Para la inteligencia artificial (Bard, de Google) "la felicidad es la experiencia de bienestar y satisfacción con la vida". Pero ¿existe un momento en la vida en el que las personas experimentan un momento de mayor felicidad?
Según un estudio de la Universidad de Harvard somos más felices a partir de los 60 años. Sin embargo, para los investigadores "todo el mundo puede dar giros positivos en su vida" para ser feliz. La clave de un estado de plenitud en la vida es tener una buena calidad de relaciones con el entorno, es decir, tener vínculos sanos con la familia, los amigos, compañeros, conocidos y las parejas.
Para elaborar el estudio, los investigadores de la prestigiosa universidad tomaron los datos de dos generaciones de individuos de las mismas familias de los Estados Unidos y luego realizaron miles de entrevistas y estudios físicos y mentales para determinar el estado de salud de las personas más y menos felices.
Asimismo, los investigadores remarcaron que el entorno, infancia o lugar en el que crecen las personas no determina el "destino", ya que lo importante es "vivir rodeado de relaciones cariñosas" para proteger el cuerpo y la mente del dolor que produce la soledad.
Asimismo, la sensación de soledad puede ser perjudicial para la salud y por ende, para contemplar un estado de felicidad, ya que puede traer consigo enfermedades de la vejez de manera temprana como los problemas cardiovasculares, la diabetes y enfermedades en las articulaciones. La soledad, además promueve la ansiedad y la depresión, que aumentaron durante la pandemia.
Los investigadores aseguran que esta sensación de soledad que afecta a muchas personas comenzó a gestarse en los años 50 con la llegada de la televisión que produjo un cambio en las relaciones y la forma de vincularse de las personas y luego aumentó con la llegada de nuevos dispositivos.
Pero entonces, ¿por qué las personas son más felices después de los 60 años?
Según el estudio, al percibir la muerte más cerca, los humanos cambian su percepción para vivir sus días de manera más feliz casi naturalmente. Es decir, a esa edad la personas se quitan las obligaciones de encima, dejan de lado los vínculos que no les hacen bien, dejan de ir a lugares que no les gustan y priorizan su bienestar. Además, a partir de los 60 años y con estas premisas, el cerebro comienza a prestar más atención en las cosas positivas que en las negativas.
Más allá de la edad, los psicólogos y psiquiatras de Harvard confirman que "no existe la vida perfecta" y que "el dinero no aumenta la felicidad", sino que la clave es cosechar vínculos duraderos y que contribuyan al bienestar individual.