Sheila, “ha contribuido a generar conciencia en toda la sociedad; esto ayuda a dejar de naturalizar los comportamientos sexistas, acosos y demás; y en cambio tomar acciones para prevenir y mejorar las situaciones en todos los ámbitos”.
Carina, por su parte, es más general. Para ella, “cualquier movimiento, acción, instrumento, política pública que colabore a visibilizar el trabajo de las mujeres es correcto, lo veo como una herramienta más, no en todos los países y sociedades se viven las mismas realidades con este tema, todo lo que ayude siempre será bienvenido”.
Martina ofrece una visión más amplia: “El planteo de los últimos 15 años en el que las mujeres comienzan a ocupar lugares en los cuales se vieron históricamente relegadas es multifacético: Desde roles en la construcción familiar, pasando por juguetes elegidos en infancias, hasta campos de desarrollo laboral o académico".
"Pero existe también un factor adicional: El de la reivindicación. El mundo de la informática es un ambiente dominado por el género masculino, pero que no siempre fue así: La primera persona considerada ‘programador’ de computadoras fue Ada Lovelace, una mujer. Fue un ambiente femenino,hasta que se dejó de ver como una cuestión administrativa (como quien atiende un teléfono) y pasó a hacer una fuente de progreso y ganancias”, concluye.
(Télam-Confiar. Por Ricardo Goldberger, de la Red Argentina de Periodismo Científico).-