Viajar ha sido durante mucho tiempo un medio de escape, aventura y relajación, brindándonos perspectivas valiosas y únicas. También puede ayudarnos a salvar el mundo.
Ante los actuales desafíos ambientales sin precedentes, la forma en que exploramos y experimentamos los viajes debe evolucionar. En los últimos años, a medida que los viajeros se han interesado más en reducir su impacto negativo en el medio ambiente, han surgido dos tendencias de viajes importantes: el turismo basado en la naturaleza y los viajes regenerativos. Curiosamente, a medida que los visitantes establecen una conexión más profunda con su entorno a través de estas modalidades turísticas, se sienten aún más inspirados para apoyar los esfuerzos de conservación y las prácticas responsables.
El turismo basado en la naturaleza permite a los viajeros experimentar la belleza pura y cruda de los destinos. Al comprender la fragilidad de los ecosistemas, surge un enfoque en la sostenibilidad, la conservación y la gestión responsable. Esto resulta en que los visitantes tomen decisiones de viaje más conscientes, opten por alojamientos respetuosos con el medio ambiente, seleccionen hoteles que se esfuercen por obtener certificaciones ecológicas para proteger el medio ambiente y participen en actividades que apoyen la conservación.
El turismo basado en la naturaleza abarca un amplio espectro de subcategorías como observación de vida silvestre, turismo de aventura, turismo comunitario y la observación de estrellas, por nombrar solo algunas. Todos atraen una amplia gama de segmentos de demanda y este interés sigue creciendo. De hecho, según un análisis de la ONU, para 2050, se espera que alrededor del 70% de la población viva en ciudades, lo que subraya la necesidad de mantener una conexión con la naturaleza y buscar experiencias basadas en la naturaleza.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha descubierto que, por cada dólar gastado en restauración de la naturaleza, se obtienen la asombrosa cifra de 9 dólares en beneficios económicos. Para los inversores, esta es una oportunidad de oro para generar un impacto exponencial alineando sus carteras con prácticas turísticas genuinamente responsables, con el fin de obtener rentabilidad y contribuir al impacto ambiental positivo.
Como mayor fuente potencial de inversión en medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, con la capacidad de efectuar cambios positivos en cadenas de valor enteras, el sector privado tiene un papel crucial en estos esfuerzos, tal como lo reconoce el Marco Mundial de Biodiversidad. El llamamiento combina rentabilidad financiera y el deseo de ayudar a combatir la crisis climática, creando así una tesis de inversión circular.
Asimismo, los viajes regenerativos están impulsados por viajeros que dan prioridad a la autenticidad y buscan prácticas ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) genuinas. Estos viajeros, que tienden a tener una alta conciencia medio ambiental, son más propensos a reconocer iniciativas ASG significativas y rechazar los intentos superficiales de ecoblanqueo (greenwashing). Este enfoque sienta las bases para comprender la importancia del método de vida regenerativo, que involucra activamente a los viajeros en la revitalización del medio ambiente y las comunidades. Enfatiza la restauración de ecosistemas a través de actividades como la reforestación y la restauración del hábitat, entre otros, invitando a los viajeros a participar activamente en estos esfuerzos de conservación.
Para los inversionistas, esto va más allá de dar simples pasos hacia mejores prácticas, como retirar las pajitas de los restaurantes, eliminar los plásticos de un solo uso de los baños o fomentar la reutilización de toallas. Se trata de pedirles que analicen en detalle las necesidades de un destino o comunidad y se conviertan en parte de la solución, creando así un impacto en el desarrollo a través de un efecto circular.
Por ello, el compromiso entre inversionistas y la comunidad es clave para desarrollar resiliencia. El método de vida regenerativo se vuelve aún más poderoso cuando los viajeros comprenden su papel a la hora de contribuir a una economía circular adoptando el uso eficiente de los recursos, la reducción de residuos y el apoyo a productos diseñados para el reciclaje y la reutilización.
En América Latina, Costa Rica es un ejemplo a seguir para el turismo basado en la naturaleza y los viajes regenerativos con más del 25% de su territorio protegido, así como el 30% de sus ríos, lagos y mares. Al beneficiarse de un próspero sector de turismo sostenible, el país ofrece un terreno propicio para proyectos de desarrollo de alto impacto. Su extensa red de parques nacionales y su compromiso con la conservación y la participación comunitaria lo han convertido en un líder mundial en ecoturismo, con más de 400 empresas con certificaciones de turismo sostenible, lo que brinda oportunidades atractivas para inversores impulsados por el impacto.
Las oportunidades abundan en aquel país para apoyar proyectos con alta sensibilidad ambiental y colaborar estrechamente con la comunidad local para crear empleos directos e indirectos de calidad y generar prosperidad económica a largo plazo. Esto ha creado un entorno ideal para la inversión nacional e internacional que busca una agenda de inversión de impacto para encontrar oportunidades atractivas.
Además, el compromiso de Costa Rica con el turismo de naturaleza ha salvaguardado su biodiversidad e impulsado la actividad económica de las comunidades locales. La Zona Azul de Nicoya, destacada en el documental de Netflix “Vivir 100 años: secretos de las zonas azules”, muestra la longevidad de los residentes, un testimonio del impacto positivo del turismo sostenible en el bienestar de la comunidad desde hace décadas. Los inversionistas e instituciones financieras deseosos de apoyar emprendimientos que equilibren las ganancias y los beneficios sociales pueden encontrar amplias oportunidades en el panorama de turismo sostenible en Costa Rica, donde el crecimiento financiero se alinea con el bienestar ambiental y social.
Este mandato de impacto en el desarrollo se alinea bien con los principios y la misión central de BID Invest, lo que resulta en apoyo no solo a través de recursos financieros, sino también a través de la introducción de soluciones financieras innovadoras y la prestación de servicios de asesoría. Esto último es clave, ya que a menudo se requiere asistencia técnica para brindar orientación sobre la implementación de soluciones personalizadas para otorgar recursos que puedan magnificar ciertas iniciativas y hacerlas más ejemplares e impactantes.
Además, mediante el uso eficaz de financiamiento mixto, se pueden proporcionar incentivos financieros sujetos al logro de ciertos indicadores de desempeño de sostenibilidad. De hecho, están surgiendo tendencias potentes en torno a la integración de la cadena de valor local, especialmente involucrando a las pequeñas y medianas empresas. Al fin, esto tiene un efecto multiplicador.
El turismo basado en la naturaleza y los viajes regenerativos van más allá de ser palabras de moda. Sin embargo, es necesario que haya una evolución de los modelos tradicionales de conservación filantrópica para desarrollar nuevas propuestas de valor que moneticen activamente la sostenibilidad. En última instancia, el desarrollo de este tipo de plataformas creará la escala necesaria para obtener una rentabilidad a largo plazo.
El camino es arduo, pero vale la pena afrontar este desafío. Es donde se unen los intereses comunes de todas las partes interesadas: un deseo genuino de perseguir principios de sostenibilidad significativos en el contexto de proyectos turísticos rentables.